sábado, 15 de octubre de 2011

JULIO 2008



3 Julio 2008


Esther:

¡Jesús!

¿Dónde estás?

Estoy, Jesús, en la oscuridad de la fe.

Ni siquiera sé por dónde vas y ni qué quieres de mí.

¡Oh, Jesús!

Auxíliame con Tu luz poderosa.


Jesús:

Calma, Esther.

Calma tu alma angustiada.

Esto que vives no es una maldad.

Es la prueba de la fe contra toda esperanza.


Esther:

Pues te digo una cosa, Jesús.

Te voy a probar yo también con mi fe.

Seguiré creyendo en Tu Evangelio, en que todo lo que pida al Padre en Tu nombre me lo concederá.

Ahora, Jesús, haz Tu parte para que yo no sea defraudada.

Sabes que Te amo y me estoy muriendo de dolor.

¡Jesús, cumple Tu promesa y Tu palabra!

¡Confío en Ti!

¡Tú sabrás!

Perdona, no obstante mi osadía de pedir Tu parte.

PERDON SI EN ALGO TE OFENDO.

PORQUE TE AMO MUCHISIMO Y ESTOY ROTA POR EL DOLOR.

AMEN.


Más tarde.


Esther:

Hola Jesús.

Me has dicho coja la libreta.

Por si eres Tú quien me hablaba, así lo he hecho y aquí me tienes.

Habla Señor, que tu sierva te escucha.


Jesús:

¡No sufras!

¡No sufras!

Yo estoy contigo.

Nada te falta.

Yo velo por Ti.


Esther:

Jesús, me someto a Tu voluntad.

Tengo mucho sufrimiento en el alma y en el corazón.

¿Quieres algo de mí, Jesús?


Jesús:

Quiero que te eches sobre Mí y recibas Mis caricias y Mi consolación.

Yo soy todo bondad para ti.

Esther, estoy aquí, en ti.

Habito en ti.

Vivo en ti.


Esther:

Y ¿qué hacemos, Jesús amado?

¿Quieres mi fe ciega en Tus palabras del Evangelio?

¿Mi fe en las locuciones, que han sido tantas?

¿La renuncia a mis deseos?

¿Mi inmolación de amor?

¿Qué es Jesús Tu voluntad sobre mí?

Por favor, ilumíname con Tus palabras.

De nuevo estoy en oscuridad.


Jesús:

Yo, Esther, soy estable.

No cambio.

Nada en Mi pensamiento ha cambiado.

Quiero tu fe.

Como la de Abraham.

Pruebo tu fe al crisol.

Me es muy necesario fortalecerte en la fe.

Necesitarás mucha fe en el futuro de tu vida y esta prueba te fortalecerá.

No ves nada, el tiempo pasa…

Yo te mantengo sólo en Mi fe.

Sé que es duro.

Pero confío en que tú confíes plenamente en Mí.

Ve leyendo el Evangelio y todo el Nuevo Testamento y fortalece tu fe.

Verás cuántos milagros por la fe.

Hoy , estoy aún más cerca de vosotros.

Pedidme, Yo doy.

Puedes también adorarme en el silencio y en el recogimiento de tu alma.

Puedes adorarme haciendo tu trabajo con belleza y pulcritud.

Puedes adorarme sirviendo a tus hermanos.

Mira Esther, nada de lo que haces por amor a Mí y a tus hermanos, se pierde.

Todo viene directo a Mi corazón y tendrás una enorme recompensa.

Estoy complacido contigo.

Estoy muy complacido.

Estás siguiendo Mis huellas y es un camino, a veces, de gran dolor.

Pero tú, Esther, no pierdas Mi rastro.

Yo te conduzco.

Yo soy el verdadero camino que lleva a la vida y a la libertad auténtica.

Muchas veces, Esther, te recojo en Mis brazos y te mezo suavemente estrechándote con Mi amor.

