sábado, 15 de octubre de 2011

ENERO 2009







1 Enero de 2009



4,00 a.m.



Jesús:

Vendré de nuevo a la tierra y todo cambiará.

Esperad gozosos Mi venida.

Esperad suspirando por Mi presencia.

¡Os amo tanto!

AMÉN.



6,00 a.m.



Me explicó Jesús que el mundo comenzaría a enfrentarse nación contra nación y que en ese camino nos destruiríamos unos a otros.

Por eso Él vendría antes de que nos aniquiláramos.

Pero sólo salvaría a su resto, los elegidos, los que vivieran en gracia de Dios.

Y que de no ser por Él, todos nosotros habríamos perecido por nuestra propia acción.



9 Enero 2009



7,10 a.m.



Esther:

¿Eres tú, amado Jesús?



Jesús:

Sí, soy Yo.



Esther:

¿Quieres hablar conmigo?



Jesús:

Esther, necesito tu docilidad a Mis inspiraciones y a Mis palabras.

Nada temas.

Te quiero mucho.

Estoy en ti velando constantemente.

¿Ves de qué forma tan suave Me manifiesto a ti?

Sientes Mi llamada, acudes, y Me comunico en amor contigo, como dos amigos, como dos esposos.

No busques signos extraordinarios en Mi comunicación contigo.

Busca el silencio y la oración y Yo Me manifestaré a ti con toda Mi plenitud.



Esther:

Háblame Jesús, que tu pequeña sierva te escucha.



Jesús:

Calma tu corazón.

Recoge Mi paz.

Déjate amar por Mí.

Deseo amarte.

Deseo que te dejes invadir por Mi amor.

Sé todo lo que sufres.

Estoy contigo en tu sufrimiento.

¿Has pensado en algún momento que te he podido olvidar?

He estado sosteniéndote.

He sufrido contigo para tu bien.

Cuando sufres tanto, Esther, Mi corazón se conmueve por tu dolor.

Nunca permanezco impasible ante vuestro sufrimiento.

En el camino hacia el cielo es del todo imprescindible la bajada a vuestra propia nada para encontrarme a Mí.

Y Me encontraréis en vuestro sufrimiento, en vuestra soledad, cuando os humillan, os persiguen y os desprecian.

Ahí nos encontramos mucho más fácilmente que en la algazara y los honores humanos.

Y Yo he de permitir vuestro sufrimiento porque os amo de verdad.

Porque sé que tras el aniquilamiento de vuestro ego y vuestro encuentro Conmigo, podréis gozar de Mi enorme grandeza y majestad.

Cuando estés tan triste, Esther, acude a Mí.

Soy el único que puede sostenerte y levantarte.

Me podrás encontrar de muchas formas.

La primera y directa, llamándome en tu ayuda a través de la oración, y también acogiéndote a los brazos de Nuestra Madre, que jamás te rechazarán.

Asimismo, Me puedes encontrar en la aceptación del sufrimiento que soportas, acogiéndolo como una bendición de las manos de tu Padre; sin entenderlo, pero sabiendo que viene de quien más te ama y por lo tanto es bueno para ti.

Incluso Me puedes encontrar guardando silencio ante Mi misterio y descansando en las llagas y heridas de Mi amor porque ellas te curarán.

No dudes nunca de que te amo eterna e infinitamente: sufras o goces, llores o rías, estés en soledad o acompañada de multitudes.

Yo, Esther, todo lo dispongo para tu bien.

Con sabiduría infinita lo preparo porque sé el fruto de bendición que ese sufrimiento dará para tu alma y para muchas más.

También he de decirte que iré pronto a visitaros y a redimiros.

Estad preparados y en vela.

Aguardadme como la novia al novio:

Arreglada, despierta, y preparado el aposento de vuestras almas para Mi desposorio de amor.

El novio no faltará a la cita.

Deseo que veléis Mi espera como a novio enamorado que soy de Mi futura esposa.

Nada temáis los que Me esperáis despiertos, porque será vuestro gozo y mayor gloria, el verme llegar.

Yo os abrazaré y os recogeré en Mi corazón y ya nada nos separará.

Sí, regeneraré vuestros cuerpos y vuestras almas.

Haré nuevo todo lo viejo.

Mis manos santas os santificarán.

Será un tiempo de dicha.

Esther…

¡Cuánto os amo!

¡No quiero que ninguno de vosotros se pierda!

¡Sois tan pequeños y tan frágiles!

¡Qué debilidad ante Mis ojos!

¡Qué deseo de recogeros tengo y de que viváis protegidos y cuidados por Mí, el fuerte, el poderoso, el que os ama!

¡Dejaos invadir por Mi Espíritu!

¡Dejaos hacer por Mis manos!

¡Sed dóciles a Mi voluntad!

Nada temáis pues Mi voluntad es vuestra felicidad.

Ahora, Esther, déjame que te cubra con Mi amor y te regale la paz y la alegría.

Anda, corre, no tardes…

Ven a Mí…



11 Enero 2009



12,25 p.m.



