sábado, 15 de octubre de 2011

AGOSTO 2008





3 Agosto 2008



En Medjugorje.



Jesús:

Yo soy la luz infinita.

¡Cuánto os amo!

¡Qué necesidad tengo de vuestro amor!

Suspiro en espera de vuestra entrega.

Este lugar donde estáis es santo, porque habitamos físicamente, Mi Madre, Mi Espíritu y Yo, junto con todos los ángeles.

Es tierra sagrada la que pisáis, es aire purificado y santo el que hago llegar a vosotros.

Estoy en vuestro aire para que me hagáis vuestro.

No sólo Me hago pan, Me hago luz, Me hago aire, Me hago naturaleza, Me hago música para que sea más fácil, aquí en Medjugorje, encontrarme en cualquier momento.

Mi Madre, Esther, es toda la dulzura creada.

La pureza inmaculada de un corazón.

Descansa también, desde ahora en Ella.

Ella me lleva siempre en Su corazón y Yo también la llevo soldada, con el fuego divino, en Mi corazón amoroso.

Abre tu corazón a Mi Madre.

Ella te está esperando desde hace tiempo.

Hoy te quiere recibir en Su propia casa.

Llama, entra y recibirás el abrazo de tu Madre.

Yo te la dono en totalidad.

Es Madre de todos, pero vosotros sois hijos únicos para Ella.

No tiene ojos para multitudes, tiene sus ojos fijos en cada uno de sus hijos, como si de hijo único se tratara.

Escucha a Mi Madre.

Escucha Sus mensajes como el que Me dio a Mí en las bodas de Caná de Galilea.

Ella intercedió por los novios apurados de alegría y ahora intercede por todos vosotros ante Mí.

Si obedecéis Sus mensajes, habrá vino en abundancia para vuestras vidas.

Un vino que soy Yo, que no se agota, que produce alegría, algazara y júbilo y que llega hasta la vida eterna.

Escuchad a Mi Madre como Yo la escuché.

Obedeced a Mi Madre como Yo la obedecí por amor.

Sólo entonces cambiará la celebración de las bodas, de tristeza y vergüenza, en canto de júbilo y alabanza eternas.

AMEN.



6 Agosto 2008



12,05 p.m.



Jesús:

Te amo y soy tu luz.

Lo que Yo te digo son Mis secretos.

Gózalos.

Sé prudente para que no desvirtúen con su interpretación, las palabras que salen de Mi boca y de Mi corazón.

Guarda, por ahora, todo esto en lo más profundo de tu corazón donde Yo habito.

No te apremie nadie.

No tengas prisa.

Yo no siento prisa porque Mi plan se va desarrollando lentamente.

La prisa es un enemigo para los planes de Dios que transcurren como una brisa suave en el mundo.

Yo lo dispongo todo, Esther, con una luz y una sabiduría infinitas.

No Me preguntes por qué permito que esta niñita tenga parálisis cerebral.

No entenderías por ahora.

Confía en que es una bendición para el mundo su enfermedad, incluso para ti, que ahora mismo la estás viendo y sufriendo.

¿Sientes Mi paz?



Esther:

Sí, Jesús, tengo Tu paz.







13,25 p.m.



Jesús:

Esther, penetra en Mi corazón.

Estoy loco de amor.

Reboso amor por todos Mis poros.

Y el Amor necesita ser amado.

Ese es Mi plan.

Vuestro amor por Mí.

Vuestra transfiguración en Mí mismo aún en la tierra.

Os transfiguraréis en luz, si aceptáis la Luz.

Os transfiguraréis en amor, si aceptáis el Amor.

Yo…

¡Me hago tan pequeñito por amor!

¡Es que os amo tanto!

Yo sólo sé hablar de amor.

No hay más que amor en Mí.

Todo Mi ser es amor.

Y amor concreto, directo, por vosotros, Mi creación, Mis criaturas.

¿Cómo un Dios puede suplicar vuestro amor?

Sólo por amor.

Vuestro Dios y creador se quiere hacer criatura para tener vuestro amor.

¡Qué pequeño me siento cuando deseo y necesito tanto vuestro amor por Mí!

Lo tengo todo salvo vuestro amor, en libertad, hacia Mí.