Te miro tan complacido con tu pequeñez, que Mi gozo desborda hasta ti.

Muchas cosas no las percibís, pero ocurren.

Yo os beso, Yo os cojo, Yo os sostengo para que no caigáis, Yo os recojo si habéis caído.

SOY YO.

Mis hijos son Mi delicia.

Me gozo en serviros.

Me gozo en salvaros.

Me gozo en protegeros de todo mal.


Esther:

¡Qué batalla tan dura la de la fe!

¡Es una batalla diaria!

Cuando creo que ya estoy firme en la fe y que no voy a volver a dudar o a temblar de miedo, entonces ésta se debilita y tengo que salir a recuperarla, a base de oración, de entrega, de sufrimiento.


Jesús:

La fe es un camino.

Por eso se habla del “camino de la fe”.

Se llega cuando uno muere.

Así que, prepara tus herramientas y tenlas disponibles en todo momento para restaurar, restablecer, recuperar y atornillar fuertemente tu fe.

Es, Esther, como una carrera, en la que nunca te debes parar.

Si te paras, retrocedes.

La fe siempre ha de ir a más, e incluso, si estás en lucha por no perderla, aunque haya periodos de total oscuridad, estás avanzando en la carrera.

Cuando surja de nuevo la luz, verás cuánto has avanzado en la oscuridad sin siquiera haber percibido que estabas en un veloz movimiento ascendente.

¡Oh Esther, mantente en la fe!

¡Lucha, en fe, por Mi palabra y Mi promesa!

Sigue lo que Yo digo en el Evangelio.

Todas Mis palabras sobre “Pedid y se os dará”.

No interpretes.

CREE Y HAZLO.


7 Julio 2008


Anoche me explicó Jesús algo de Sus discípulos.

Me dijo que Sus discípulos lo amaban mucho y que Él permitió sus tres días de oscuridad cuando vieron toda Su pasión y muerte porque era necesario que los mismos apóstoles supieran con certeza que Jesús había muerto.

Que si Jesús, por no dejarles sufrir esos tres días tan espantosos para los apóstoles

donde la desolación fue enorme

y en los cuales no entendían nada puesto que no se les había abierto la mente para comprender las escrituras…

Ellos siempre habrían tenido la duda de si realmente Jesús había muerto o no.

Por ello, permitió un enorme sufrimiento a los Suyos, para que pudieran tener la certeza de que había sido el poder de Dios quien había hecho que resucitara Jesús.


12 Julio 2008


Esther:

¡Hola amado Jesús!

Esta noche me has llamado a Ti de una manera diferente porque he recibido una llamada telefónica de madrugada y creo que eres Tú quien deseas que esté despierta para Ti.

Ahora estoy frente a Ti, amadísimo Cristo, a las 2,15 de la madrugada.

¿Qué deseas, mi Señor?

¿Qué puedo hacer para Tu gloria?


Jesús:

Quiero estar contigo.

En intimidad contigo.

Ten paciencia hasta que te hable.

Esther:

Sí, Señor.

Me someto a Ti.

Sólo busco servirte.

Mi amor atraviesa Tu corazón.


Jesús:

Quédate en Mis brazos esta noche.

Quédate junto a Mí.

Deseo tenerte en Mi corazón.

Abandónate a Mí.

Yo te colmo de bendiciones.

¡Si supieras cómo te amo!

Y estoy vivo, vivísimo.

Mi corazón arde de celo y de amor por todos vosotros.

Dejaos abrasar por Mi ardor.

Nada temáis de Mí.

Esperad todo lo bueno de Mí.

Os lo concederé.

Soy el AMOR.


13 Julio 2008


Ya en la cama, sobre las 2,30 de la mañana Jesús me dijo:


El velo entre hombre y mujer es la virginidad.

Por eso, cuando se rompe el velo entre hombre y mujer, se hacen una sola carne, un solo espíritu.

Y por ello, el matrimonio es indisoluble, porque se ha roto el velo entre ellos dos, y sólo entre ellos dos.

