sábado, 15 de octubre de 2011

JUNIO 2009





1 Junio 2009



23,39 p.m.



Jesús:

¡Estoy tan triste, Esther!

¡Hay tanto desamor para Conmigo!

¡La pena inunda Mi alma!

¡Como en Getsemaní!

Di Mi vida por completo, la di de verdad y por amor.

Pero…

¿Y vosotros?

¿Me habéis amado?

¿Quiénes?

¿Cuántos?

¿Valió la pena…?

Sí.

Valió por ti y por unos pocos.

Por eso, querida Esther, hoy necesito tu consuelo.

Tú consuelo calma Mi gran dolor.

Tú Dios necesita ser abrazado y acariciado.

Y no encuentro corazones que Me quieran cobijar.

Tú, dulce Esther…

¿Me recibirás así, tan triste, tan decaído, tan cabizbajo?

Hoy voy a ti muy herido en Mi corazón.

Muy lastimado por vuestro desamor e indiferencia.

¡Oh almas fieles!

¡Consolad a vuestro Dios!

¡Consolad a quien tanto os ama!

Mi corazón se irá curando con vuestro amor.

¡Venid a Mí a consolarme!

Mis lágrimas se derraman como un torrente.

¡Os amo tanto!

¿Alguien puede recoger Mi angustia?

Es la angustia del solo, del abandonado, del menospreciado, del que sobra, del que molesta...

¡Benditos Míos!

¡Venid!

¡Venid a abrazarme!

Dejad que Me refugie en vuestros corazones.

¡Él Amor sólo desea amar y ser amado!

Yo soy el Amor.

El Amor infinito y eterno.

Prometo la bendición completa en sí mismo y en su vida, a quien Me muestre su amor.

Su amor sencillo y humilde.

Porque no necesito sacrificios ni ofrendas aparentes.

Necesito corazones limpios, corazones puros, corazones de niños confiados.

Oh Esther, tú Mi niña, abre de par en par tu corazón porque esta noche deseo dormir en él junto a ti.

Ofréceme el aposento de tu alma porque haré morada en él.

¡Oh bendita niña Mía que sé que Me ama!

Yo también te amo.

AMÉN.



Pido al Señor que me corrobore todo lo que me acaba de decir y sobre todo si es cierto que yo he podido descubrir en su rostro una tristeza mortal.

Al azar sale el siguiente párrafo (642 sor Faustina):

"Y vi otra muchedumbre que salió al encuentro de Jesús, con rostros igualmente alegres y con ramos en las manos, gritando sin cesar de alegría; había también niños pequeños, pero Jesús estaba muy serio; el Señor me dio a conocer lo mucho que sufría en aquellos momentos.

Yo no veía nada fuera de Jesús, que tenía el corazón saturado por la ingratitud de los hombres".



5 Junio 2009



7,46 a.m.



Jesús:

Guarda silencio en tu corazón.

Yo estoy dentro de tu corazón y tú dentro del Mío.

¿Me escucharás?



Esther:

Sí, Señor.



Jesús:

Dame tu mano.

No caerás.

No te derrumbarás porque Yo te sostengo.

Tu debilidad la hago fuerte en Mí.



6 Junio 2009



9,00 a.m.



Esther:

¡Oh Señor Jesús!

¡Qué certeza me has dado esta noche de ser Tu palabra la que me llega!

¡Y en estos momentos tan opuestos a lo que Tú me dices!

Anoche, tras dos días terribles de sufrimiento y oscuridad en el alma, te seguí buscando desesperadamente y ore lo siguiente:

"Que Tu sangre purísima, Señor, comience a circular por mi propia sangre y me sane del dolor y de las tinieblas de mi alma. Que Tu cuerpo sano, sane mi cuerpo tan herido".

Y Tú me llevaste, dulce Jesús, a la lectura de un libro "Discernir la voz de Dios" y dos escritos, que me abrieron los ojos del alma, de tal manera que la fe se hizo dueña de mi razón y Tu palabra dominó por encima de los acontecimientos que en estos momentos estaban sucediendo.

Tú has sido siempre quien me ha hablado.

Lo sé con certeza y humildad.

El demonio no me hará dudar porque esa sería su victoria.