¿No os estremece Mi empobrecimiento por amor?

Si vosotros, hombres y mujeres, os hicieseis “nada” por amor…

¿No estaría vuestra completa felicidad en recibir del amado su amor?

Así Yo.

No sé ya como gritar al mundo que necesito y deseo vuestro amor, por Mi puro e infinito amor por vosotros.

Sois preciosos ante Mí.

Todos lo sois.

Mi corazón arde con tal fuego de amor, que he de retenerme para no abrasaros.

Es un amor inconcebible para vosotros.

Es un amor purísimo, verdadero, excelso.

Ardo e incendio de amor por vosotros.

Os suplico:

¡Amadme como lo máximo!

Porque vuestro amor por Mí es vuestra auténtica felicidad.

Mis promesas no sólo son para el cielo.

Son también aquí y ahora en la tierra.

Si Me amáis con corazón puro y sencillo tendréis la mayor felicidad en la tierra.

Yo sembré el amor en todos los corazones de Mis criaturas.

Y espero con paciencia que germine la semilla.

Yo la hago crecer constantemente.

Vosotros únicamente tenéis que regarla.

¿Cómo?

Con la oración y las buenas obras.

Ese riego hará que vuestro amor, y por tanto vuestra felicidad ya aquí en la tierra, se multiplique, os llene todo vuestro ser de un gozo tan inmenso, que gustaréis del cielo en la tierra aunque sea por instantes.

En el futuro, junto a Mí, vuestros corazones gozarán de Mí en un lugar muy cercano a Mi trono y a Mi divinidad.

No dudéis de Mis palabras.

Son promesas verdaderas.

Os haré comprender Mi divinidad y todos los secretos de Mi ser, que ahora mismo no podéis comprender.



9 Agosto 2008



1,00 a.m.



Esther:

Aquí me tienes, amado Jesús, en la última noche de este viaje a Medjugorje.

Estoy algo triste porque lo he pasado mal con gente del grupo y Tú llevas dos días apenas sin hablarme.

Pero todo lo haces por mi bien y por mi amor.

Quiero comenzar una vida nueva y mejor en Ti, en Tu sagrado corazón.

He descubierto de mi que no puedo por ahora amar a quien me hiere y te pido Jesús que me inundes de Tu amor para así poder yo amar.



Jesús:

¿Recuerdas?

Te dije que eras Mi flor, luego que eras una joya para Mí.

Ahora, Esther, ya eres para Mí un “corazón”.

Tienes un corazón de carne.

Un corazón que ama mucho y que sufre si no puede amar como Yo amo.

Yo no he dejado de amarte ni un segundo.

Mi amor por Ti va creciendo aún más.

No te preocupes.

Sigues siendo Mi delicia.

Te voy fortaleciendo con pruebas.

Tómalas como un don de Mi amor.

Entenderás por qué.

Esther, eres muy buena, no sufras.

Mi mayor dolor son Mis consagrados.

Especialmente Mis sacerdotes.

Te dije, Esther, que heriría a quien te lastimara.



Esther:

Yo no quiero que hieras a mis hermanitos aunque me hayan despreciado e insultado.



Jesús:

Despreciarte e insultarte a Ti, es hacerlo Conmigo porque Yo he puesto en ti Mis ojos.



Esther:

Pues Señor, yo los tengo perdonados.

Olvida Tu palabra y cólmalos de santidad.

Y a mí, dame Tu Santo Espíritu.



Jesús:

Eres muy amada por Mi santo corazón.

Nada temas.

Yo te protejo y te cuido.

Lo que hagan contra ti, caerá sobre sus cabezas.

Tú sigue con el corazón puro, porque eso es lo que hace que tanto desee habitar en ti.

Te custodiaré como perla preciosa en este mundo y muy cerca de Mí en el cielo.



13 Agosto 2008



Esther:

¡Hola Jesús!

Estoy triste y decaída.

Hoy quiero hacer ayuno para darte gloria.

Regálame el don del ayuno porque yo no me veo con muchas fuerzas.

He tenido sueños angustiosos.

¿Qué me pasa, Jesús?

Y eso que acabo de venir de Mudjugorje.

Sólo siento deseos de llorar y guardar silencio.