El velo que separa a Dios de su criatura es como el velo que te he dicho entre hombre y mujer.

Cuando se rompa el velo entre Dios y Su criatura, se harán Uno mismo.

Por eso es tan importante la fidelidad de los esposos, porque entre Mi criatura y Yo, cuando se rompa el velo, habrá una fidelidad eterna.


14 Julio 2008


2,00 a.m.


Esther:

¡TU ERES FIEL, MI SEÑOR!

¡SI QUE ERES FIEL, MI AMADO DIOS!


Jesús:

Soy fiel con todos vosotros.

Mi fidelidad es absoluta y total.

Nada falla de lo que prometo.

La fidelidad es esencial a Mi ser.

Soy fiel porque amo.

El que ama de veras, es fiel al amado.

No puede, ni quiere, fallarle en nada.

Y Yo, Dios, tu Dios, que te amo infinitamente, no te fallaré jamás.

Todas las promesas de la Biblia se cumplen.

Meditadlas en oración.

Ya no te digo, una palabra, sino ni siquiera una coma, un acento, una exclamación que sale de Mi boca dejará de cumplirse.

Todas Mis promesas se cumplirán a su debido tiempo.

Y las veréis.

Si te toco el corazón de cualquier manera, porque toco los corazones de distinta forma a cada uno de Mis hijos todo lo cumpliré.

Por favor, creedme.

Tened fe en Mí y en Mi amor por vosotros.

Mi fidelidad es eterna, es estable.

Mi fidelidad es vuestra salvación.

Confiad en todo lo que os digo.

En todo.

En todo.

Soy fiel a Mí mismo y a Mi palabra revelada.

Leed los Evangelios y creed a pie juntillas Mis promesas.

Soy fiel a Mi criatura.

Soy fiel a Mi propio amor.

No me puedo fallar a Mí mismo.

Esther, di a tus hermanos que hagan del Evangelio parte propia de su ser.

Y que no duden nada, absolutamente nada de lo que Yo os digo.

Mi fidelidad, Mi lealtad hacia vosotros es eterna y estable.

No os abandonaré jamás.

A ninguno de vosotros.

Es más, mantengo Mi palabra:

“He venido a por los pecadores, a por los pobres, a por los hambrientos y sedientos.

Y los rescataré”.

Son Mis hijos preferidos.

A todo el que sufra, envíale este mensaje desde Mi corazón:

“Lee los Evangelios, cree total y absolutamente en Mi palabra.

Pruébame en la fidelidad que a Mí mismo me debo.

En la fidelidad está Mi amor por vosotros”.

AMEN.

Te amo, dulce corazón para Mí.


16 Julio 2008


Esther:

¡Qué debilidad la mía, dulcísimo esposo!

Cualquier aire tumba mi ánimo.

Leí mis diarios antiguos, los de mis tiempos de pecado, y me horroricé de mí misma.

Creo, Jesús, que con Tu gracia y sólo por Tu gracia me has hecho criatura nueva.

He sido una gran pecadora.

He sido una gran sufriente.

Y ahora me da terror perderte de mi vida.


Jesús:

Anda, ven a Mí.

Deja que Yo suavice tu pena.

Ya te he dicho que Yo no recuerdo nada malo de tu vida pasada.

Mi perdón borra absolutamente la ofensa.

Nada existe de lo que ha sido perdonado.

¿Valoras en poco Mi entrega en la cruz para el perdón de los pecados?

Mi muerte por amor conlleva, no solo el perdón, sino el absoluto olvido de la ofensa.

Ante Mi corazón, Esther, nunca Me ofendiste.

Quédate en paz y no vuelvas a fantasear pues, con pecados que ante Mí, nunca cometiste.

Ahora eres bella, limpia de corazón, como Yo te soñé.

Tu pasado tan doloroso, te ha traído hacia Mí.

Eso es lo único importante.