¡Oh Señor, mantén en mí una fe incluso superior a la que en estos mismos momentos tengo!

Creeré firmemente Tus palabras de la Biblia.

Así se obrarán milagros.

¡Oh Señor, cuánto te bendigo, te alabo y te doy gracias de todo corazón por ser tan bueno conmigo!

¡Alabado seas, mi dulce Señor!

Y ahora, en fe, escribiré si algo me quieres decir.

La victoria es Tuya, amado Jesús.

Aquí me tienes.

Sigo a Tus pies para recoger, en fe, todo lo que quieras comunicarme.



Jesús:

¡Tranquilízate!

Actúo en ti porque eres parte de Mi propio Cuerpo.

Os dije:

"Pedid y recibiréis".

Y tú Me pediste que Yo mismo, Mi cuerpo y Mi sangre, fueran tu cuerpo y tu sangre.

Y así he hecho con todo Mi amor.

Te he llevado al conocimiento y a la certeza de que no soy un Dios mudo sino un Dios sumamente comunicativo con quien Me quiera escuchar.

Y no sólo os diré cosas generales sino que, si Me dejáis hablar en vuestro corazón, os iré ayudando hasta en los más mínimos detalles de vuestra vida.

Esther querida, fui siempre Yo quien se dirigió a ti.

He habitado y habito plenamente en ti por tu entrega en libertad a que así Yo lo haga.

¿Comprenderías vivir tan íntimamente con alguien, y no comunicarte con él?

No, no sería posible.

Yo, tu íntimo huésped, constantemente te hablo.

Y no solamente te hablo sino que te cuido, te inspiro las mejores acciones, los mejores pensamientos.

Yo proveo tu alimento y tu comida.

Yo inspiro tus propias palabras para los demás.

Yo soy quien vivo en ti.

No te asustes.

Al morar de esta manera, tan fundido en ti, ya no eres tú, sino Yo, quien dirijo tu vida para tu felicidad.

Así pues, Yo soy quien todo lo hago en ti porque soy tu Dios y todo lo puedo.

Escucha, ¡oh pueblo Mío!:

Si Me hacéis el dueño y rey de vuestros corazones, seré Yo quien os corone de gloria y de felicidad.

Sólo quiero eso, veros felices y confiados a Mis constantes regalos de amor.

Nada temáis.

Nada os asuste.

Estaréis Conmigo.

Yo estoy con vosotros hasta el fin de los tiempos.

Y luego seremos Uno mismo.

Yo cabeza, vosotros Mis miembros amados.

Yo deseo que seáis parte de Mí.

Parte inseparable de Mí mismo por toda la eternidad.

Ahora, Esther, deseo que Me escuches y anotes toda palabra que salga de Mí.

Es muy importante tu fe y tu docilidad.

Yo haré obras grandes con vosotras dos, Marta y tú, por la gran entrega y amor que recibe Mi corazón con vuestros pequeños corazones de carne.

Seguid en fe escuchando Mis latidos de amor por toda la humanidad, y proclamad tanta buena noticia.

Os amo.

Os tengo como niñas elegidas directamente por y para Mi obra.

¡Confío tanto en vosotras dos!

¡Os ama tanto Mi corazón, el de vuestra madre María y el propio corazón del Padre!

¡Oh Mis niñas queridas!

Venid a Mi seno y coged de Mí la sangre purísima que restaurará vuestras pocas fuerzas, vuestra poca fe.

Venid porque estoy deseando vaciar Mis dones sobre vosotras.

¡Oh Mis niñas!

¡Mis amadas niñas!

Confiad en Mí.

Amén.





7 Junio 2009



9,42 a.m.



Jesús:

¿Crees que no sufro al verte sufrir?

Todo tu sufrimiento lo llevo cargado en Mí y a ti fuertemente abrazada estrechándote contra Mi pecho.

¿Sabes que hace Dios cuando toma en su defensa particular a uno de sus hijos?

Mueve cielos y tierra para su felicidad.

Si ese hijo se ha confiado por completo a Mí, si no se ha reservado absolutamente nada para sí mismo, si ha intentado vivir rectamente siguiendo Mis preceptos, si ha orado con su corazón en todo momento...