Jesús:

Calma.

No te agobies.

Me agradas con el silencio junto a Mí.

Los que se aman también guardan silencio y se abrazan.

Quiero estar junto a ti.

Me basta con que Me tengas presente en tu corazón.



Esther:

Señor, no sé qué hacer con tus dones.



Jesús:

Yo te guío.

Reposa en Mí.

Gozo abrazándote si te dejas abrazar, si deseas que te abrace.

Anda, quédate en Mí y deja las preocupaciones.

Descubre Mi infinito amor por ti y cómo deseo que te repegues a Mi corazón.

Hoy es

Es el día del amor entre Dios y su criatura.

Hoy, deja que Yo sea tu Dios amante.

Descanso en ti y tú descansas en Mí.

¿Hay algo más suave que el descanso mutuo en los brazos amados?

Yo deseo tu total hundimiento en Mi infinitud.

Tu total descanso en Mi alma amorosa.

La entrega de todas tus preocupaciones y todos tus quehaceres en Mis manos.

Dámelo todo y reposa en Mi paz.

Mi paz te hace niña pequeña.

Mi paz te cura y te fortalece.

TOMA MI PAZ.

HAZLA TUYA.

ES PARA TÍ.

Esther…



Esther:

Dime Jesús.



Jesús:

¡TE QUIERO TANTO!

¡Es tal Mi ternura por ti!

¡Es tal Mi complacencia en tu corazón!

Eres delicada con Mi ser.

Eres exquisita en tu trato Conmigo.

Te colmaré de bendición.

Tú alegras Mi alma.

Voy a ti porque Me sé siempre amado.

Yo también reconozco vuestro amor.

Y Me derramo en agradecimiento.

En fe, quien Me ama, goza de toda Mi complacencia.

El alma de fe es un alma grande.

La pureza y la luz de Mi esencia se adueñan de su ser.

La fe fuerte, Esther, sostiene Mi brazo derramando bendición.

Vuestra fe es vuestra prueba de amor.

Los abrazos y besos que deseáis darme y no podéis, llegan a Mí, ardientes, con vuestra fe en Mi amor y Mi palabra.

Cada acto de fe que hacéis es un beso que llega a Mi corazón y lo inunda de ternura.

De la ternura de Mis pequeños, de la ternura de Mis más amados.

Creed en Mí, creed todas las promesas de la Biblia, creed aún más de lo que hay escrito en Mi Santo Libro.

Creed que lo soy todo y que lo puedo todo.

Creed en Mí como jamás hayáis creído en nada ni en nadie.

Os aseguro que no os fallaré.

Todo lo tenéis en Mí.

Yo, Esther, anhelo vuestro amor.

No Me satisface un simple cariño, aunque Me agrada.

Deseo vehementemente una entrega apasionada, loca, libre.

Una entrega como la Mía a vosotros.

Una entrega integral.

Dadme todo a Mí.

Dádmelo porque Me pertenece.

Dádmelo y os colmaré.

Dádmelo y os bendeciré eternamente.

Todo acto de amor que hacéis, multiplicará vuestra felicidad aquí en la tierra y en el cielo.

Tengo poder para elevar potencialmente vuestras buenas obras.

Confiad en Mí que multiplico los panes y los peces.

Confiad porque quedaréis saciados y aún sobrará.

Confiad en que pido poco para lo mucho que doy.

Pero deseo ese poco.

Te amo, dulce hija Mía.

Te amo hasta no poder más.

!Oh, qué grande es amar y ser amado!

Ámame siempre, pequeña Esther.



16,15 p.m.



Jesús:

¡Di a todos que los amo!

Grítalo con toda tu voz.

Di que he muerto por vosotros por amor y he resucitado para mostraos que nada acaba aquí.

Que Me tenéis vivo para colmaros de dicha.

Di que exulto de gozo por vuestra salvación.

¡CONVERTÍOS!

¡Oh, por favor, convertíos!

Os deseo felices.

Os deseo en Mi reino de amor y felicidad.

Tú, Esther, se Mi portavoz.

Tú no acalles Mis palabras.

Grítalas con tu voz.

Grita a la tierra toda, que amo a Mis criaturas.

Que estoy pronto a la venida para que dejéis de sufrir.

Esta venida está pensada por la Trinidad desde toda la eternidad.

Deseo que viváis en un reino de amor en la tierra.

Todo ha sido un camino desde Mi elección del pueblo judío.

La plenitud llega con Mi reino de gracia y de ahí vendréis todos al paraíso.

Mi amor ha sido paciente pero ya os deseo íntimamente en Mí.

Todo ello es un acto de amor.

Mi ardor no soporta la distancia de Mis amados hijos.

Es por esto que voy raudo a vosotros, Mis más amados.

Es por esto que cambio cielos y tierra, que cambio corazones de hierro por corazones de amor.

¡Oh, desead Mi venida!

¡Deseadme a Mí porque Yo os deseo a vosotros!

¿Es que es incomprensible Mi amor?

¿Es que no podéis percibir Mi esencia?