¿Me quieres?

Yo te amo muchísimo.

No olvides nunca Mi amor.


Esther:

Gracias Jesús, siempre excede Tu gracia.

Ciertamente, donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia.


20 Julio 2008



Esther:

¡Oh Jesús altísimo!

Vuelve la oscuridad a mi vida.

El razonamiento de los hechos frente a Tu promesa.

Esta situación, Jesús, me está crucificando el corazón.

¡Ayúdame!

Me he entregado a Ti, a Tu voluntad.

He renovado mi fe ante Tu promesa frente a todo signo, es más, ante los contrasignos que voy viendo.

¿Es esto Jesús lo que quieres de mí o quieres lo contrario, que me aleje de esta situación y renuncie?


Jesús:

Acércate a Mí…


Esther:

Dime, Jesús.


Jesús:

¡Pobre niña!


Esther:

Sí, soy muy pobre y muy torpe.


Jesús:

Guarda silencio.

Yo soy tu Dios.

Habito y vivo en ti.


Esther:

Y yo soy para Ti.


Jesús:

No te preocupes más.

Sé por dónde te estoy llevando.

Tú no me ves pero te llevo sostenida en Mí.


Esther:

Jesús, ahora mismo me ha llamado una amiga y hemos hablado de mi próximo viaje a Medjugorje.

Me siento una privilegiada por poder ir.

Que esta peregrinación, Jesús, produzca muchos frutos.

Ayúdame a mí a tener una oración generosa por todos mis hermanos.


Jesús:

Sigue confiando contra toda esperanza.

¿No hubo momentos peores y seguiste confiando en Mí?

Ahora igual.

Yo lo puedo todo.

No tengas ninguna duda sobre Mi palabra dada.

Espera en Mí el desarrollo de los acontecimientos.

Sigue poniendo en Mí tu mirada y tu meta.

Yo te colmaré de felicidad y te daré los deseos de tu corazón.


Esther:

Y mientras, Jesús, ¿cómo vivo todo esto?


Jesús:

Con la entrega absoluta a Mi corazón de tu corona de espinas.

Sufre por Mí el dolor de quienes no Me aman.

La burla que Yo sufrí y el desprecio que sientes, unámoslo.

Une tu sufrimiento al Mío y Yo uniré Mi gloria a ti.

Llevas un tiempo sufriendo Conmigo la pasión.

Mírame a Mí.

Mira cómo llevé Yo Mi pasión: entregado por completo al fin último, a vuestra salvación.

Tú, Esther, igual.

Camina Conmigo hacia el calvario.

Sufre Conmigo los desaires, los desprecios, la soberbia.

Llevemos juntos la misma cruz hasta el calvario.

Allí moriremos juntos de tristeza.

Pero Yo te prometo, Esther, que verás Mi gloria.

Que te elevaré Conmigo y serás dichosa.


Esther:

Entonces, Jesús, ¿tengo ahora que sufrir mucho?


Jesús:

Estás ya sufriendo mucho.

Pero este sufrimiento, entregado a Mi corazón, adquiere un valor infinito y cambia el mundo.

Yo mantengo Mi promesa.

Espera Mi tiempo de gloria.

Todo está preparado para tu felicidad.

Guárdame en tu corazón y no me preguntes por Mis acciones.

No te cuestiones sobre la forma que tengo de hacer las cosas.

Sé humilde como María, acepta todo, bendíceme por todo.

Yo te prometo la gloria.

Créeme.

Confíame todo a Mí.

Yo todo lo hago bien, pensando en Ti y en lo más adecuado para tu felicidad y tu salvación.

Te amo mucho.

Te pido mucho.

Te pido la fe total en Mí.

Te pido el silencio.

Te pido la humildad y la humillación.



3 Julio 2008


Esther:

¡Jesús!

¿Dónde estás?

Estoy, Jesús, en la oscuridad de la fe.

Ni siquiera sé por dónde vas y ni qué quieres de mí.