Yo soy un PadreDios, suma justicia, que recompensa con creces al hijo amado que, además, ha sido bondadoso y fiel con su Padre.

¿Qué haré con este hijo tan amado, pudiéndolo todo porque soy su PadreDios?

No habrá capacidad en los deseos del hijo para soñar siquiera, cuánto bien le espera.

Cuando lo compruebe verá cuan generoso es su Padre y no podrá salir de su asombro.

Recibirá, no el ciento por uno, sino mucho más.

Su Padre lo premiará con tanta bendición, que además de lo que quiera regalarle, estará deseoso de ofrecer todo cuanto siga deseando su hijo.

El Padre deseará ser requerido por ese hijo para donarlo constantemente con lo que su hijo pida.

Será una relación perfecta de amor entre el Padre bueno y el hijo fiel y amoroso.

Tú eres para Mí, Esther, esa hija buena y fiel.

Tú, sin saberlo, has cambiado designios en el mundo.

Tú has derrotado legiones enteras de demonios.

Tú has llevado al cielo a numerosas almas del purgatorio.

Tú y tu amor, llevará a muchos pecadores a la conversión.



8 Junio 2009



19,32 p.m.



Tras orar y pedir constantemente saber si Dios me ha hablado sobre el tema que tanto me hace sufrir, el Señor me ha dicho algo muy serio a través de la lectura del diario de Sor Faustina:

“Si un alma ha llegado a saber cuál es la voluntad de Dios y no la cumple es como Lucifer que tuvo una luz grandísima y no siguió la luz”.

Y que es muy serio que si la certeza la he llegado a tener en mi corazón, yo siga dudando.

Ante esto me he puesto a los pies de Jesús pidiendo perdón y rogándole ayuda para mantenerme en la fe y no en tanta duda como recibo de Satanás.

POR FAVOR, JESUS, LIBRAME DEL DIVISOR Y DEL DAÑO QUE HACE A MI FE.

JUNTO A TI, JESUS, NADA DUDARÉ, NADA TEMERÉ.

SOSTENME EN LA FE, PORQUE ME EMPUJA EL DIVISOR CONSTANTEMENTE INTENTANDO PISARME Y APARTARME DE TI.

GRACIAS JESUS.

NO ME DEJARÁS SOLA EN ESTA TEMPESTAD Y EN ESTE DOLOR.

CONFIO EN TI.

ME ENTREGO DE NUEVO Y POR COMPLETO A TI.



14 Junio 2009



9,15 a.m.



Día del Corpus Christi



Jesús:

!Oh Mi niña, ven a Mí!

Ayer te hablé del abandono en Mí, y tú Me preguntaste:

Señor, ¿cómo debemos abandonarnos?

Te dije que abandonarse en Mí, es descansar.

Descansar en que todo lo hago Yo y que de nada habéis de preocuparos.

En el abandono, únicamente debéis ser muy dóciles a las inspiraciones de Mi Espíritu porque Él os guíara al perfecto cumplimiento de Mi voluntad.

El abandono en Mi providencia, no es tiraros al abismo negro y frío.

Se trata más bien de un salto hacia arriba, hacia lo celeste, hacia lo seguro.

Porque en ese salto ascendente que hacéis confíando en Mí, Yo surjo y os hago Míos para proveeros de todo.

Y ese salto es vuestra parte.

El abandono a Mi providencia, a Mis brazos que tanto os desean.

Lo que tenéis que hacer, únicamente, es saltar en fe.

Lo que ocurrirá, si saltáis, es que, lejos de caer, subiréis veloces a la alegría y al gozo que os da Mi propio Ser.

Y podéis abandonaros a Mí en lo más mínimo que acontezca en vuestra vida.

No tenéis que esperar a grandes decisiones para poneros en Mis manos, sino que el acto más pequeño, la acción más insignificante, podéis hacerla en abandono.

Vivir abandonados a MÍ, es caminar sin pisar la tierra, es caminar sobre las nubes que Yo hago firmes para que no tropiece vuestro pie puesto que en esas nubes no existen ni las piedras, ni los socavones, ni las montañas, ni los abismos.

Son nubes de seda las que pongo a Mis hijos para que caminen en fe.