Mi esencia es el amor.

Sólo amo.

Y ello Me lleva a unirme a vosotros.

No podéis imaginar Mi necesidad de Mis amados.

Soy Dios y vosotros Mis hijos.

¿Qué Padre puede mantenerse sin sus hijos amados?

Mi tiempo ha llegado.

Mi entrega plena, aún mayor que Mi muerte y resurrección por vosotros, está a punto de cumplirse.

Mis tiempos terminan con el inicio de una nueva era.

Era gloriosa.

Era de plenitud y felicidad.

¿Cómo negaros más Mi presencia?

¿Cómo dejaros aún en la oscuridad?

Brillará una luz tan fuerte, tan extrema, que cegará vuestros ojos pero iluminará en plenitud vuestras almas.

Mi luz iluminará a todo el orbe.

Todos veréis Mi inmensa luz.

Es una luz de amor.

No habrá más sufrimiento.

La muerte será dulce para todos.

Será un recogimiento directo de Mis manos, para llevaros a la gloria eterna.

El tiempo no existirá.

Entrareis en Mi tiempo.

El llanto será consolado.

El odio será exterminado.

No habrá guerras.

No habrá suicidios.

No habrá enfermedad.

Será una dicha la vida y la muerte.

Yo reinaré en lo más profundo de vuestro ser y prepararé la venida final.

AMÉN.



12 Enero 2009

.

Esther:

¡Oh Jesús!

¡Qué enamorada sigo de Ti!

Con mil debilidades.

Pero soy Tu esposa querida.

Me siento amada y cuidada por Ti.

Me siento el centro de Tu corazón.

¿Es demasiado presuntuoso sentirme tan especial para Ti?

Tú me has dicho que cada uno de nosotros somos Tu único.

Y yo lo he creído y así me siento, Tu única criatura.

El amor de Tus amores.

La esposa elegida por Tu corazón.

¡Oh Dios, perdona mis faltas y date a mí por entero!

Te ansío, te adoro, te amo.



Jesús:

Guardo silencio para escucharte.

!Me complace el amor de Mi amada tanto!

Enmudezco ante tus palabras de amor.

Yo también te amo.

Y desde siempre hasta siempre.

AMEN.



13 Enero 2009



15,35 p.m.



Esther:

Te amo.

¡Oh Jesús!

¡Qué segura estoy de Tu palabra!

¡No retires de mí la fe que Tú mismo me das!

Todo lo contrario, auméntala constantemente para que yo te de la gloria a Ti debida.

¿Tienes algo que decirme, amado esposo de todo mi ser?



Jesús:

Me complazco con tu corazón.

Me alegra enormemente tu fe; tu fe para que tengas lo que deseas.

La fe, amada Mía, lo consigue todo.

Me roba todo.

La fe es vuestro mayor tesoro.

El que creáis en Mí, Me basta para colmaros.

¡Qué dichoso estoy de tu fe de niña!

Así quiero vuestra fe: grande por ser vosotros tan pequeños.

Cuanto más pidáis más obtendréis.

Ahora descanso porque sé que tú descansas en Mi palabra y en Mi promesa.

¡Cómo deseo concederte lo que ansía tu corazón!

¡Como gozo en dar!

¡Tengo tanto!

¡Os quiero regalar tanto!

¿Ves, Esther?

Todo lo que pidáis al Padre en Mi nombre os lo concederá.

Creed que ya lo habéis obtenido y lo tendréis.

Habla de la fe en Mí.

No tenéis más porque no pedís.

Estoy deseando de dar.

PEDIDME.

PEDIDME.

Yo daré generosamente una medida rebosante.

Mis hijos predilectos son los que con toda confianza se entregan a Mí y Me piden por sus deseos y necesidades.

Yo pondré en tu alma, Esther, todo aquello que Yo desee dar para que tu ruego siempre tenga una respuesta.

No pedirás lo que no conviene porque así tú Me lo has rogado.

Por tanto, desde ahora, todo lo que tú corazón te insinúe que Me pidas, hazlo con todas tus fuerzas porque soy Yo el que deseo dártelo.

Te quiero entrañablemente con la misericordia y el fuego de Mi corazón.

Descansa ahora en Mi ser.

Yo te cuido y te abrazo.

Siéntete dichosa, amada y elegida por Mí para depositar Mi corazón y Mis más íntimos sentimientos en ti.

AMÉN.







15 Enero 2009



1,00 a.m.



Esther:

Querido Espíritu Santo: Te pido humildemente que estés conmigo para que yo solo oiga la voz de mi amado Jesús.

Estoy leyendo mensajes a personas y a santos sobre tu próxima venida y mi corazón se queda confuso.

Señor mío, es tan grave lo que estoy leyendo que me asusto.



Jesús:

No tengas ningún miedo puesto que voy a rescataros.

Además tú eres un alma en gracia, Mi predilecta, Mi amada criatura.

Nada has de temer sino todo lo contrario.

Debes alegrarte Conmigo porque eliminaré de la tierra todo mal, todo dolor, todo sufrimiento.