¡Oh, Jesús!

Auxíliame con Tu luz poderosa.


Jesús:

Calma, Esther.

Calma tu alma angustiada.

Esto que vives no es una maldad.

Es la prueba de la fe contra toda esperanza.


Esther:

Pues te digo una cosa, Jesús.

Te voy a probar yo también con mi fe.

Seguiré creyendo en Tu Evangelio, en que todo lo que pida al Padre en Tu nombre me lo concederá.

Ahora, Jesús, haz Tu parte para que yo no sea defraudada.

Sabes que Te amo y me estoy muriendo de dolor.

¡Jesús, cumple Tu promesa y Tu palabra!

¡Confío en Ti!

¡Tú sabrás!

Perdona, no obstante mi osadía de pedir Tu parte.

PERDON SI EN ALGO TE OFENDO.

PORQUE TE AMO MUCHISIMO Y ESTOY ROTA POR EL DOLOR.

AMEN.


Más tarde.


Esther:

Hola Jesús.

Me has dicho coja la libreta.

Por si eres Tú quien me hablaba, así lo he hecho y aquí me tienes.

Habla Señor, que tu sierva te escucha.


Jesús:

¡No sufras!

¡No sufras!

Yo estoy contigo.

Nada te falta.

Yo velo por Ti.


Esther:

Jesús, me someto a Tu voluntad.

Tengo mucho sufrimiento en el alma y en el corazón.

¿Quieres algo de mí, Jesús?


Jesús:

Quiero que te eches sobre Mí y recibas Mis caricias y Mi consolación.

Yo soy todo bondad para ti.

Esther, estoy aquí, en ti.

Habito en ti.

Vivo en ti.


Esther:

Y ¿qué hacemos, Jesús amado?

¿Quieres mi fe ciega en Tus palabras del Evangelio?

¿Mi fe en las locuciones, que han sido tantas?

¿La renuncia a mis deseos?

¿Mi inmolación de amor?

¿Qué es Jesús Tu voluntad sobre mí?

Por favor, ilumíname con Tus palabras.

De nuevo estoy en oscuridad.


Jesús:

Yo, Esther, soy estable.

No cambio.

Nada en Mi pensamiento ha cambiado.

Quiero tu fe.

Como la de Abraham.

Pruebo tu fe al crisol.

Me es muy necesario fortalecerte en la fe.

Necesitarás mucha fe en el futuro de tu vida y esta prueba te fortalecerá.

No ves nada, el tiempo pasa…

Yo te mantengo sólo en Mi fe.

Sé que es duro.

Pero confío en que tú confíes plenamente en Mí.

Ve leyendo el Evangelio y todo el Nuevo Testamento y fortalece tu fe.

Verás cuántos milagros por la fe.

Hoy , estoy aún más cerca de vosotros.

Pedidme, Yo doy.

Puedes también adorarme en el silencio y en el recogimiento de tu alma.

Puedes adorarme haciendo tu trabajo con belleza y pulcritud.

Puedes adorarme sirviendo a tus hermanos.

Mira Esther, nada de lo que haces por amor a Mí y a tus hermanos, se pierde.

Todo viene directo a Mi corazón y tendrás una enorme recompensa.

Estoy complacido contigo.

Estoy muy complacido.

Estás siguiendo Mis huellas y es un camino, a veces, de gran dolor.

Pero tú, Esther, no pierdas Mi rastro.

Yo te conduzco.

Yo soy el verdadero camino que lleva a la vida y a la libertad auténtica.

Muchas veces, Esther, te recojo en Mis brazos y te mezo suavemente estrechándote con Mi amor.

Te miro tan complacido con tu pequeñez, que Mi gozo desborda hasta ti.

Muchas cosas no las percibís, pero ocurren.

Yo os beso, Yo os cojo, Yo os sostengo para que no caigáis, Yo os recojo si habéis caído.

SOY YO.