Y al caminar en fe, abandonados a Mi sabia providencia, seréis testigos de grandes milagros, de grandes gracias y dones, porque viviréis en una dimensión celeste, aunque vuestro cuerpo se mantenga aún en la tierra.

Con el abandono a Mi providencia, os hago vivir en el cielo, en Mí.

Y en Mi, nada falta, nada sobra, todo es perfecto.

Os invito a experimentar y a gozar lo que es el absoluto abandono del alma a Mi providencia.

Vivid de fe.

Abandonaos a Mis cuidados.

Os juro que nada os faltará porque Yo os daré todo.

Os amo.

Quien vive abandonado a Mí providencia, es mimado especialmente por Mi corazón.

Es el perfecto hijo del Padre.

El que todo lo espera de Él y a quien el Padre amoroso goza con darle lo que ni siquiera ese hijo sospechó recibir.

Sed Mis hijos mimados.

Abandonad el mundo porque eso y únicamente eso es lo que os permitirá abandonaros a Mí.

¡Qué ternura siento por un hijo que confía tanto en Mí, que decide abandonarse a Mi providencia!

¡Qué delicia siente Mi corazón ante este niño tan pequeño al que no Me puedo resistir de cuidar, mimar, besar, y ensalzar!

Sí, ensalzar, porque el que se abandona, es humilde.

Y es humilde porque sabe que nada tiene por sí mismo, pero que todo lo tiene en Dios.

Y Yo, ensalzaré a este hijo humilde.

Lo ensalzaré sobre toda la creación.



16 Junio 2009



8,24 a.m.



Jesús:

Soy todo bondad para vosotros.

Abridme vuestro corazón para que Yo haga morada.

¡Oh, cuánto os amo!

¡Mis niños!

¡Mis pequeños!

No temáis.

No temáis a nada ni a nadie si os mantenéis unidos a Mí.

¿Me amas, Esther?



Esther:

Si, Jesús, te amo como sé y como puedo.



Jesús:

No dejes de amarme.

A través de ti, Mi amor se manifiesta a los demás.

Deja que Mi amor rebose en tu ser.

No pongas límites a tu capacidad de amar, puesto que el amor no tiene fin.

Mi voz es serena.

Mis caricias y Mis besos, suaves y cálidos.

Trato con exquisita ternura a Mis almas amadas.

No hay esposo más entregado que Yo a su esposa amada.

No hay esposo que la ame tanto, que se convierta en huésped permanente en el corazón de la esposa.

No hay esposo más servicial, más comprensivo, más sabio, más eficaz que Yo.

Soy el esposo perfecto del alma.

Soy vuestro Dios enamorado.

¡Oh, esposa Mía!

¿Hasta cuándo habré de esperar tus amores?

¿Cuándo te darás cuenta de Mis ansias desmedidas por hacerte Mía?

¡Oh, esposa querida!

¡Oh, Mi delicia!

¡Oh, Mi preciosa!

Abre bien los ojos y mira Mis ojos inundados de amor por ti.

¡Deja de esquivarme!

¡No huyas de Mí!

¡Te espero desde toda la eternidad!

¡Oh, ven a Mí!

Invierte tus pasos y dirígelos a Mí.

¡Estoy deseoso de tenerte entre Mis brazos!

Dime hoy y siempre un sí de compromiso.

Te bendeciré por tu amor.

Te colmaré de felicidad.

AMÉN.



19 Junio 2009



21,50 p.m.



Jesús:

Quiero hablarte.



Esther:

Si, Jesús, dime.

Pero no me fío de mí ni de que yo te entienda bien.

Perdóname, por favor.

¡Estoy en un tiempo tan difícil!



Jesús:

Esther...

Confía en Mí.

Confía en Mi santo nombre.

¿Crees que te he abandonado?

¿Crees que te he olvidado?

Sé de tu dolor.

De tus dudas sobre las locuciones, desde los acontecimientos aparentemente contrarios a Mi promesa.

Se de tu alma entregada a Mi sin comprender Mis actuaciones.

Pero, Esther, seme fiel.

Hasta el final.

Acepta lo que Yo disponga para tu vida y no hagas caso a los acontecimientos exteriores que, a primera vista, parecen contradecir Mis palabras.

¿No sabes ya que Yo Me complazco en actuar así?