Esther:

Señor Jesús, ¿puedo preguntarte cuando va a ocurrir todo esto?



Jesús:

Esther, no te asustes.

Mi venida tiene que ser rápida, porque Me necesitáis.

Alargo el tiempo para vuestra conversión, pero no hallo conversos.

Mi tristeza llega al límite, y al mismo tiempo, Mi regocijo por vosotros, Mis justos, Me impele a hacercarme a vuestros corazones

¿Puedes recoger Mi corazón en tu corazón?

Mi corazón está lleno de heridas, todas ellas sangran.

Quien más Me hiere es Mi propia familia.

¡Qué dolor tengo!

¡Qué insensibles Mis hijos!

¿No se dan cuenta de que Me matan de dolor?

Tú, Esther, consuélame.

Por favor, consuélame.

¡Estoy tan herido!

Sólo Me puede curar el amor.

No Me sirven otras ofrendas sino aquello que esté movido por el amor.

¡Dejadme que os ame!

¡Dejadme que os quiera con todo Mi ser!

¡Dejadme que os abrace, os cuide, os cure!

¡Qué cansancio Me producís, que sinsabores Me dais!

Pero Mi amor tan inmenso acepta todo: todos los desprecios, todas las calumnias, todas las infidelidades, todos los ultrajes, todas las faltas de amor…

Con tal de que en algún momento os volváis a Mí arrepentidos y Me digáis que Me amáis.

¡Rogad por vosotros, amados Míos!

¡Rogad porque vaya pronto a por vosotros!

¡Rogad porque restablezca Mi reino de amor entre Mis hijos!

Rogad con fervor.

¡No sabéis las maravillas que os reservo aquí en la tierra, cuando Yo aparezca!

Tú, Esther, ni sufras ni te asustes.

¿Cómo podría Yo hacerle daño a Mi mensajero?

Mi mensajero anuncia Mi corazón, por eso Yo lo protejo.

Descansa en Mí.

Olvida todo lo que no sea Yo.

Busca únicamente Mi reino de amor que Yo te prometo que te bendeciré eternamente, aquí y en el cielo.



Esther:

¿Cómo difundo tu mensaje, querido Jesús?



Jesús:

Mi mensaje es Mi palabra.

Mis palabras siempre se cumplen.

Yo confío en ti.

Quiero que vosotros busquéis medios por amor a Mí, para salvar almas.

Tenéis muchos medios al alcance:

Internet, revistas, publicaciones, charlas, reuniones con personas cercanas.

No os preocupe tanto, por ahora, la difusión de este mensaje; que os preocupe, una conversión radical, profunda, verdadera.

Una sola conversión Me basta para santificar a miles y millones de almas.

Por eso es tan importante la conversión que pide Mi Madre.

Porque una conversión del corazón, es un nuevo mundo.

Te revelo Esther la victoria final.

Pero quiero evitar todo el posible sufrimiento intermedio.

Es por eso que necesito la participación de Mis hijos, la conversión total hacia Mi corazón.

Eso paliará el desconcierto y el desastre que viene, necesario para la purificación de Mis hijos.

Esther, vive al día.

No te preocupe el pasado.

No dejéis de tener planes, pero planes de amor para vuestro futuro porque todos los planes que no estén basados en el amor, no tendrán futuro.

Cuando reine Mi poder de gracia y gloria no tendrán cabida deseos desleales, enriquecimientos injustos, abusos a los demás.

Cuando llegue Mi reino sólo subsistirán los justos y sólo se realizarán sus proyectos.

Con esto, Esther, te vuelvo a abrir Mi corazón.

Un corazón de Padre eterno, un corazón de esposo amante, un corazón de niño herido, un corazón de amigo seguro y eterno.

Recoge todo lo que Yo te manifieste, por obra del Espíritu Santo.

Servirá para la salvación de muchas almas.

Te bendigo eternamente.

Duerme en Mí.

Cuando despiertes adórame.

Cobijémonos en esta triste noche de matanzas, de calamidades de hermanos.

Cobíjame hoy.

Tu casa es apacible, llena de ternura donde podré dormir esta noche.



16 Enero 2009



9,30 a.m.



Dos ángeles, creo que el ángel de la guarda de José y el mío:

¡Esther!

¡Entra en el gozo de tu Señor!



Esther:

Jesús, esto me parece una locura.



Jesús:

No es ninguna locura.

Es Mi palabra dirigida a ti.

Es Mi deseo de que Me escuches.

Anda, ven a Mí.

¿Deseas que vaya pronto?

¿Deseas que Me apiade de todos vosotros?

Dime, con amor y fuerza:

¡VEN SEÑOR JESÚS!

Estoy pronto a la venida, pero no puedo revelar ni el día ni la hora.

Será en el momento más imprevisto, porque así deseo aparecer.

Como el novio que sorprende a la novia antes de desposarse con ella o repudiarla.

Tú, Esther, espera Mi venida como novia hacendosa: ocupada con los quehaceres del hogar y del trabajo, auxiliando en todo a tus hermanos, adornada y preparada para Mí en cualquier momento.

No temáis nada Mis justos.

Sois Mi delicia, y a por vosotros voy.

Voy a derramarme sobre vuestras almas, preciosas a Mi Padre, y a daros la plenitud del gozo y la felicidad en la tierra.

El resto de la humanidad que perezca, dejadlo a Mi misericordia.

No sufráis por ellos.

Yo sufro y procuraré su salvación.

El mundo que os tengo preparado será totalmente nuevo y distinto.

Todos estaréis llenos del Espíritu Santo.

Como Mis doce apóstoles.

Vuestras obras irradiarán luz, paz y amor.

Serán las obras de Mi propio Espíritu que gobernará la tierra con toda santidad.

Esther, confío en ti, confío en Marta.

Confío en vuestra entrega y pureza de intención para servir a Mi reino.

Un reino en el que imperará la justicia, la armonía, la sobreabundancia, la vida, la alegría, el amor total.

Será un anticipo del cielo que os tengo prometido.

El cielo también será renovado con vuestra renovación.

La Jerusalén celeste estará ya en la tierra de los vivos.

Y Yo moraré con vosotros en Espíritu y Santidad.

Mi templo estará en vuestros corazones.

Nunca jamás habrá tanta ternura por Mi parte como en el período venidero.

Seréis conscientes de ser los hijos de Mis entrañas.

Nadie se sentirá sólo.

Todo florecerá.

Todo se hará nuevo.

Sólo cuando lo veáis podréis comprender cuánta es Mi grandeza.



17 Enero 2009



1,00 a.m.



Esther:

¡Oh Jesús!

Te amo en mi transitoria frialdad.

Te amo con mi voluntad.

Te adoro con mi corazón y mi entendimiento.

Tú eres mi Dios, Mí todo, mi amor, mi vida.

Y lo sé a pesar de encontrarme hoy en parálisis y decaimiento.

Yo sé que tú acogerás mi corazón igual que cuando mi sensibilidad se desborda de afectos y cariños para ti.

Tú conoces mi naturaleza humana porque te encarnaste en uno de nosotros.

El sacerdote al que me llevaste para abrir mi alma y que tanto me ha ayudado está muy enfermo y no tengo a ningún otro ministro tuyo para que me dirija.

¡Y tengo tantos asuntos que consultar para saber cómo quieres que los encamine!.

Sé tú, Espíritu Santo, el que me guíe en todo momento.

No permitas que yo sea engañada ni por el maligno ni por mí misma.

Cuenta conmigo, Jesús, para tu obra.

No permitas que me salga de Ti ni de Tu voluntad.

Sólo oraré.

Sólo te adoraré mientras pasa este estado.

A Ti me acogeré con más fuerza que nunca porque Tú eres mi Dios.

Un Dios que se apiada del pobre y del desvalido.

Y yo soy pobre y desvalida.

Que mi oración Señor, llegue a tus oídos.

Que seas cariñoso con tu criatura en los momentos difíciles.

Yo, como una niña muy pequeña, me abandono a Ti y a tu providencia.

Hazme ver Tu rostro cuando me lance a Tus entrañas de amor.



Jesús:

Esther...

¡No te vayas aun!

Me falta por decirte esta noche cuánto te quiero.

Cómo Me haces de feliz con tu actitud de entrega y confianza.

A pesar de tus dudas, sigues pegadita a Mí.

Te bendigo.

Te amo.



19,00 p.m.



Esther:

¿Por qué Señor en la lectura al azar me vuelves a hablar del caos y la regeneración del mundo con el pequeño Isaías?

¿Qué te pasa, querido Jesús?

¿Qué quieres de mí?

Porque estoy entregada a Tu voluntad.



Jesús:

¿Notas la paz que te invade?



Esther:

Si Jesús, mucha paz, y en un día doloroso.

Es extraño.



Jesús:

Es Mi paz.

Es Mi Espíritu en ti.

¡Oh, alma buena que Me escuchas y Me amas!

¡Qué sed tengo de vosotros!

¡Qué tristeza para Mí es vuestra ausencia!

¡No paro de gritar cuánto os amo!

¿Alguien Me escucha?

¿Alguien oye Mis gemidos de amor?

No, apenas nadie.

Desde la cruz sigo gritando:

¡Os amo, queridos Míos!

¡Os amo irresistiblemente como no podéis comprender!

No ahoguéis Mi voz.

Vosotros, los que Me oís, recogedme de Mi Cruz y ponedme en el centro de vuestro corazón.



Esther:

Jesús, noto y siento en mi toda tu tristeza.

Quiero que sepas cuánto te amo yo.



Jesús:

Pero, ¿y tus hermanos?

¿Dónde están, Esther?

Yo sé lo que hacen, lo lejos que están de Mí, y lo que sufren.

Si, Esther, voy a volver a rescataros.

Daré un poco más de tiempo para las últimas conversiones, pero llega el final del plazo.

¡Qué desolación siento en Mi corazón!