Mis hijos son Mi delicia.

Me gozo en serviros.

Me gozo en salvaros.

Me gozo en protegeros de todo mal.


Esther:

¡Qué batalla tan dura la de la fe!

¡Es una batalla diaria!

Cuando creo que ya estoy firme en la fe y que no voy a volver a dudar o a temblar de miedo, entonces ésta se debilita y tengo que salir a recuperarla, a base de oración, de entrega, de sufrimiento.


Jesús:

La fe es un camino.

Por eso se habla del “camino de la fe”.

Se llega cuando uno muere.

Así que, prepara tus herramientas y tenlas disponibles en todo momento para restaurar, restablecer, recuperar y atornillar fuertemente tu fe.

Es, Esther, como una carrera, en la que nunca te debes parar.

Si te paras, retrocedes.

La fe siempre ha de ir a más, e incluso, si estás en lucha por no perderla, aunque haya periodos de total oscuridad, estás avanzando en la carrera.

Cuando surja de nuevo la luz, verás cuánto has avanzado en la oscuridad sin siquiera haber percibido que estabas en un veloz movimiento ascendente.

¡Oh Esther, mantente en la fe!

¡Lucha, en fe, por Mi palabra y Mi promesa!

Sigue lo que Yo digo en el Evangelio.

Todas Mis palabras sobre “Pedid y se os dará”.

No interpretes.

CREE Y HAZLO.


7 Julio 2008


Anoche me explicó Jesús algo de Sus discípulos.

Me dijo que Sus discípulos lo amaban mucho y que Él permitió sus tres días de oscuridad cuando vieron toda Su pasión y muerte porque era necesario que los mismos apóstoles supieran con certeza que Jesús había muerto.

Que si Jesús, por no dejarles sufrir esos tres días tan espantosos para los apóstoles

donde la desolación fue enorme

y en los cuales no entendían nada puesto que no se les había abierto la mente para comprender las escrituras…

Ellos siempre habrían tenido la duda de si realmente Jesús había muerto o no.

Por ello, permitió un enorme sufrimiento a los Suyos, para que pudieran tener la certeza de que había sido el poder de Dios quien había hecho que resucitara Jesús.


12 Julio 2008


Esther:

¡Hola amado Jesús!

Esta noche me has llamado a Ti de una manera diferente porque he recibido una llamada telefónica de madrugada y creo que eres Tú quien deseas que esté despierta para Ti.

Ahora estoy frente a Ti, amadísimo Cristo, a las 2,15 de la madrugada.

¿Qué deseas, mi Señor?

¿Qué puedo hacer para Tu gloria?


Jesús:

Quiero estar contigo.

En intimidad contigo.

Ten paciencia hasta que te hable.

Esther:

Sí, Señor.

Me someto a Ti.

Sólo busco servirte.

Mi amor atraviesa Tu corazón.


Jesús:

Quédate en Mis brazos esta noche.

Quédate junto a Mí.

Deseo tenerte en Mi corazón.

Abandónate a Mí.

Yo te colmo de bendiciones.

¡Si supieras cómo te amo!

Y estoy vivo, vivísimo.

Mi corazón arde de celo y de amor por todos vosotros.

Dejaos abrasar por Mi ardor.

Nada temáis de Mí.

Esperad todo lo bueno de Mí.

Os lo concederé.

Soy el AMOR.


13 Julio 2008


Ya en la cama, sobre las 2,30 de la mañana Jesús me dijo:


El velo entre hombre y mujer es la virginidad.

Por eso, cuando se rompe el velo entre hombre y mujer, se hacen una sola carne, un solo espíritu.

Y por ello, el matrimonio es indisoluble, porque se ha roto el velo entre ellos dos, y sólo entre ellos dos.

El velo que separa a Dios de su criatura es como el velo que te he dicho entre hombre y mujer.

Cuando se rompa el velo entre Dios y Su criatura, se harán Uno mismo.

Por eso es tan importante la fidelidad de los esposos, porque entre Mi criatura y Yo, cuando se rompa el velo, habrá una fidelidad eterna.


14 Julio 2008


2,00 a.m.


Esther:

¡TU ERES FIEL, MI SEÑOR!

¡SI QUE ERES FIEL, MI AMADO DIOS!


Jesús:

Soy fiel con todos vosotros.

Mi fidelidad es absoluta y total.

Nada falla de lo que prometo.

La fidelidad es esencial a Mi ser.

Soy fiel porque amo.

El que ama de veras, es fiel al amado.

No puede, ni quiere, fallarle en nada.

Y Yo, Dios, tu Dios, que te amo infinitamente, no te fallaré jamás.

Todas las promesas de la Biblia se cumplen.

Meditadlas en oración.

Ya no te digo, una palabra, sino ni siquiera una coma, un acento, una exclamación que sale de Mi boca dejará de cumplirse.

Todas Mis promesas se cumplirán a su debido tiempo.

Y las veréis.

Si te toco el corazón de cualquier manera, porque toco los corazones de distinta forma a cada uno de Mis hijos todo lo cumpliré.

Por favor, creedme.

Tened fe en Mí y en Mi amor por vosotros.

Mi fidelidad es eterna, es estable.

Mi fidelidad es vuestra salvación.

Confiad en todo lo que os digo.

En todo.

En todo.

Soy fiel a Mí mismo y a Mi palabra revelada.

Leed los Evangelios y creed a pie juntillas Mis promesas.

Soy fiel a Mi criatura.

Soy fiel a Mi propio amor.

No me puedo fallar a Mí mismo.

Esther, di a tus hermanos que hagan del Evangelio parte propia de su ser.

Y que no duden nada, absolutamente nada de lo que Yo os digo.

Mi fidelidad, Mi lealtad hacia vosotros es eterna y estable.

No os abandonaré jamás.

A ninguno de vosotros.

Es más, mantengo Mi palabra:

“He venido a por los pecadores, a por los pobres, a por los hambrientos y sedientos.

Y los rescataré”.

Son Mis hijos preferidos.

A todo el que sufra, envíale este mensaje desde Mi corazón:

“Lee los Evangelios, cree total y absolutamente en Mi palabra.

Pruébame en la fidelidad que a Mí mismo me debo.

En la fidelidad está Mi amor por vosotros”.

AMEN.

Te amo, dulce corazón para Mí.


16 Julio 2008


Esther:

¡Qué debilidad la mía, dulcísimo esposo!

Cualquier aire tumba mi ánimo.

Leí mis diarios antiguos, los de mis tiempos de pecado, y me horroricé de mí misma.

Creo, Jesús, que con Tu gracia y sólo por Tu gracia me has hecho criatura nueva.

He sido una gran pecadora.

He sido una gran sufriente.

Y ahora me da terror perderte de mi vida.


Jesús:

Anda, ven a Mí.

Deja que Yo suavice tu pena.

Ya te he dicho que Yo no recuerdo nada malo de tu vida pasada.

Mi perdón borra absolutamente la ofensa.

Nada existe de lo que ha sido perdonado.

¿Valoras en poco Mi entrega en la cruz para el perdón de los pecados?

Mi muerte por amor conlleva, no solo el perdón, sino el absoluto olvido de la ofensa.

Ante Mi corazón, Esther, nunca Me ofendiste.

Quédate en paz y no vuelvas a fantasear pues, con pecados que ante Mí, nunca cometiste.

Ahora eres bella, limpia de corazón, como Yo te soñé.

Tu pasado tan doloroso, te ha traído hacia Mí.

Eso es lo único importante.

¿Me quieres?

Yo te amo muchísimo.

No olvides nunca Mi amor.


Esther:

Gracias Jesús, siempre excede Tu gracia.

Ciertamente, donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia.


20 Julio 2008



Esther:

¡Oh Jesús altísimo!

Vuelve la oscuridad a mi vida.

El razonamiento de los hechos frente a Tu promesa.

Esta situación, Jesús, me está crucificando el corazón.

¡Ayúdame!

Me he entregado a Ti, a Tu voluntad.

He renovado mi fe ante Tu promesa frente a todo signo, es más, ante los contrasignos que voy viendo.

¿Es esto Jesús lo que quieres de mí o quieres lo contrario, que me aleje de esta situación y renuncie?


Jesús:

Acércate a Mí…


Esther:

Dime, Jesús.


Jesús:

¡Pobre niña!


Esther:

Sí, soy muy pobre y muy torpe.


Jesús:

Guarda silencio.

Yo soy tu Dios.

Habito y vivo en ti.


Esther:

Y yo soy para Ti.


Jesús:

No te preocupes más.

Sé por dónde te estoy llevando.

Tú no me ves pero te llevo sostenida en Mí.


Esther:

Jesús, ahora mismo me ha llamado una amiga y hemos hablado de mi próximo viaje a Medjugorje.

Me siento una privilegiada por poder ir.

Que esta peregrinación, Jesús, produzca muchos frutos.

Ayúdame a mí a tener una oración generosa por todos mis hermanos.


Jesús:

Sigue confiando contra toda esperanza.

¿No hubo momentos peores y seguiste confiando en Mí?

Ahora igual.

Yo lo puedo todo.

No tengas ninguna duda sobre Mi palabra dada.

Espera en Mí el desarrollo de los acontecimientos.

Sigue poniendo en Mí tu mirada y tu meta.

Yo te colmaré de felicidad y te daré los deseos de tu corazón.


Esther:

Y mientras, Jesús, ¿cómo vivo todo esto?


Jesús:

Con la entrega absoluta a Mi corazón de tu corona de espinas.

Sufre por Mí el dolor de quienes no Me aman.

La burla que Yo sufrí y el desprecio que sientes, unámoslo.

Une tu sufrimiento al Mío y Yo uniré Mi gloria a ti.

Llevas un tiempo sufriendo Conmigo la pasión.

Mírame a Mí.

Mira cómo llevé Yo Mi pasión: entregado por completo al fin último, a vuestra salvación.

Tú, Esther, igual.

Camina Conmigo hacia el calvario.

Sufre Conmigo los desaires, los desprecios, la soberbia.

Llevemos juntos la misma cruz hasta el calvario.

Allí moriremos juntos de tristeza.

Pero Yo te prometo, Esther, que verás Mi gloria.

Que te elevaré Conmigo y serás dichosa.


Esther:

Entonces, Jesús, ¿tengo ahora que sufrir mucho?


Jesús:

Estás ya sufriendo mucho.

Pero este sufrimiento, entregado a Mi corazón, adquiere un valor infinito y cambia el mundo.

Yo mantengo Mi promesa.

Espera Mi tiempo de gloria.

Todo está preparado para tu felicidad.

Guárdame en tu corazón y no me preguntes por Mis acciones.

No te cuestiones sobre la forma que tengo de hacer las cosas.

Sé humilde como María, acepta todo, bendíceme por todo.

Yo te prometo la gloria.

Créeme.

Confíame todo a Mí.

Yo todo lo hago bien, pensando en Ti y en lo más adecuado para tu felicidad y tu salvación.

Te amo mucho.

Te pido mucho.

Te pido la fe total en Mí.

Te pido el silencio.

Te pido la humildad y la humillación.

Te pido la entrega.

Te pido la paciencia en Mis tiempos.

TE PROMETO TODA MI GLORIA Y UN LUGAR PREFERENTE EN EL CIELO DE MI CORAZÓN.

Te pido la entrega.

Te pido la paciencia en Mis tiempos.

TE PROMETO TODA MI GLORIA Y UN LUGAR PREFERENTE EN EL CIELO DE MI CORAZÓN.

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