sábado, 15 de octubre de 2011

OCTUBRE 2010



9 Octubre 2010



1,10 a.m.



Jesús:

La oración del justo siempre es eficaz.

Es escuchada por todo el coro celestial que se une a su súplica.

La comunión de los santos actúa en esa oración porque el alma humilde y confiada, que ora, es justa ante Mi Padre del cielo.

He ahí por qué a las almas justas les doy el don de la oración.

Porque ellas serán escuchadas y satisfechas.

Yo, Jesús de Nazaret, el Justo, os hago Mis amigos y confidentes y siembro en vosotros el don excelso de la intercesión.

Todo es un acto de amor para que todos os salvéis y tengáis plena felicidad.

El alma justa pide con humildad.

Y no hay mayor belleza para vuestro Dios que un alma humilde.

Nada puedo negar al hijo sencillo de corazón que tiene un corazón humilde.

Pedid abundantemente todos los dones.

Pedid Mi Espíritu porque en Él está la salud, la sabiduría, la templanza, la paciencia, la esperanza, la delicadeza…

Soy un Dios Don de Amor.

Dono Mi amor, y en él va todo anhelo humano.

Os ruego:

Pedidme con humildad, pedidme con confianza de hijos, pedidme con la certeza de que os lo quiero conceder, y dadme las gracias aun antes de obtenerlo.

Y LO OBTENDREIS DE MI.

No creáis que pedís egoístamente cuando lo que os mueva sea el AMOR:

Amor por vuestros hermanos sufrientes.

Amor por vuestros hermanos enredados en la tiniebla.

Amor por los pobres.

Amor por los desamparados.

Amor por los despreciados.

Amor por los abandonados.

Amor por los enfermos.

Amor por los necesitados.

Amor por los pequeños.

Amor por los poderosos.

Amor por los engañados por este mundo.

Amor por los pecadores…

YO SOY quien os lleva a la oración y quien os concederá lo que pedís.

Mi Padre y vuestro Padre está derretido en Sus entrañas ante la oración del hijo justo.

Porque YO SOY EL JUSTO.

Y quien Me ama sobre todas las cosas es visto por Mi Padre del cielo con los mismos ojos y con el mismo amor con que me ve a Mí.

¿Por qué limitaros a pedir pequeñas cosas si todo lo podéis obtener?

Sed osados en pedir, sed valientes, sed audaces ante vuestro Padre Dios.

La oración de fe es un acto que glorifica a vuestro Dios.

Orar así es glorificar a Dios y Dios os glorifica a vosotros, pequeñitos tan amados, cada vez que oráis.

¡Si supierais cuanto sois amados!

Todas vuestras congojas desaparecerían e iríais a vuestro Papá del cielo a pedirle cuanto necesitarais.

CONFIAD.

CONFIAD.

CONFIAD.

Nada es tan grato a vuestro Dios como la confianza del hijo pequeño que todo lo espera y todo lo cree.

AMEN.

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