¡Qué tristeza y qué dolor, Esther!

Tú, sin falta, cuida de Mí y consuela Mi pena desgarradora.

¿Tienes algo más importante que hacer que consolar a tu Dios?

Sí, tu Dios, Esther, necesita tu consuelo y tu ternura.

Me acojo a corazones como el tuyo que son capaces de dejar todo para escucharme y acompañarme.

¡Cuánto os necesito, pequeños hijos entregados!

Sois el soporte de vida de vuestros hermanos.

Por amor a vosotros retengo Mi ira, que no es otra cosa que Mi dolor y Mi tristeza agotadas por el cansancio.

Esta noche, Esther, recógeme por completo en tu corazón.

Deseo descansar en ti como en Mi propia casa.

Ve a celebrar la Eucaristía. Yo Me entregaré en totalidad a ti, y hoy, especialmente hoy, dedica todo tu ser a consolarme.

Sé que lo harás.

Te quiero.

Me deseo en tu pequeño corazón.



20 Enero 2009



9,56 a.m.



Esther:

Aquí estoy, Jesús.

Apenas sin fuerzas, llorando con mucha pena y algo enferma.

Pero Jesús, no me quejo de nada, sólo sufro y te ofrezco mi sufrimiento.

Acéptalo porque te lo doy y lo amo porque me viene de Ti.

Purifica todo mi ser con el sufrimiento y dame fortaleza y gracia para amar en mi vida lo que Tú dispongas para Mí.

AMÉN.



Jesús:

Estoy contigo.

Estoy tan unido a ti, que somos uno.

Sí, este sufrimiento es necesario.

Mi ternura te envuelve aunque sufras.

Y sé que es mayor el sufrimiento de alma que de cuerpo.

Ya sabes que en eso te asemejas aún más a Mí.

El dolor de desamor traspasa el ser.

Hiere hasta las profundidades de la misma existencia.

Pero, dulce Esther, no serás por siempre desamada.

Al contrario, serás dichosa por tanto amor como recibirás en un futuro próximo.



22 Enero 2009



20,43 p.m.



Esther:

Amadísimo Jesús, aquí estoy de nuevo ante Ti, depositando mi alma en Tus manos para que seas únicamente Tú quien guíe mi vida.

Estoy intentando meditar cómo transmitir las palabras que me has ido diciendo estos años a otras personas que Tu desees que las conozcan.

Y me hallo sin saber ni por dónde empezar.

Sé Tú, mi Jesús, el artífice de esta obra.

Yo soy un pobre instrumento que tiene en sus manos un tesoro de incalculable valor.

Y ese tesoro he de repartirlo pero no sé ni cómo ni a quienes.

Espíritu Santo de amor y de sabiduría, ilumina mi pequeño ser para que pueda servir a mi amado Jesús.



Jesús:

¿Me amas, Esther?



Esther:

Sí, Jesús, tu sabes que te amo.

Tú lo sabes todo.



Jesús:

Esther, cuando reúnas a Mis hijos, abre tu corazón.

No hay nada como ser sincero.

Los dones que Yo te doy no son para esconderlos, ni tienes por qué asustarte de tenerlos.

Y mucho menos tener miedo.

¿De quién, si es a Mi mismo a quien Me vas a entregar a otros corazones?

No quiero que te reserves nada.

Quiero que seas como Yo te he ido haciendo: una niña confiada.

Confiada, no en las personas, sino en Mí.

Ha de darte igual lo que piensen de ti.

Marta ha de perder también el miedo.

No podéis ir a la guerra llenas de miedo, sino valientemente y armadas con mis armas.

Yo iré delante de vosotras, almas queridas.

Y además, os acompañaran Mis ángeles de luz y los ángeles custodios de todas aquellas personas que por Mi gracia asistan a la reunión.

Los frutos los concederá Mi Santo Espíritu y a veces serán inmediatos y a veces tardarán en fructificar.

Vosotras haced únicamente la misión que os encomiendo:

Transmitir Mi mensaje.

El resto está en Mis manos.

Os he buscado a un sacerdote que no solo os da la certeza de que es Mi palabra, sino que os alienta y estimula a propagarla.

¿Qué miedo podéis tener?

¿Al qué dirán?

¿A perder vuestra reputación?

¿A quedar como locas de amor por el cielo?

Decid siempre que vuestra conciencia os impulsa y os obliga a hablar y que dejáis Mis palabras en el conocimiento y en el corazón de Mis hijos para que Yo mismo les hable a su conciencia.

Que tras escucharos y poder leer Mis palabras, las oren junto a Mí.

Por nada más habéis de tener preocupación.

¿No veis que la obra es Mía?

¿No veis que soy Yo realmente quien convoco la reunión, quien elijo a las almas que irán y Mi Espíritu Santo el que hablará por vuestras bocas si os abandonáis a la Trinidad?

Entonces, queridas hijas…

Gozad por haber sido llamadas a una misión tan alta como la de llevarme a los corazones.

Gozad y orad porque estaréis haciendo Mi voluntad.

Yo os sostendré.

Yo os levantaré cuando las presiones o los malos tragos lleguen.

Pensad:

Mi Señor está siendo respetado en Su voluntad y yo, pobre criatura, ayudo a consolar su corazón.

Nada os turbe.

Sed Mis apóstoles.

Sí, Mis apóstoles de los últimos tiempos.

Sed Mis santos.

Una nueva santidad movida por el Espíritu Santo que es el que hace nuevas todas las cosas y el que os habla a vosotras dos para llevar a las almas a la verdad completa.

Y veréis, como corroboración, que los frutos serán buenos.

CONFIAD EN MÍ.

ADELANTE.

ANIMO.

OS AMO.

MI ALEGRIA SE DESBORDA SOBRE VUESTROS CORAZONES PORQUE NO HABEIS SIDO SORDOS A MIS GRITOS, SINO QUE HABEIS LUCHADO CONTRA ENEMIGOS INTERIORES Y EXTERIORES A FIN DE CUMPLIR MI VOLUNTAD.



26 Enero del 2009



7,24 a.m.



Esther:

Buenos días Jesús.

Gracias porque estoy un poco mejor.

Esta mañana ya no tengo fiebre.

Que esta enfermedad en Mí, sirva para darte gloria, amado Jesús.

Me ha parecido entender que me decías:

¡Anda, Esther, coge la libreta!

Y por si acaso es tu voz, amado Cristo, aquí me tienes.



Jesús:

Esther...

¡Desbordo de amor por ti!

Mi corazón se ensancha cuando te contemplo.

Tú estás en Mí.

Vives ya en Mí, aún en medio del mundo.

Mi gozo es pleno contigo.

Te haré conocer Mis pensamientos y Mis designios.

Mis designios son de amor.

El mayor amor que podáis esperar.

Nadie os ama con Mi medida.

¡Oh queridos hijos Míos!



Esther:

Señor Jesús, ahora no tengo más que tu palabra para mí misma.

Pido a mi Madre, la Santísima Virgen, que me asista en este camino.

A Ella me entrego en totalidad para dejarme aconsejar y cuidar.

¡Oh Señor, escucha mi pobre oración y asísteme en plenitud de gracia!



Jesús:

Escucho tu oración.

Escucho todo de Mis hijos y Mi sabiduría os lleva, si Me entregáis vuestra voluntad, a Mí mismo, a la felicidad que tanto ansiáis.

Tú, Esther, has hecho Mía tu voluntad y por ello, Yo y sólo Yo, dirijo tu vida.

Déjate pues llevar.

Vive una vida muy sencilla: oración y amor.

Yo estaré ante ti llevándote correctamente.



Esther:

Gracias Jesús.

Confío plenamente en Ti.

En mí no, pero en tu asistencia sí.



Jesús:

Mis designios y Mi plan los irás comprendiendo y conociendo poco a poco.

No quiero que seas un autómata ante Mí.

Quiero que colabores Conmigo en Mi plan de salvación.

No Me pidas pues, que te diga, detalle a detalle, lo que has de hacer.

Pídeme mejor que en cada momento que vivas Yo te de la luz necesaria.

Por ahora, ora y ama.

Vive en gracia.

Recíbeme siempre que puedas.

Entrégate a Mi plan para vuestra salvación.

Y Yo te iré diciendo en el preciso momento qué has de hacer.

Se lo dije a Mis hijos:

"No os preocupéis de lo que tengáis que hacer o decir ante los tribunales, pues Mi Espíritu Santo os precederá".



Esther:

Intentaré Señor hacer las cosas como me dices.

Pero hay un tema, Tú lo sabes, sobre el que me gustaría que me orientaras.



Jesús:

Esther, Esther...

Olvida tus juicios y déjame a Mí hacer la historia.

¿No sabías que es paso imprescindible lo que está ocurriendo?

¿Por qué no te fías del todo de Mi?

¿No sabes que Yo soy la sabiduría plena?

Cuando ocurra algo que a tus luces te parezca contrario a la meta, haz un acto de fe y dime:

"Señor, Tú lo sabes todo, Tus caminos son perfectos, yo confío en Ti".

Y descansa alegre y confiada.

¿No ves que Yo voy delante?

No hay nada que Me de tanta gloria como vuestra confianza.

Como la del bebé, que en brazos de su madre olvida cualquier miedo, cualquier preocupación...

Porque sabe que su madre lo ama.

Y si esa es la actitud de una madre…

¡Cuán mayor y más sabia la de vuestro Padre del cielo!

Quiero Esther, tu total confianza en Mí.

Si se te tienta para que la pierdas, ora constantemente la oración que te acabo de enseñar y ahuyentarás al divisor.



28 Enero 2009



15,17 p.m.



Esther:

¡Oh Jesús!

¡Qué triste te veo!

¿Qué te ocurre?

Por favor, dímelo, que mi corazón sufre.



Jesús:

¡Sigo en desamor por tantos hijos!

¡Sigo tan sólo entre las multitudes!

¿Quién Me ve?

¿Quién se preocupa de Mi?

¿Quién desea recibir Mi amor?

Llego, Esther, a ser el último de los mendigos implorando y gimiendo por vuestro amor.

¡Qué desolación!

Tenéis que daros prisa.

¿Sabéis que el hombre sin Mí está en estado de muerte?

Sus labios palidecen como ahora los Míos.

Yo muero con ellos y sin embargo no Me abren sus puertas.

Sed vosotros, almas Mías, quienes lleven la misiva.

Haced de correo enviados por Mí.

Ya que a Mí no Me reconocen porque no Me ven con los sentidos corporales, ni Me tocan, ni Me oyen, acercaos vosotros que sí os pueden ver y oír.

Llevadles la gran noticia, la salvación total de todo su ser y decidles que Mi salvación es integral: que Yo sano cuerpo y alma.

No soy un Dios de futuro, soy un Dios de eterno presente.



Esther:

¿Y cómo hacemos lo que nos pides, querido Jesús?



Jesús:

Aprended de los apóstoles.

Seguid sus pasos.

Ellos os precedieron en el anuncio y ahora os necesito para volver los corazones de tantos hijos heridos hacia Mí.

Yo di consejos para ese caminar:

Id de dos en dos y se irán haciendo multitudes.

No preparéis un magnífico discurso de palabras humanas.

Antes bien, depositad vuestra boca y vuestra voz en Mi Santo Espíritu para que sea Él quien actúe.

No llevéis provisiones porque nada os faltará.

Jamás aceptéis nada material por entregar Mi mensaje, que os ha sido regalado.

No miréis nunca atrás, siempre hacia adelante.

No os desanime quien rechace Mi palabra, pues puede necesitar más tiempo.

Dejad en él la semilla.

El sacerdote aparecerá y también muchos antisacerdotes que nada Me agradan.

Orad, orad constantemente.

Hacedlo todo en Mi nombre.

Proclamad el nombre de Jesús ante cualquier dificultad o problema.

Dejaos asistir y aconsejar por Mi Madre.

Descansad en Mí.



29 Enero 2009



8,38 a.m.



Esther:

¿Qué hacemos Señor con tus hijos que tanto sufren por el hambre, las injusticias, el abandono...?

¡Qué dolor, Señor, y que impotencia la mía!

Tú lo puedes todo, Señor, arregla nuestras maldades para con nuestros hermanos.

¡Qué indiferencia sentimos, Señor, por los demás!

¡Qué poco nos importa el enorme sufrimiento de tus hijos!

¡Oh Señor, ten misericordia de nosotros, los opulentos de este mundo!

¡Enséñanos a amar como Tú amas!

¡Danos luz!



Jesús:

¿Entiendes Mi dolor?

Ahora Me estás acompañando.

¡Sufro tanto, Esther!

¿Cómo no sufrir si os amo hasta Mi misma entrega a la muerte?

¡Veis a vuestros hermanos muriendo y pasáis de largo!

¡Cómo cambiaríais si los papeles se repartieran de otro modo!

¿Cómo podéis ser tan necios y tan insensatos, queridos hijos?

¡Cómo os tiene de cegados Satanás!

¡Nada hay oculto que no se manifieste!

Todos vuestros pecados de omisión atraviesan de dolor Mi santo corazón.

¡Todo aquello que no hagáis por vuestro hermano quedará sin hacer!

¡A aquel de Mis hijos a quien no socorráis quedará sin ser socorrido!

Es tal Mi dolor ante la visión de la humanidad que no quedo impasible.

Mi justicia ha de actuar.

¿Cómo dejar a Mis pequeños?

Aunque una madre los olvidara, Yo no los olvidaré.

¿Comprendes Mi ira de amor?

Mi amor os abarca a todos, pero Mi justicia ha de poner orden y equilibrio ante vuestra locura de indiferencia y de maldad.

Los perversos quedarán aniquilados y haré levantar a los caídos y abandonados.

Mi propio brazo abatirá a unos y elevará a otros.

Es un acto de justicia.

Esther, atiende a Mi corazón.

Recoge Mis palabras empapadas de dolor. Ve preparando a tus hermanos para Mi venida.

El caos se apoderará del mundo como nunca antes ha ocurrido.

Una catástrofe llevará a otra. Todo se irá desmoronando como un juego de fichas que al caer una, va tirando a las demás.

Haré que nada se sostenga en pie más que Mis elegidos para la nueva creación.

A ellos Me dirijo.

A ellos que, a pesar del mundo, se han mantenido fieles a Mi voluntad.

Para ellos son Mis designios de amor y misericordia.

A ellos entrego Mis primicias.

1 comentario:

  1. Wynn Las Vegas - DrmCD
    Wynn 충주 출장안마 Las Vegas 당진 출장마사지 is located on the northern end of the Las Vegas Strip. It 김포 출장마사지 is owned by 이천 출장마사지 Wynn Resorts and operated by Caesars Entertainment 부산광역 출장안마

    ResponderEliminar