Dime Jesús qué hago.

Cura mi tristeza.

Corrígeme con amor porque estoy abierta a Ti y a Tus caminos.



Jesús:

Te espera una gran batalla.

Pero estaré junto a Ti.

Es una batalla interior de fe en Mí.

Fortalécete con las cinco piedrecitas que te da Mi Madre.

No las dejes en tu lucha.



Esther:

¿Sufriré mucho, Jesús?



Jesús:

Sufrirás en el alma.

Pero no temas nada…

Yo soy tu defensa.

Estarás resguardada en Mi corazón.

Confía en Mí.

Vuélvete silenciosa y humilde y ora sin cesar.

Yo he puesto Mis ojos en ti para salvar muchas almas.

Quiero de ti tu amor y tu entrega.

Recibirás el ciento por uno.

Cree firmemente todo lo que dice la Santa Biblia.

Aprende de memoria los versículos que horaden tu corazón y repítelos en cualquier momento.

No desconfíes nunca de Mí ni de Mi amor por ti.

Eres un alma especial para Mí, con la que cuento y a la que amo.

Desde ahora, muy unida a Mí.

Viviendo en Mi ser.

Muchas de las cosas que te sucedan, serán tentaciones para probar tu amor por Mí.

No te olvides de esto.

Rechaza todas esas tentaciones invocando Mi santo nombre.

Entonces se alejarán de ti.

Y vive en paz.

Yo no te abandono.

Gozo dándote Mi fortaleza.

Te quiero fuerte en este mundo degradado.

Te quiero limpia de corazón.

Te quiero feliz.

TE AMO.



23 Agosto 2008



9,15 a.m.



Jesús:

¿De qué vas a acomplejarte si a Mis ojos Yo te veo joya?

En este mundo, Esther, no puedes congraciarte con todos.

Siempre te juzgarán sin misericordia.

Yo, sin embargo, no te juzgo.

Yo te amo y te corrijo, te enseño y quiero tu verdadera felicidad.

Sigue siendo tú.

Como Yo te estoy enseñando.

Sé la última.

Haz la voluntad de los demás.

No quieras tener mucho sino poco.

Y sé muy prudente en tus palabras.

Mira siempre con amor.

Nunca juzgues.

Eso no es cosa tuya.

Yo también corrijo y enseño a tus hermanos.

Déjame eso a Mí, déjalo a Mi misericordia.



He sacado al azar una lectura de “Imitación de Cristo”, de Tomás de Kempis, llamando al Espíritu Santo para que me ilumine en esta situación de tensión y tristeza que tengo.

De nuevo, Jesús me corrobora lo que me acaba de decir hace un momento.

Copio a continuación algunas frases.

Libro III, página 506:

Carga Tu corrección sobre mí y Tu misma vara me enseñará Hazme un discípulo piadoso y humilde, como sueles hacerlo, para que camine constantemente sometido a Tu querer.

Tú sabes lo que me hace falta para mi progreso espiritual, y cuánto sirve la tribulación para depurar la herrumbre de los vicios.

No permitas que juzgue según las apariencias ni que me pronuncie según lo que he oído decir por los hombres inexpertos, sino que sepa discernir con recto juicio las cosas visibles y las espirituales, y, sobre todo, que sepa averiguar cuál es Tu voluntad y conformarme a Tu beneplácito.

Porque cada uno vale tanto cuánto vale ante sus ojos, y no más.



Esther:

Jesús, sí que eres Tú quien me habla.

Debe ser así porque me corroboras lo que me acabas decir…



Jesús:

Sí, amada Esther.

Yo sé el futuro, el presente y el pasado.

Practica la virtud que te hago posible practicar en la tribulación que te ofrezco.

Cuanto antes te abandones y practiques la virtud, antes te daré Mi ofrenda.



Esther:

¿Y qué virtudes he de practicar, Jesús?



Jesús:

Humildad.

Sencillez.

Entrega total a los demás o lo que es igual, renuncia de Ti misma.

Veracidad.

Comprensión.

Pureza de corazón.

Infancia espiritual.

Mesura en tus apetencias carnales.

Escucha atenta a Mis palabras.

Dulzura y ternura con todos.