Quiero que veáis que, pese a todo pronóstico, YO SOY.

YO SOY el que, por Mi fuerza, convierto los desiertos en oasis dulcísimos.

Y deseo que viváis y palpéis el desierto, incluso que sufráis la sed, la soledad y el miedo del desierto, para que veáis que YO SOY el que proveo un oasis de paraísos para Mis criaturas.

Ahora bien, habéis de atravesar el desierto estéril.

Habéis de caminar sólo en fe, de Mi mano.

Sin ver y sin tener, pero con la confianza de que Yo jamás os abandonaré a la muerte de inanición y de sed.

Es más, el desierto es el lugar perfecto del encuentro entre Yo y el alma.

En el desierto os aferráis a Mí.

En el desierto Me pediréis agua, comida, cobijo y compañía.

Y Yo, gozoso os lo iré dando.

El desierto es el lugar más bello para el encuentro entre los amados.

Yo dispongo los desiertos para acrecentar nuestro amor.

¡Es tan puro el amor del alma que recorre el desierto…!

¡Es tan dulce para vuestro Dios poder proveeros de todo en el desierto…!

Cuando lleguéis al paraíso donde mana leche y miel, sabréis que el camino fue fructuoso.

La fe en Mí será fuerte, como cimiento de un gran edificio.

Habréis aprendido a amar porque habréis aprendido a confiar.

Y quien confía, todo lo obtiene de Mí.

Os amo y por eso os llevo, a veces, por desiertos de amor.



21 Junio 2009



15,30 p.m.



Esther:

Aquí estoy, Jesús.

Con los avatares y sinsabores de la tierra, pero con todo mi amor dirigido a Ti, mi único amado, en quien confío.



Jesús:

Hoy quiero recogerte en Mí, para que tus penas se vuelvan un gozo en Mi corazón.

Tráelo todo a Mí.

Tus inquietudes, tus miedos, tus deseos, tus promesas, tus proyectos.

Yo los haré Míos y todo en Mí, tendrá su realización.

Confía plenamente en Mí.

Tu aguijón lo permito Yo para tu mayor gloria en Mí.

No te preocupes pues, de no poder tú sola quitartelo.

Yo lo quitaré cuando no te sea necesario.

Ahora descansa y confía en Mí.

Es Mi Espíritu Santo el que inspira estas palabras que tú recoges por escrito.

Es el Amor puro quien guía tu camino.

Te llevo hacia la plena libertad

Libertad de ti misma y libertad del mundo.

Desapégate de todo y apégate a Mí.

Renuncia a todo por Mí y Yo haré que todo sea para ti, Mi amada, Mi bienamada y predilecta hija.

Sí, fuiste elegida por Mi corazón.

No te resistas a Mí que soy el Amor.

Marta fue amada por su Padre Dios, y escogida para esta misión.

Ha de ser muy humilde para poder llevarla a cabo.

Ha de ser muy silenciosa con el mundo.

Dile que todo lo que desea hablar con las criaturas, que lo hable Conmigo.

Dile que si fuera necesario arrancar el teléfono porque ella sienta que la entretiene y distancia de Mi, que no dude en arrancarlo.

Dile que la necesito mucho.

Que quiero compartir Mi gran obra de salvación con ella y que no deseo tanto entretenimiento de su alma.

¿Se lo dirás?

¿Me escuchará?

Espero, en vuestra libertad, que Me respondáis con un sí.

Pero, incluso si no Me respondéis como espero, Yo seguiré confiando en vuestros dos corazones.

AMÉN.



22 Junio 2009



19,36 p.m.



Dios Padre:

Guarda silencio para Mí.

Estoy en Espíritu en ti.

Eres dócil a Mí, a Mi santo Espíritu.

Todo lo tiene solventado Mi poder y Mi misericordia.

En Mi corazón, tus planes han sido escuchados.

Son planes de justicia, no te preocupes.

Vuestro Dios escucha atento lo que le decís.

Desea que le pidáis cuanto necesitáis.

A veces, Yo mismo siembro en vuestros corazones la necesidad concreta, el deseo ardiente de vuestro corazón, sólo para que Me lo pidáis porque Yo deseo dároslo.

Así que, escrutad vuestro corazón.

Si hay algún deseo constante, persistente, un deseo tan grande que os hace gritar, no dudéis en que fui Yo quien lo depositó en vuestros corazones.

Pedidme que se haga realidad y no dudéis en ser insistentes en vuestra solicitud.

Yo, Padre gozoso, estoy deseando concedéroslo.

Imagina, Esther, a un Padre amantísimo de su hijo pequeño.

Ese Padre, pensando siempre en ver feliz a su hijo, pasa por una tienda y se queda prendado de un juguete que sabe que será la delicia de los juegos del hijo.

Llega a casa y hace que el pequeño vea el juguete que, previamente su Padre, adquirió para él y llevó a casa.

El hijo no sabe que fue su Padre quien lo trajo para él.

Ve el juguete y desea cogerlo.

Pero el Padre quiere, por tanto amor como ha tenido en buscar ese regalo tan precioso, que su pequeño hijo lo desee con todas sus fuerzas porque su Papá conoce, que algo que se desea con todo el corazón, hace realmente dichosa a la persona.

Entonces, el Padre hace como que no aprecia los gritos del pequeño señalando el juguete.

El Padre sonríe ante los intentos del pequeño por alcanzar con sus manos el regalo.

Y el Padre, por amor, sigue como ausente.

Pero no dudes, Esther, que es mucho mayor el deseo del Padre en regalar el juguete, que el deseo del hijo en hacerlo suyo.

Hay un momento, por insistencia del hijo, en que el Padre tiene tan enternecido el corazón por amor, que de un salto agarra el precioso regalo y lo entrega al hijo.

Ahora dime, Esther…

¿Crees que el Padre hubiera buscado con tanto esmero el juguete...?

¿Que lo hubiera puesto a la vista del pequeño para provocar su deseo...?

¿Que hubiera esperado, y casi desesperado, para preparar el corazón de ese hijo a disfrutar verdaderamente del juguete…

Si no fuera a dárselo con todo su amor...?

NO.

Todo lo preparo, incluso los deseos santos, para concedéroslos.

Pero...

¡Oh, por favor!

¡Sabed de dónde vienen!

Vienen de Mi amor desbordante por vosotros, Mis pequeños hijos.

Os colmo de regalos diarios.

Os colmaré de regalos eternamente.

AMÉN.



24 Junio 2009



12,40 p.m.



Esther:

Dime Jesús querido y al que no merezco



Jesús:

Te miro fijamente a ti.

A Mi amada, a Mi predilecta.

¡Oh, por favor, no te alejes de Mí por conocer tu miseria!

Yo la sanaré

Yo te ayudaré.

Dime, Esther, ¿te has cansado de Mí?



Esther:

Jamás, Jesús.



Jesús:

Necesito que Me digas que Me amas.



Esther:

Te amo como una enamorada, Jesús.

No dudes de mí.

Todo lo espero de Ti.

Todo lo tengo de Ti.

Soy toda debilidad.



Jesús:

Yo te prometo que justo en tu debilidad serás la más fuerte.

AMÉN.



18,54 p.m.



Esther:

No te entiendo, amado Jesús.

Hay muchas interferencias y no me llega tu voz.

¿Qué ocurre?

¿Por qué hace esto el maligno?

Me infunde mucho miedo.

¡Ayúdame, Jesús!



Jesús:

Nada puede hacerte.

Sólo asustarte.

Te asusta porque te teme, Esther querida.

Intenta alejarte de la cercanía que tenemos pero nada podrá si lo ignoras.

La mejor bofetada al demonio es vuestra ignorancia respecto a su ser.

A la soberbia personificada Satanás se le vence con la humildad y el no hacer caso a cuantas insinuaciones os presente.

Tú, hija Mía, eres su constante pesadilla y ya ha intentado muchos métodos contigo.

La conversación que tuviste anoche con Marta, lo enfureció de tal manera que notarás sus ataques de odio contra ti.

Ignora sus estrategias y confíate por completo a Mi santo corazón.

Yo te protejo y te cuido.



26 Junio 2009



16,35 p.m.



Esther:

Estoy en la casa del pueblo, ya lo sabes.

Llevo toda la mañana limpiando el jardín y amandote, Jesús.

¡Cuánto te amo!

¡Qué bellísimo eres!

Mi vida eres Tú y sólo Tú.

¡Dime que Tú también me amas!



Jesús:

Ya sabes de Mis delicias con tu corazón.

Vivo en tu corazón.

Yo he limpiado y regado las plantas contigo.

Me gusta vivir en ti.

Me complace tu belleza ante Mi creación.

Todo lo creé para ti y para Mis hijos.

¡Disfruta, amada Esther!

¡Todo es para ti!

¿Sabes?

Tengo deseo de que vengas al cielo y veas qué tengo preparado para ti.

Es excelso, como excelso es Mi amor por ti y por todos los que creen en Mi santo nombre.



Esther:

¿Me llevarás pronto al cielo?



Jesús:

Te llevaré en espíritu y en vida.

Podrás ver tanta maravilla.

Confía en Mí.

Es un gran regalo el que te voy a hacer.

¡Te amo tanto!

¡Es tan dulce tu presencia para Mí!

Cuando te haga gustar del cielo, habrás de contarlo a tus hermanos pequeños.

También a Mis queridos sacerdotes.

¡Oh, te amo, dulce Esther!

¡La criatura más pequeña y más débil, toda Mía!

¡Oh que dicha saber que Me amas tanto!

¡Yo también te amo!

Y te amo de verdad.

Tal y como eres.

No te quiero de otra manera sino tal y como te soñé para Mí, profundamente.

Te bendigo.



Luego he visto a Jesús en la foto muy triste y no podía hacer otra cosa porque su tristeza me traspasaba y le he dicho:

“Dime Jesús por qué estás tan triste”.

Y le he pedido que me lo diga a través de una lectura porque yo no puedo adivinar por qué es su enorme dolor.

Abro al azar.

Sor Faustina:

"Tengo una tristeza mortal. Tráeme a las almas de los pecadores a Mi corazón y que ellos no tengan miedo de acudir al tribunal de Mi misericordia".



Yo he roto a llorar y a tener la certeza de que el rostro de mi amado Jesús también me expresa cómo se siente en cada momento.

Le he llevado a Su corazón a todos los pecadores del mundo, a los enfermos, a los pobres (que somos todos), a los soberbios y a los que no lo aman.

Y yo le he dado a Él todo mi amor para consolarlo.

Su rostro ha cambiado totalmente.

Está apacible, sereno, dulce...

¡Mirándome con tanto amor y ternura!



30 Junio 2009



1,20 a.m.



Esther:

Querido Jesús, ¿qué deseas de mi pobre ser?

¿Cómo puedo agradarte?

No te puedo ni ver ni tocar y yo sólo sé dar amor besando, consolando...

Dime cómo puedo amarte en fe.



Jesús:

Esther, tú Me amas ya en fe.

Tú Me hablas, Me consultas qué Me agrada, Me das besos con toda tu alma y corazón.

Vienes siempre que te llamo, cuidas de los demás…

Y sobre todo, vives en Mi presencia hagas lo que hagas.

En eso consiste amarme en fe.

En que Me trates igual que si Me vieras con tus ojos, Me tocaras con tus manos y Me oyeras con tus oídos.

Es vivir conmigo e incluso, si quieres porque a Mí Me agrada, llegar hasta hacerme un sitio en la mesa que Yo te lleno de alimentos y dejarme un espacio en tu cama cuando te vas a dormir.

Te aseguro que Yo lo ocuparé y te abrazaré toda la noche.

¿Sabes, Esther?

Estoy más vivo que tú.

Es más, tú vives porque Yo soy la Vida.

Tu vida procede de Mi.

Entonces, trátame y ámame como a Jesús vivo y presente en ti por completo.

Habla conmigo, cuéntame las cosas, quéjate ante Mí y si has de llorar, aquí tienes Mi hombro y Mi corazón.

Vive tan unida a Mí, que todo te lo plantees en plural y Me digas:

Jesús, ahora vamos a cocinar o Jesús, ahora vamos a salir a pasear.

Así, Esther, Yo Me sentiré muy amado por ti, extremadamente querido y mimado.

Y Mi alegría desbordará tanto que te inundaré de Mí mismo.

AMÉN.

No hay comentarios:

Publicar un comentario