Y amor a tu Dios sobre todas las cosas y sobre todas las personas.

Así me honrarás y serás, cada vez más, preciosa y valiosa a Mis ojos.



25 Agosto 2008



9,50 a.m.



Esther:

Te amo cada día más, dulce y buen Jesús.

Y cada vez veo con mayor nitidez mi pobreza.

Ven a limpiar mi ser.

Mira qué bella puedo ser si Tú te apiadas de mí y quitas toda la podredumbre que arrastro.

Saca de mí la belleza que hay puesto que la has creado Tú y es parte de Ti.

La cosecha propia es todo debilidad y miseria.



Dios Padre:

A cada alma le pido funciones y ayuda distinta para la construcción de Mi reino.

A ti te pido el amor.

No deseé que fueras monja, ni misionera…

Te soñé mamá y esposa.

Y ahí quiero que estés y no te desanimes ni pienses que no Me agradas si no eres consagrada ni vives en clausura.

Igual o más te puedo amar, que a la santa mayor que haya habido en la tierra.

Cada uno de vosotros habéis de darme gloria de manera distinta: unos con sus cantos, otros con su trabajo, otros con su mirada, otros con su silencio, otros con los quehaceres cotidianos…

Tú Esther, mostrando Mi amor a los demás.

Deseo tanto tu amor para Mí, que quiero que pase por intermedio de tus hermanos ese amor que Me dispensas.



Esther:

Yo creo que no amo mucho a mis hermanos.

Enséñame a amar.



Dios Padre:

Amar es una decisión tomada desde lo más profundo del corazón.

Amar es ser el último de entre todos.

Es servir a todos.

Eso quiero Yo de ti, Esther, que cada vez seas más pequeña hasta desaparecer en Mí.

Y es entonces cuando verdaderamente serás grande.

Ve poco a poco anonadándote por amor.

Quiero Esther, que potencies tu escucha hacia Mis hijos.

Escúchalos y míralos con todo el amor del que seas capaz.

Yo estaré en tu rostro para que dejen de sufrir sus corazones angustiados.

Y seré Yo quien ponga en tus labios las palabras de consuelo que necesitan oír.

Tu recompensa Esther, por la ayuda y el amor que me das, será altísima.

Te prometo estar por toda la eternidad traspasado contigo.

Gozarás de Mi presencia constantemente.

Ocuparás un lugar privilegiado en Mi reino y desde allí, tu misión continuará en la tierra, amando a todos.

Ten como modelo el amor de María hacia todos vosotros.

Así tú.

Amarás desde el cielo con toda la perfección que ahora, en la tierra, he comenzado a enseñarte.

No seas nunca arisca.

No quieras nunca mandar sobre los demás, sino únicamente ayudar.

Y sé fuerte en Mi doctrina, en Mis caminos, en Mis preceptos.

Pero enséñalos con amor y misericordia.

Yo te daré la gracia para hacerlo.

Tú eres y serás instrumento, en la tierra, de Mi amor.

Y tu recompensa será ser profundamente amada por Mí.

Todo el amor que des, acrecentará sin límites Mi amor por Ti.

Sí, eres, ya lo ves, única y especial para Mí.

Porque en Mi corazón no hay hijos repetidos.

Todos sois Mi hijo único.

Tú, Esther, estarás siempre con el novio.

Por eso no tendrás que hacer duelo por su ausencia, sino agasajarlo y entregarte toda entera a Él por amor.

El novio, Esther, constantemente te llevará abrazada e irá ofreciéndote regalos para embellecerte y para tu santo gozo en Su amor.

Jesús te ha elegido como novia y Su relación contigo será esa: la de un amor apasionado entre dos seres que se aman ardientemente y se desean con una irresistible fuerza.

Por eso a Ti, Esther, en lo que te queda de vida, Mi hijo Jesús, te colmará de regalos para que ames.

Él te ama tanto que tú desbordarás ese amor hacia los demás.

Oh, Esther

¿Me ayudarás a amar a los demás, por el amor que Yo te tengo?



Esther:

Sí, Padre.

Con Tu gracia lo haré.

Creo en Ti y en Tus palabras.

No me dejes nunca.

No puedo ya vivir sin Ti.

AMEN.

1 comentario: