sábado, 15 de octubre de 2011

MAYO 2010





1 mayo 2010



21,38 p.m.



Jesús:

¿Me amas mucho, Esther?



Esther:

Sí, Jesús.

Te amo.

No puedo vivir sin ti.



Jesús:

Te miro desde el cielo y sonrío para ti.

Yo también te amo, Mi pequeña.



Esther:

Señor, yo jamás he conocido mejor noticia que la que Tú traes: Tu misericordia, Tu amor, Tu perdón y la vida eterna en felicidad junto a Tí.

¿Quién puede rechazar esta verdad tan maravillosa?



Jesús:

Esther, escucha:

Yo soy el Amor total.

Y os amo a todos, sin excepción.

Todo lo que escribes está inspirado por el Espíritu Santo, no tengas miedo.

El va diciéndote dulcemente al alma, cuán grande es Mi amor.

¡Oh, venid a Mí todos los que necesitáis amor verdadero!

¡Todos los que habéis sido abandonados, traicionados, engañados, manipulados y despreciados por este mundo dominado por el interés!

Esther, transmite directamente a cada alma estas palabras de Mi parte:

Yo, Jesús de Nazaret, vengo a tí para amarte.

Y Mi amor atraviesa los abismos.

Vengo a ti envuelto en Mi manto de gloria para darte un manjar exquisito.

Un manjar que nunca probaste.

Un manjar de deleite tras el cual ya no sentirás hambre jamás.

Porque Yo sació tu sed de amor.

Yo sacio tu esencia.

Tú has sido creado para Mí: el Amor, la Paz, la Dulzura, la Armonía, la Belleza, la Seguridad.

Tú has sido hecho para ser Dios.

Mis ojos se han enternecido contigo.

Mi corazón te ha buscado desde siempre.

Y te hallo ahora frente a Mí.

Dios y su criatura.

Dios y su amada.

¿Me permites la entrada a tu alma?

Sé mío.

Se de tu Dios.

Correspóndeme a tanto amor como el que tengo en Mi corazón para ti.

¡Anda, no tardes en lanzarte hacia Mí!

Pega tu mejilla a Mi pecho.

Notarás cuanto te amo.

Cuanto te deseo.

A tí y sólo a tí.

Abstraigo a toda la creación para que sepas Mi fidelidad personal.

Cada hijo Mío es único.

Siéntete único para Mí.

Olvida la magnitud de la creación.

Olvida incluso a Mis otros hijos, tus hermanos.

Quiero que estemos solos tú y Yo.

Y quiero desposarme contigo.

Quiero que entres junto a Mí en la cámara nupcial.

Y allí sabrás que eres único.

Y que Yo quedo en plenitud si Me entregas tu amor.

La relación de Dios con cada alma es absolutamente íntima, única y esponsal.

Así has de sentirlo.

Así has de creerlo.

Amén.





2 mayo 2010



4,39 a.m.



Jesús:

Esther, te levanto por las noches cuando deseo que Me acompañes en Mi soledad.

Son horas en las que se produce con mucha fuerza la redención de Mis almas santas.

Son llamadas especiales que hago a Mis hijos para salvar a sus hermanos.

Sed muy dóciles si os despierto para orar.

Porque en vuestro aposento, con las puertas cerradas y orando a vuestro Padre que está en los cielos, estaréis impidiendo asesinatos, pecados de lujuria, blasfemias, robos, asaltos a la dignidad de vuestros hermanos, extorsiones, secuestros, y toda clase de males que sugiere el enemigo y susurra al oído de muchos de vosotros.

Son horas de combate durísimo entre el bien y el mal.

Son las horas en las que Yo hube de aceptar Mi pasión sabiendo del inmenso dolor que Me esperaba.

Quise quedarme orando al Padre por vosotros sabiendo que venían a prenderme esa misma noche.

El amor tan inmenso que había en Mi corazón por todos vosotros Me sostuvo en la oración y no escatimé nada para salvaros.

Todos vosotros, los que respondéis a Mi llamada a la oración en estas horas tenebrosas, estuvisteis también junto a Mí aquella noche y Yo conté con cada uno de vosotros para la redención de la humanidad.

Por eso queridos hijos, no Me abandonéis en la noche terrible.

Orad junto a Mí.

Yo os sostendré.

Porque el tiempo no existe para vuestro Dios.

Todo es un presente.

La redención se está realizando en este mismo momento en que tú, querido hijo, oras junto a Mí al Padre.



¡Sigo anunciando Mi amor con estas llamadas que os hago de madrugada para orar!

Porque es Mi amor el que se entrega esta noche.

Porque Yo estoy en una continua entrega de amor por cada uno de vosotros, para que ninguno se pierda.

Esther, anuncia todo esto a tus hermanos.

Quiero que sepan que soy Yo, en persona, Jesús de Nazaret, el que os despierto a orar.

Pide al Padre que seáis muchos los que me acompañeis.

Y todo lo que pidáis al Padre en Mi nombre, especialmente cuando Yo os llamo a pedir y a rogar, lo obtendréis.

Amén.



3 mayo 2010



Esther:

De nuevo te noto muy triste, Jesús.

Tus ojos están llorosos.

Y me quedo mirándote en esta foto donde me expresas tantas cosas, Señor.

Vengo a Ti para consolarte si me necesitas y para pedirte la paz, porque yo también necesito la paz y el consuelo.

Señor, vivir en fe es como recorrer la selva.

Siempre hay obstáculos para llegar a Ti.

Cuando no son socavones, son mosquitos, otras veces son trampas donde uno puede caer, animales feroces...

Señor, me siento en la selva.

Voy siempre luchando contra enemigos interiores y exteriores. 

Y a veces acabo agotada y no he hecho nada productivo cara al mundo.

Pero mi lucha interior, Señor, es fuerte y necesito Tu palabra y Tu gracia.

Ayúdame, Señor porque soy muy pobre.



Jesús:

Sí, Esther.

El camino de la fe es duro y trabajoso pero…

¿Olvidas que Yo voy contigo?

Te acompaño en todo momento y soy Yo el que te protege de tanto peligro.

Solo quiero que te fíes de Mí en esta selva, que es el mundo, sabiendo que Yo voy abriendo el camino.

No tienes que tener ningún miedo.

¿Sabes el por qué de Mi expresión de dolor?

Porque en esa selva donde estáis, muchos de vosotros no os dejáis guiar por Mí y Yo veo todo el daño que padecéis y el miedo que soportáis.

Yo soy el camino que habéis de seguir, el sendero recto.

Yo soy el único que os ama de verdad y el que da su vida por ti.

En esta selva de tormentos Yo ofrezco Mi vida por la tuya.

Yo me enfrentaré a cualquier animal que intente atacarte.

Pisaré las trampas del camino para que tú nunca caigas.

Te cobijaré con Mis alas cuando estalle la tormenta.

Yo soy tu salvación.

Dejadme que os proteja.

Yo no quiero que sufráis.

Quiero cuidaros como a la niña de Mis ojos.

Mi corazón desea cuidaros hasta el extremo.

Y haceros llegar sanos y salvos hasta el final del camino.

En Mi sabiduría, Yo conozco la dirección.

Dejaos conducir por Mí.

Entregaos al Espíritu Santo que soplará sobre vosotros y os irá moviendo en el camino correcto.

Soy un Dios guerrero que defiende a todos sus fieles.

Me hago uno como vosotros para ir al campo de batalla.

¿Por qué dudáis de Mí?

Yo no estoy lejos, allá en los cielos, ignorando vuestro padecer.

Estoy junto a vosotros, metido en vuestra piel y en vuestra alma.

Sufriendo vuestro sufrimiento e inspirándoos la manera de vivir felices aquí en la tierra y llegar a la patria prometida. 

Debéis abandonaros a Mi sabiduría y a Mi acción sobre vosotros.

Fiaos de Mí.

Necesito que os fieis de Mí.

No puedo obligaros a seguirme, pero quiero que sepáis que Yo conozco el camino a la perfección.

Que Yo conozco vuestras limitaciones y suplo las fuerzas que os faltan en este caminar.

Quiero que sepáis que cuando no podáis más, Yo os cogeré en Mis brazos y seguiremos caminando hasta que recuperéis fuerzas.

Dejadme obrar en vuestras vidas completamente.

Dejadme que os lleve Yo.



Confirmado inmediatamente al poner en you tube una frase que se me ocurrió: “Promesas de Dios” y buscar al azar el capitulo 7. Es admirable Nuestro Señor y mi pobreza es absolutamente inmensa para este don tan excelso que me ha regalado.



5 mayo 2010



1,00 a.m.



Estaba escuchando una conferencia sobre el Espíritu Santo y he sentido que Jesús me ha dicho:

“Llevo toda la tarde esperando para hablarte y para que recojas Mis palabras...

¿Serías capaz de dejar de oír la conferencia para oírme a Mí?”



Y yo sigo dudando de que sean pensamientos personales.

¡Es tan pequeña mi fe!

Pero pienso ¿y si es Jesús?

Y he cortado la conferencia y me he preparado para recoger Sus palabras por si quiere decirme algo.

Invoco al Espíritu Santo con todo mi corazón y mi pobreza para que no haya nada que interfiera ni me engañe.

Porque estoy viendo que estos escritos están llegando a mucha gente.

Y yo tengo miedo de que se mezcle mi pensamiento.



Jesús:

Esther… mujer de poca fe.

¿Hasta cuándo tendré que esperar para que Me creas?

¿Qué signos tendré que hacer para que sepas que soy Yo quien te llama, quien te habita, quien te lleva?

Escribe Mis palabras.

Soy un Dios AMOR.

Soy un Dios DON.

Todo aquello que imagináis y soñáis, existe en Mí.

Yo soy la plenitud de todos vuestros anhelos y deseos.

YO SOY EL QUE SOY.

Lo soy todo.

Y vosotros sois Mis amados.

En quienes Me complazco.

A quienes Me entrego.

Estherita Mía, no te alejes de Mí.

Que tu razón no te haga pensar que no soy Yo quien te llamo.

Recoge dócilmente Mis sentimientos para Mi humanidad amadísima.

Di a todos que muero de amor.

Di que Mi entrega personal es perpetua, constante, en todo momento, ahora.

Di a Mis hijos que Mi corazón late de pasión por cada uno de ellos.

Di que no se aburran de escuchar Mis gritos de amor porque el que ama de verdad necesita expresar cuánto ama, cuánto sufre al no ser amado, cuánto haría por vuestro amor.

Di a Mis hijos, por favor, que crean que estoy vivo, que habito en medio de vosotros y que os amo profundamente.

Creed en Mi amor.

Que vuestros sentidos no os engañen porque, aunque no Me veáis, YO SOY.

Creed el testimonio de los santos.

Ellos me vieron por la gran pureza de su corazón.

Cualquiera que llegue a tener la pureza interior necesaria, vivirá en Mí, Yo viviré en él y Yo Me manifestaré a él.

Di a Mis hijos que los necesito como el amante a su amada.

Di que no puedo descansar si no Me entregan su amor.

Di que eternamente los esperaré.

Di que Mi pena será inmensa si ellos se pierden.

Mi dolor será semejante al del amado que perdiese para siempre a su amada.

Y está en la libertad de la amada volver a los brazos de quien la ama tiernamente.

De quien es el verdadero AMOR.

Pero a veces, la amada, díscola y aventurera, no se conforma Conmigo sino que quiere experimentar.

Y Yo he de dejarla porque solo quiero que venga a Mí por amor.

Y Mi amada, aun sabiendo Yo del dolor que le espera, de la insatisfacción, de la vacuidad… he de dejarla.

Pero estoy aquí esperándola.

No tengo ojos más que para Mi amada. 

No tengo otra meta más que conseguir su amor.

¡Oh amada mía!

¡Mírame!

¡Penetra Mi corazón!

¡Verás cuánto te amo, y que poco te ama el mundo!

Refúgiate en Mí.

Nadie te amará jamás más que Yo.

Porque Yo estoy loco de amor por ti.

Yo te acepto tal y como eres.

Yo acepto todos tus defectos porque, te amo tanto, que nada son para Mí.

No temas no tener la talla suficiente para ser Mi esposa.

Porque tu talla es perfecta para Mi altura.

Tu pequeñez, es Mi enamoramiento.

Hija Mía, hermana Mía, esposa Mía…

Soy el amante mayor.

Soy el amante perfecto del alma.

Yo sacio con creces tus anhelos.

Déjate invadir por Mí.

Déjate enamorar por Mí.

¡Oh amor Mío!

¡Cuánto deseo tu correspondencia!

¡Cuánto deseo tu si!

Amén.





8 mayo 2010



11,45 a.m.



Esther:

Dime Jesús porque estás tan triste.



Jesús:

Ibas a ver una película sobre la esquizofrenia y Yo te he llamado para que Me escuches lo que tengo que deciros.



Mis hijos enfermos mentales son amadísimos por Mí.

Nadie sabe del dolor que tortura sus almas.

Compadeceos de vuestros hermanos enfermos mentales.

No huyáis de ellos como de leprosos.

Acercaos, dadles todo el amor que podáis.

Mi dolor mental y corporal la noche de la pasión, fue tan grande, que sudé sangre y agua.

¡Es tal el dolor del alma, que rompe incluso al propio cuerpo!

¡Oh, Mis hijos enfermos mentales!

No hay tan gran dolor.

Pero vosotros, que en esta vida sufrís los mayores tormentos, seréis los más consolados y los más felices.

Vosotros, hijos Míos depresivos, ansiosos, esquizofrénicos, bipolares, autistas... seréis los primeros en ser iluminados en la sabiduría de vuestro Padre Dios.

Con vuestra oscuridad mental, suplís en Mi Cuerpo Místico lo que le falta a Mi pasión y con vuestro sufrimiento salváis multitud de almas sin siquiera tener conciencia de ello.

Yo os he elegido como hijos preferidos que sostenéis directamente Mi Cruz.

Y no os quepa duda de que no seréis juzgados sin una infinita misericordia en la que estáis inmersos ya en esta vida.

Vuestro lugar en el cielo no os será arrebatado.

Sois Mis hijos predilectos porque lleváis cargada la Cruz de vuestro Redentor.



9 mayo 2010



18,37 p.m.



Jesús:

Haz silencio en tu alma porque estoy Yo habitándote.

Sé hasta qué punto te pido que te fíes de Mí.

Sé todo lo que hay en tu corazón.

Nunca te dejo sola.

Estoy en todo momento en intimidad contigo.

¿Notas cuanto te amo?

Pídeme la perseverancia y Yo te la daré.

Uno puede fiarse de Mí durante años, pero llega un momento en que las preocupaciones del mundo y las opiniones de "sentido común", ahogan la semilla.

Quiero que sepas que hay semillas maravillosas que Yo planto en el alma, que crecen durante tiempo dentro de la tierra porque sus raíces van profundizando hacia el interior.

Y cuando todo está enraizado, sin verse al exterior aún ni un brote, comienza tímidamente a mostrar su presencia.

Y es tan fuerte y espléndida esa semilla que planté, que nada puede derribarla cuando sale a la superficie: ni el viento, ni la tormenta, ni el sol abrasador, ni la sequía.

Porque la planta recibe su agua y su alimento de la fuente interior, y las condiciones exteriores apenas le afectan.

Ese es Mi sembrado en ti.

Un sembrado profundo, rodeado de silencio y de espera paciente, una soledad sufrida mientras alrededor ves plantas de todas clases florecer.

Pero tu semilla, la que decidí plantar en tu alma, es inmensamente más fuerte y más duradera que todas las demás.

Ha requerido todo tipo de milagros interiores que sólo Yo he podido realizar.

Sé que aún no ves nada, no asoma ni una verde hojita, pero no desconfíes de lo que hay sembrado y creciendo con tanta fortaleza.

Las semillas que requieren silencio, obscuridad, profundización y tiempo, son las que perdurarán.

Acógete a Mi palabra y a Mi promesa.

Está a punto de romper la tierra y aparecer ante el mundo.

Yo soy tu consuelo en este desconcierto porque sólo has de vivir de fe.

Soy el jardinero de tu vida y sé lo que planto en ti y en cada uno de vosotros.

Tu tierra era para frondosos árboles, ¿cómo plantar en ella únicamente hierba?

Tú serás árbol frondoso que dará frutos dulces a quien de ti los quiera coger.

Y Yo gozaré de tu hermosura y riqueza para los demás y para Mí mismo, pues serás Mi lugar preferido para pasar, junto a ti, las horas de la eternidad.



14 mayo 2010



9,33 a.m.



Dios Padre:

Esta es la carta de amor más tierna que jamás haya llegado a ti, querida alma de Mi corazón.

Sí, soy Dios, un Dios todopoderoso que no necesita nada para su gozo pleno, pero que en su inmensa felicidad te ha creado a ti por un acto de purísimo y generoso amor.

Y he aquí que te veo creada por la hechura de Mis manos.

Formada toda tú, sólo por amor.

Tu dignidad altísima la recibes de Mí, de tu Dios, que es tu Padre.

¡Alma creada por Mis entrañas, salida de Mi mismo corazón, y esperada desde toda la eternidad para que, en su libertad, Me conozca y Me ame!

¡Alma bellísima ante toda la creación!

¡Alma que ha enamorado el corazón de su Dios!

¡Alma que no sabe hasta qué punto es amada!

¡Alma de Mis entrañas…!

Te creé para amarte y ser amado por ti.

Todo lo he puesto a tu disposición.

El resto de la creación ha sido hecha sólo para ti.

Incluso he creado un ejército de ángeles que te servirán por toda la eternidad y que en tu peregrinar en la tierra estarán cuidándote.

¡Oh alma Mía, bendita!

¡Sé santa como Yo soy Santo!

¡Sé amor como Yo soy Amor!

Tienes todo a tus pies porque Yo te lo dono.

Es más, me tienes a Mí, tu Dios, derretido de amor, mirándote sin cesar y sellando tu ser en la palma de Mis manos.

Jamás te abandonaré.

Jamás dejaré de amarte.

Y Mi palabra es verdadera. 

Quiero, alma Mía, que sepas, qué preciado y valioso es tu ser.

Quiero que sepas que te he comprado para Mí al precio de Mi propia sangre.

Así eres de valiosa para Mi corazón.

Hasta morir por ti, por amor.

Sabiendo esto, alma Mía, vive con la dignidad que tienes.

Y tu dignidad es altísima por ser la preferida de Dios ante toda la creación.

Por haber sido creada como hija y no como esclava.

Tú tienes todo el derecho del primogénito en casa de su Padre amoroso.

Tú eres Mi criatura amada.

Tu Dios te ama sobre cualquier otro ser.

Tu Dios quiere desposarse contigo.

Tu Dios ha creado a Su esposa perfecta y sólo desea unirse a ella por toda la eternidad.

Quiero, alma Mía, que sepas que soy inconcebible para ti por ser tal Mi perfección, pero que tú eres parte de Mí y por lo tanto, de dignidad altísima.

Vive sabiendo tu valor.

Vive sabiendo de Mi amor por ti.

Vive esperando nuestra próxima unión.

Amén.



16 mayo 2010



3,57 a.m.



Esther:

Señor, he estado leyendo vidas de personas estigmatizadas o que no han comido ni bebido sino que solo se han alimentado de Ti, de  la Eucaristía.

¡Y me viene una miseria tan grande a mi corazón, que me avergüenzo de que Tú me des alguna gracia especial!

Porque, Señor, estas personas, por lo que yo leo, sí que son santas.

Creo que ni pecaban.

Eran criaturas como ángeles.

Y yo, Señor, no soy así.

Yo he pecado mucho en mi vida.

Mucho Señor.

Y ahora lucho.

Y unas veces caigo y otras no.

Cuando me das Tu gracia es cuando no caigo.

Pero yo no tengo nada que ver con estas personas tan santas sobre las que he estado leyendo.

Y estaba inundada de miseria y he creído sentir que me has dicho que quieres hablarme.

No, no he creído sentir sino que lo he entendido de Tu voz.

Y por eso Señor me he venido aquí a ver si Tú quieres algo.



Jesús:

Esther, cada santidad es distinta.

No hay una mejor que otra porque no está en el mérito de la persona, sino en Mi voluntad, el darle gracias extraordinarias, como son los estigmas, la inedia, la levitación, los éxtasis…

Nada de eso viene de vosotros, sino que es un regalo generoso de Mi corazón.

Y al ser un regalo y no mérito personal, no tienes que sentirte aturdida ni pensar que tu santidad nada tiene que ver con la de otros hijos e hijas que ya están en el cielo.

Tu santidad, Esther, es la que he soñado para ti, con tu forma de ser, con tus deseos, con tus anhelos, con tus esfuerzos, con tu amor. 

Esa, y no otra, es la santidad que quiero de ti.

Y la santidad, Esther, es tan sutil, que apenas se ve en el mundo.

Estos casos de hermanos tuyos con signos extraordinarios, los he hecho Yo para el bien tuyo y el de todas las almas que conozcan que, por medio de ellos, Mi palabra es Verdad y eso refuerce vuestra fe.

Son dones que he otorgado, no solo a este hijo o hija, sino que son dones para toda la humanidad.

Y hay otras santidades que sólo las conocerá vuestro Padre Dios, y el mundo jamás tendrá por santas a esas personas tan escondidas y pequeñas.

Así que, Esther, no quiero que te compares a ningún santo ni que imites a ninguno para ser exactamente igual que él.

Porque Yo no tengo hijos repetidos.

Cada uno de vosotros sois Mi hijo único y por lo tanto, para cada uno tengo un plan y un designio de santidad.

Recorre el camino que Yo te señale y no quieras ir por caminos que no son los tuyos para la santidad.

A cada uno de vosotros os llevaré por caminos diferentes y todos llevan al cielo.

Pero cada uno ha de seguir el suyo porque esa es Mi voluntad.

Tu vida la quiero sencilla.

Y precisamente esa sencillez que sueño de ti, te hará brillar como tu propio nombre.

Iluminarás con la sencillez de una niña, las conciencias de la humanidad.

Porque Yo me manifiesto en plenitud en la sencillez.

Y serán tus palabras y tu forma de vida sencilla y recogida, lo que te hará santa.

Amén.



17 mayo 2010



22,15 p.m.



Jesús:

¿Me ayudarás?

Has visto en qué estado tan caótico estáis viviendo.

Yo veo aún más.

Veo el interior de vuestros corazones y estallo en desolación.

¡Oh, Mis profetas!

¡Mis amados profetas que con su propia sangre escriben Mis palabras!

Denunciad.

Avisad.

Alentad a una vuelta a vuestro Dios.

Mis lágrimas caen sobre la tierra continuamente. Mi dolor por vosotros es ya dolor de muerte.

¡Oh Mis hijos!

¡Mis pobres hijos!

¿Qué habéis hecho los unos con los otros?

¿Qué habéis hecho de Mis mandamientos?

Id Marta y tú como mensajeras del Corazón Divino de vuestro Dios.

Id sin miedo pero sin descanso.

Habéis de denunciar primero la conducta de Mi esposa y luego ir a los hijos bastardos que de ella han salido.

Id por todo lugar siendo antorchas entre las tinieblas negras que cubren la tierra.

Allá por donde paséis con Mi luz, quedará un punto de referencia para volver al buen camino.

Id con Mi bendición y Mi protección.

Nada os ocurrirá, pero habéis de ir.

Esta es vuestra misión que muy pronto irá aumentando en mensajeros de las palabras que vosotras transmitisteis como Mis primeras enviadas.

Amén.



18 mayo 2010



11,32 a.m.



Jesús:

¡Esther, querida niña Mía!

Sigo en constante amor por ti y por todos Mis hijos.

A todos os amo.

Incluso a los que me detestan.

Yo soy Amor.

Esther, anota en palabras lo que es toda una realidad.

Anota que vuestro Padre desea lo mejor para cada uno de sus hijos.

Por eso os pido tanto que os suméis al deseo de hacer Mi voluntad en vosotros.

Mi voluntad es el diseño perfecto de vuestras vidas.

La felicidad plena en cada uno de vosotros.

Llegar a hacer Mi voluntad con todo vuestro amor es lo más grandioso que existe.

Mayor aún que el funcionamiento perfecto del universo y la existencia de los ángeles del cielo.

Sí, éste es el reino de Mi voluntad.

Una nueva creación dentro de cada uno de vosotros.

Un alma que hace Mi voluntad se convierte en Mi mismo haciendo la voluntad del Padre.

Amén.



17,00 p.m.



Buenas Tardes Jesús amantísimo de mi corazón.

El ordenador se ha roto y no puedo oír nada.

Como sé que en Tu poder está el control hasta de mis pequeños cabellos, creo que si no me permites oír ni siquiera una conferencia que me hable de Ti es porque tienes otros planes mejores.

Jesús yo te amo, te amo con una miseria inmensa que Tú la ves mejor que yo.

Desde ayer, Jesús, estoy en un gozo extraordinario.

Y sólo quiero dar gracias, besarte, alabarle bendecirte, llenar Tus oídos con mi voz de amor.

Y quiero que sepas, Jesús, que sé que todo viene de Ti.

Los amigos que has puesto a mi lado, el trabajo tan maravilloso que me has dado, el estado de salud que ahora mismo tengo, la familia tan buena que has puesto junto a mí, mi hijo tan entregado a los demás y sacando unas notas tan altas.

¿Qué más puedo pedir, que no me hayas dado?

Sólo tengo alabanzas para Ti, amantísimo Jesús.

Ahora me regocijo en saber que también te alabé cuando sufría tanto, con esperanza total de que Tú te manifestarías en gracia y en alegría para mi alma.

 Y así es hoy, llena de gozo, completamente abrumada por Tus dones.

¡Oh Jesús, dueño de mi corazón!

¡Cuánto te amo, cuanto te amo, mi corazón se ha ensanchado por tanto amor!

Quiero que sepas que en la pena o en el gozo soy Tuya, Señor, soy de Tu propiedad, soy la dulce niña que sólo quiere verte sonreír.

Y que estoy muy agradecida por Tu bondad.

Sé que me amas muchísimo, más de lo que yo puedo imaginar.

Y aunque no puedo calibrar Tu amor, lo creo y vivo en él.

Sé siempre Mi consuelo eterno.

Cuando me llames a Tu presencia, Jesús, hazme gozar de Tu maravilla.

Mientras tanto, Jesús utilízame para el bien.

Mi amor rebosa para Ti.

En humildad te digo:

Te amo Jesús.

Aquí me tienes.

Como un bebé en los brazos de su madre.

Amén.



19 mayo 2010



12,43



Estoy fuera de la conferencia, porque es muy difícil mantener la atención con la traducción del alemán al castellano.

Es por ello, Jesús, que me voy a poner a hablar Contigo porque estás dentro de mí.

Tú eres mi tesoro, mi enorme y maravilloso descubrimiento.

¿Cómo hacerte llegar mi alabanza?

¿Con palabras?

¿Cómo, Jesús, puedo manifestar tanto agradecimiento por haber creado a todos Tus hijos?



Jesús:

La alabanza que Me agrada es la del corazón sencillo que Me dice, incluso con balbuceos o suspiros: "gracias", "te amo", "sea Tu nombre bendito"...

De cualquier manera en que hagáis esto, Me agrada, porque lo que Yo recibo y valoro es la pureza, sencillez y humildad del corazón lleno de amor que se dirige a Mí para bendecirme.

El alma que bendice a su Dios, es profundamente bendecida por Mí.

Cuanto más ensalcéis a vuestro Dios, más os ensalzará Él a vosotros.

Cuanto más lo améis, más os amará Él.

Cuanta mayor misericordia derraméis sobre vuestros hermanos, con mayor misericordia seréis tratados y juzgados.

Todo lo que, desde vuestro corazón, Me deis con verdad, así, pero inmensamente multiplicado, recibiréis.

Os lo dije en Mis Escrituras: "Yo daré el ciento por uno aquí en la tierra y además la vida eterna".

¡Si supierais que podéis divinizar hasta vuestra respiración, vuestros pasos, vuestros movimientos y pensamientos!

¡Todo es recibido por vuestro Dios como ofrenda!

¡Y no penséis que tiene menos valor un acto pequeño por ser pequeño, respecto a una gran heroicidad a ojos humanos!

No, hijitos, todo vale en relación con el amor con que Me lo ofrezcáis.

Por ello no hay actos más importantes que otros.

Hay solamente una medida de amor.

Yo sólo os juzgaré por el amor.

Es la única ley que rige para Mí.

Amad, por lo tanto, a todos y a todo.

Y acumulareis inmensos tesoros segundo a segundo.

Amén.





20 mayo 2010



12,30 p.m.



Esther:

¡Oh Jesús!

Ahora me estoy angustiando por no cumplir bien mis deberes de estado en cuanto al trabajo que Tú me has dado, y con el cual cobro un sueldo a fin de mes.

No sirvo mucho para este mundo amado Jesús, ya lo sabes.

Me abruma la multitud.

¡Me he acostumbrado a estar tan recogida!

Sin embargo, Tú me has colocado en el centro de la sociedad, en un trabajo de constante y numerosa relación con el público (con Tus queridos hijos).

Y todos mis compañeros se desviven por este trabajo para hacer congresos, publicaciones, conferencias, viajes al extranjero...

¡Oh, Señor!

Ni siquiera me siento capaz de lo mínimo.

Estoy muchas veces enferma y cada vez más me parece que la realidad es un mundo de ficción y que mi mundo interior lleno de Ti es la auténtica y única verdad.

He tenido la tentación de abandonar este Congreso e irme a casa.

A Tu corazón.

Pero pensando que era realmente una tentación he llamado a mi madre porque sabía que ella me iba a regañar si dejaba de asistir a las conferencias.

En efecto, me ha regañado diciéndome que mi obligación moral es estar en este mundo con todos los demás y hacer todo lo que ellos hacen.

Y veo que tiene razón.

Y que tengo un sueldo no sólo por mi trabajo concreto sino por todo lo que conlleva que incluye: comidas, salidas, copas...

¡Oh, mi sabio Jesús!

Dime qué debo hacer y dame los dones y la gracia necesaria para cumplir siempre Tu voluntad, no la mía.



Jesús:

Esther, gracias por acudir a Mí en todo momento y ante cualquier problema.

Soy Yo el que te ha recogido para Mí, pero te quiero también en el centro del mundo.

Te he capacitado para ambas cosas.

Porque ese recogimiento que te ha llevado a tan gran intimidad con tu Dios, has de servirte para llevarme a Mí a tanta gente a la que he puesto junto a ti, especialmente en el trabajo.

Quiero que no pienses ni te preocupes por el mañana, sino que vivas el instante presente que Yo te regalo.

Y así no te agobiarás por nada.

Cuando estés en el trabajo, estarás santificando todos tus actos y transmitiendo Mi amor a los demás siendo perfecta en tus obligaciones.

Cuando acabe el trabajo, te recogerás en Mí para que Yo te colme de palabras en nuestro gran silencio.

Es tu enemigo el que te hace sentir acomplejada y asustada en esas relaciones que Yo quiero que tengas.

Es más, eres muy deseada de conocer por Mis hijos.

Y ya te dije que la luz es para alumbrar, no para esconderla.

Tú eres luz, eres Mi luz.

Y deseo que ilumines y calientes los corazones de Mis hijos, con todos los bienes y sabiduría que Yo te estoy dando.

No temas, querida hija.

Yo te ayudaré en esto que tanto te cuesta.

Yo auxiliaré tu inteligencia para que no te quedes atrás en tu labor.

Yo haré que, sin grandes esfuerzos, encuentres todo lo necesario para hacer tu trabajo con gran dignidad.

Ahora, descansa de nuevo en Mi paz.

Atiende lo que queda de conferencia y confía plenamente en Mí.

Te quiero en este trabajo.

Es la manera que he elegido para que Me conozcan.

No temas.

Estoy contigo.

Te amo.



22 mayo 2010



3,57 a.m.



Jesús:

Es muy necesario que oréis por los pecadores.

Mi corazón desea escucharos a vosotras, almas fieles, para que por vuestro amor hacia Mí, Yo lo dirija a quienes tanto Me ofenden.

La oración por vuestros hermanos pecadores, es la más eficaz en Mi corazón.

Porque esa oración es la que más conviene al mundo.

No hay nada en ella desagradable para vuestro Dios.

Pecadores sois todos y Yo os amo a todos.

La oración que hacéis por los pecadores os salva a vosotros mismos.

En estas tristes horas de tinieblas, donde Satán llega a los corazones con el mal, estáis vosotros, los adoradores nocturnos de Mi Santo Corazón, que equilibráis el universo con vuestra plegaria por los pecadores.

Es muy necesario que hagáis cadenas de oración entre las tres y las cuatro de la mañana para liberar a vuestros hermanos del maligno.

No os pido una lucha directa contra Satanás, sino una lucha espiritual cuyas armas son todo tipo de oraciones y peticiones al Padre Eterno para que siga teniendo misericordia.

Cada oración hecha con el corazón, al llegar a Mi Padre, producirá un mar de bendiciones sobre vosotros, queridos niños Míos.

Confiad plenamente en la Santísima Trinidad, cuya perfecta unión producirá en vosotros al hombre nuevo.

Y ese hombre nuevo vivirá lleno de Espíritu Santo.

Hablará en distintas lenguas, por su boca saldrá sabiduría, sus acciones serán leales y honestas, sus pensamientos puros y santos, y su caridad no tendrá límites.

Ese hombre nuevo será otro Cristo en la tierra.

Yo mismo haré de él Mi morada y seré Yo quien viva a través de él.

Y él, mi hijo amado, lleno de Espíritu Santo, encontrará en este estado la plenitud y la felicidad total.

Habéis de vaciaros de todo mal y si caéis, no os desesperéis.

Id enseguida a pedir perdón y vomitad de vuestra alma el pecado.

Entonces entraré en vosotros con majestad absoluta, Me haré dueño y Señor de vuestra vida y seréis parte de Mi.

Creed todo esto que os digo.

Porque quien lo crea lo obtendrá de Mí.

Ser otro Cristo es ya ser Dios mismo en vosotros.

Vuestro Dios os diviniza de esta manera.

Todo es un único acto de amor.

La creación entera es sencillamente una explosión de ternura y de complacencia salida del centro del corazón de vuestro PadreMadre Dios.

Y el Espíritu Santo que recibiréis mañana todos aquellos que lo pidáis al Padre, dejará en vosotros huellas de vida eterna.

Pedid, este día de Pentecostés, la venida del Espíritu Santo a toda la tierra.

Pedid el milagro y lo obtendréis.

Pedid que vuestros corazones se vuelvan ebrios de amor, porque vuestro Dios os quiere satisfechos y felices.

Os quiere sin sed y sin hambre.

Os quiere saciar de amor.

Os quiere hacer Amor.

Os quiere hacer Dios.

Amén.





22 mayo 2010







19,30 p.m.



Esther:

Señor, nadie nos hace caso con los escritos.



Jesús:

¿Y qué esperabas?

¿Que escucharan a los profetas?

El gran problema se repite.

No se quiere oír a Mis profetas.

Y para ello, os desacreditarán y dirán todo tipo de calumnias sobre vosotros.

Mis sacerdotes os dirán:

"Ya tengo los mandamientos.

Ya tengo las Escrituras.

¿Para qué más?

¡No lo deseo!”

Y Yo, Esther, soy un Dios vivo que voy anunciando con signos, los tiempos.

Mis sacerdotes se parecen al ciego que no quiere ver porque ya se ha acostumbrado a manejarse con los mínimos necesarios.

¡Oh, insensato!

¿Cómo que prefieres seguir ciego?

¿Cómo que desprecias las Palabras que dan vida?

Pues en tu elección te dejaré.

Continuaré Mi caminar dando vida y dándola en abundancia, pero a ti, hijo Mío que me desprecias, a ti te dejaré en la oscuridad que eliges para vivir.

Esther, hay que saberse ciego y sordo y cojo y mudo y enfermo... para querer sanar.

Cuando el ciego cree que ve porque no conoce otra cosa más que la oscuridad, cuando el sordo cree que oye, el cojo que corre y el mudo que puede hablar... no habrá medicina que los pueda curar.

No comprenderán ni harán suyas Mis palabras.

No servirá de nada entregarles Mis tesoros.

Orad por ellos para que Mi Padre los haga conscientes de su oscuridad.



25 mayo 2010



8,30 a.m.



Esther:

Jesús, tengo mucha, muchísima paz en el alma.

Y al mismo tiempo siento dolor por muchas cosas.

Debes ser Tú, amantísimo Jesús, quien me concede esta serenidad interior porque sólo puede venir del cielo.

Hay momentos, Jesús, en que todo esto... !me parece tan irreal!

Pero enseguida viene Tu auxilio a mi entendimiento y me hace recordar Tus prodigios, que me llevan de nuevo a la certeza de Tu actuación en mí.



Jesús:

¡Quédate conmigo!

No temas por nada.

Yo estoy con vosotras.

No permitiré que os alejéis de Mí.

Estoy gozoso y complacido con Marta y contigo.

Os estoy profundamente agradecido porque ya y sólo acaba de comenzar Mi obra encargada a vosotras, han sido muchas las almas que han vuelto a Mí.

Si la obra no es humana, sino dirigida e impulsada por Mi Santo Espíritu, se extenderá por toda la tierra.

Vosotras apenas veis los frutos de santidad pero están siendo muchos y serán multitud en un futuro próximo los hijos que volverán a la senda que conduce a casa del Padre, a la felicidad completa.

Quiero hacerlos partícipes de Mi gozo.

Vuestra pequeña labor será conocida en el mundo entero.

Cada paso que dais, tú, Esther, recostada en Mí, escuchando Mis palabras de amor para Mis hijos, y tú, Marta querida, saliendo en Mi nombre a transmitir la Buena Noticia... esa pequeña labor es lo único necesario para que Mis ángeles lo eleven al cielo, y el tribunal de Mi misericordia sea un tribunal de gracia para toda la tierra.

!Os amo mucho, pequeñas hijitas que estáis tan tristes!

Sigo contando con vosotras en todos Mis asuntos.

Os iré encargando, con plena confianza, todo aquello que he dispuesto para la salvación de vuestros hermanos.

Cuento con vosotras.

Contad en todo Conmigo.

Heme aquí para vosotras.

Gracias.

Os amo.



27 mayo 2010



17,45 p.m.



Jesús:

¿Qué te ocurre?



Esther:

Señor, Tú lo sabes todo. Tú sabes con exactitud lo que me ocurre porque todo lo conoces.



Jesús:

En Mi diálogo con vosotros, Me agrada que Me contéis todo aunque Yo lo conozco de antemano y con una infinita claridad de la que vosotros carecéis.

Pero os pido que Me lo contéis para acercaros a Mí.

A medida que vais abriendo vuestro corazón ante Mí, Yo comienzo a sanaros.

Y os hago conscientes de lo que pedís y de lo que deseáis.

¡Os quiero tanto, hijitos Míos!



Esther:

Mira, Jesús, mi pobreza.

No tengo voluntad o si la tengo, no la ejercito por pereza.

Soy comodona.



Jesús:

¿Qué más Esther?



Esther:

Tengo poca fe.

Muchas veces Te razono y cuando no comprendo Tus caminos, a veces, me falta humildad para abandonarme por entero a Ti.



Jesús:

Dime todo lo que te tiene angustiada y no te avergüences de ir enumerándome tus flaquezas y pecados.

De nada Me escandalizo.

No temas.

No te avergüences ante Mí.



Esther:

No hago deporte porque me gusta más estar sentada, bordando o al ordenador.



Jesús:

Si, y… ¿qué más?



Esther:

A veces doy crédito a esas insinuaciones que me hace el maligno o yo misma de que Tú no actúas en mi y todo esto (nuestras conversaciones) son una pura fantasía.

¿Ves, Señor, qué  frágil soy y qué poca fe tengo?.

También, Señor, quiero contarte otras dos debilidades que me tienen atormentada:

Como con ansiedad más de lo que debo y aunque he dejado la cerveza, tomo vino con casera a mediodía y por la noche antes de las comidas.

Me avergüenzo de estar gordita.



Jesús:

¡Oh, Estherita de Mi amor!

¡Ven, ven a Mí!

¡Anda, despójate de todo eso que Me dices y entrégamelo enseguida!

Yo lo quiero para Mí.

¿Serás generosa y Me darás todas tus miserias?

Eso es lo que verdaderamente tienes de genuino: tu gran incapacidad, tu ansiedad, tu escasa fe, tu escasa voluntad, tus miedos y cobardías, tu no generosidad, tu comodidad.

Ven, coge Mi mano.

Vamos a caminar juntos a un lugar al que Yo te llevaré.



Esther:

Sí, Jesús.

Voy cargada de miseria, pero me agarro a Tu mano y camino contigo a donde me quieras llevar...



(Todo va ocurriendo en una clara visión, es decir, veo todo como si fuera real).



Jesús mío...

¡Es casi de noche!

¡El camino no está delimitado!

¿A dónde vamos?



Jesús:

Vamos por el camino de la fe.



Esther:

No veo apenas nada, Jesús.

Sólo sé que me cogí de Tu mano y que camino no sé por dónde ni hacia dónde.

Me fio de Ti.

Tú sabrás.



Jesús:

Continúa.

Sígueme.

Mi mano no te soltará.

Carga con la cruz de tu miseria y espera.



(Pasa tiempo en ese caminar y comienzo a cansarme)



Esther:

Estoy cansada, Jesús.

No comprendo.

Me dijiste que te diera mis miserias pero las voy cargando en mis espaldas y caminando por un sitio oscuro.



Jesús:

Sé perseverante en el camino de la fe.

Este camino no es eterno, tiene un principio y un final y en él siempre estoy Yo guiando al alma.



Esther:

Sí, Jesús.

Me fío.

Ayúdame...



Llevamos tiempo caminando, Jesús.

Pero…

 ¿He avanzado algo?

Yo no veo ningún cambio de paisaje.

Cada vez oscurece más.



Jesús:

Sí, Esther.

El camino se angosta, la poca luz se vuelve oscuridad densa y el peso de tu miseria comienza a hundirte.

Pero no temas.

Yo sostengo tu mano y te dirijo.



Esther:

Jesús, mi agotamiento y mi tristeza me impulsan a dejar de caminar y a sentarme en el suelo a llorar.

No puedo más.

No entiendo por qué todo esto.

No veo sentido a Tu actuación sobre mí.

¿Por qué, si todo lo puedes, no hemos ido volando y así no hubiésemos tenido que pasar por tanto sufrimiento?



Jesús:

Esther, confía en Mí.

No preguntes y no hagas caso a las ideas que te rondan tan punzantemente al alma.

Sólo tienes que dar un paso detrás de otro.

Sólo has de caminar.

Cada vez queda menos y has recorrido más.



Esther:

Estoy extenuada, Jesús.

Ayúdame.

Sostenme, no de Tu mano, pues eso ya no me basta.

Cógeme como un corderito y llévame sobre Tus hombros.

Ni fuerzas ni fe me quedan para dar un paso más.



Jesús:

Con todo mi amor lo haré.

¡Venid a Mí todos los cansados y agobiados que Yo os aliviaré!

¡Sostendré al débil, al pabilo vacilante no apagaré!

Ahora, en Mis brazos, hijita Mía, observa lo que ven tus ojos.



Esther:

Se ha cortado el camino y desde Tus hombros veo un abismo.

¿Qué es?



Jesús:

Es el abismo de Mi misericordia.

Descarga todo el peso que traes y queda libre de él.



Esther:

Sí, Jesús, inmediatamente.

¡Me pesa tanto la carga que arrastro!

La lanzo sin miramientos y sin razonamientos al abismo profundo que veo y que no tiene fin.

….

¡Está saliendo el sol, Jesús!



Jesús:

Sí, Mi misericordia se ha tragado tus miserias.

¿Has visto que poca cosa son ante el abismo de Mi bondad?

Este sol que ves es la sabiduría que te permite mirar hacia atrás y ver el camino que recorriste, el camino de la fe.

Ese camino oscuro, sin señalizar, tan angosto.

Mira, hija, hacia atrás y dime y di a tus hermanos qué ves.



Esther:

Es un camino lleno de flores bellísimas y de animales cariñosos.

Es un camino recto y espacioso.

Es un camino lleno de vida.



Jesús:

El camino de la fe, Esther, es de oscuridad mientras lo vas caminando, pero a medida que miras hacia atrás compruebas cuánta luz, vida y alegría había en él que tú no podías ver hasta que lo has recorrido.



Corroboración inmediata.



Libro Maranatha, de Consuelo, páginas 49 y 50 que copio a continuación:



"Las flaquezas, una espina clavada en la carne"



Consuelo:

Señor, ¿a dónde iré, si sólo Tú tienes palabras de vida eterna?

Maestro bueno, yo sé que Tú me comprendes, aunque no sepa expresarme. Sé que Tú me ayudas, aunque a veces permites que saboree mi impotencia. Sé que eres mi fuerza; y sin embargo muchas veces me dejas a merced de mi debilidad e insuficiencia.

La noche oscura se cierne sobre mi porque la responsabilidad que has puesto sobre mis hombros se convierte muchas veces en una cruz pesada, que oprime mi alma.

Querría corresponder con fidelidad a tu gracia; desearía, oh Dios mío, hacer Tu voluntad todos los días de mi vida. Pero el mañana está oculto a mis ojos, y el temor a la infidelidad agranda mi pena.

Oh Jesús, no me apartes de Tu presencia y no quites de mí la luz de Tu rostro. Porque Tú eres mi escudo, mi apoyo poderoso; en Ti se refugia mi alma y, al abrigo de tu amor, se oculta mi corazón.

Jesús:

Consuelo, Yo soy tu maestro y voy a enseñarte. Escucha atentamente las palabras de la sabiduría; ellas te dicen: "Los pensamientos de Dios no son los pensamientos de los hombres, y Mis caminos no son vuestros caminos".



Ante las flaquezas y miserias, los seres humanos reaccionan de distinta forma; y así sucede en todos los acontecimientos de la vida.

Unos hombres, cuando sucumben a las flaquezas, se muestran sorprendidos y hasta airados, como si no fuera propio del ser humano el flaquear. Confiaron en sí mismos más de lo que conviene; por eso, han caído en el orgullo, y la prepotencia los ha herido.

Otros, en cambio, ante sus flaquezas y debilidades se sienten abatidos, sumidos en el dolor y avergonzados. Su propia impotencia los acobarda, y sus imperfecciones los hunden. Pero, en realidad, no han sido sus miserias la causa de este abatimiento, sino la falta de confianza en Dios, que reviste de fortaleza al hombre débil.

Unos y otros han olvidado estas palabras: "Te basta mi gracia, porque Mi fuerza se muestra perfecta en tu flaqueza". Las miserias y las flaquezas son propias del ser humano y están unidas al hombre, como la carne está unida a los huesos.

Las flaquezas son como una espina punzante clavada en la carne; Este aguijón causa dolor al hombre, pero este dolor lo mantiene despierto y en oración, velando siempre, a tiempo y a destiempo, para que no se apague nunca la lámpara de la humildad.



28 mayo 2010



16,19 p.m.



Jesús:



Esther, estoy a las puertas llamando a todos Mis hijos.

Hice milagros y los hago constantemente pero no los veis.

Creéis que el milagro solo es excepcional: cuando curo a un enfermo, resucito a un muerto, devuelvo la vista a un ciego, hago andar a un paralitico….

Pero…

¿No veis que vuestra vida misma es todo un milagro?

El funcionamiento de todos vuestros órganos, la posibilidad de amar y de expresar vuestro ser.

Todo es un milagro de Mi misericordia.

Porque la creación entera es un milagro de amor.

Así pues, hijitos Míos, quisiera Yo que vierais todas las cosas como grandes milagros diarios y constantes y pudierais percibir Mi mano amorosa y providente en todo cuanto acontece:

La salida del sol es un milagro, pero no lo apreciáis.

El aire que llena vuestros pulmones, es un milagro, pero no lo percibís.

Y te podrías preguntar, Esther…

¿Qué es un milagro?

Un milagro, hijita Mía, es todo aquello que vosotros no habéis creado sino que ha sido creado para vosotros.

Milagro pues, lo es todo.

Quien niega los milagros no me ha conocido jamás.

Porque la existencia del universo ya es en sí un acto de Dios y por lo tanto un milagro altísimo.

No dudéis de Mis milagros permanentes en vosotros.

No penséis que solamente la ruptura de  las leyes es un milagro porque todas las leyes naturales lo son también.

Es más, son el mayor milagro porque solo existen para vuestra felicidad.

Todo lo que hay ya es milagroso.

Y habéis de saber que todo, absolutamente todo, hasta vuestro ser, lo he creado Yo como milagro de Mi sabiduría.

Abrid compuertas.

Dejad dormir a la razón y podréis comprobar que cada paso que dais es un milagro.

Que cada palabra que pronunciáis es un milagro.

Que cada aspiración de aire fresco es un milagro.

Que cada acto de amor que dais o recibís es un milagro.

Porque toda la creación es milagrosa.

El crecimiento de la flor es un milagro.

El ladrido del perro es un milagro.

La tela de araña es un milagro.

Tu estornudo, Esther, es un milagro de Mi amor.

¿Por qué no os dais cuenta, hijitos Míos, que todo es creado de la nada y por lo tanto un milagro?

Yo saco vida de la no vida.

Todo lo que existe es milagro.

Acogedlo como tal.

Glorificad Mi nombre.

Os dono Mi sabiduría para que captéis hasta donde llega Mi amor y cuántos milagros hago constante e infinitamente por vosotros.

Amén.



31 mayo 2010



21,40



Jesus:



Esther, ¿Me quieres?

¿Me tienes presente en todos y en todo?

Yo te sigo amando sobremanera.

No temas nunca Mi abandono.

Te sigo a todas partes.

Te acompaño siempre porque tú lo deseas y Me lo permites.

Eres preciosa a Mis ojos.

Eres dulce como néctar y bella como amapola roja en un campo verde.

Eres Mi dulce niña que en todo su ser Me agrada.

Destilo Mis aromas en ti para los demás.

Me complazco en tu sencillez.

Te dije esta mañana que serás virgen y esposa.

Virgen para Mí por la pureza de tu corazón como flor inmaculada.

Esposa para el hombre que he destinado para tí como sol que ilumina el corazón del esposo.

No hay nada para Mi imposible, hijita Mía, esposa Mía.

María fue madre, esposa y virgen porque todo pudo compendiarlo en Su ser.

Y fue esposa perfecta, madre perfecta y virgen inmaculada hasta el fin de Sus días.

A ti te quiero virgen para Mí.

Siempre serás una virgen porque Yo miro el interior, y no hay en ti mácula que oscurezca tu alma purificada por Mí.

Pero atendiendo a los deseos de tu corazón, serás también esposa perfecta, entregada a hacer feliz a tu marido.

Y ya has sido madre de un niño y lo serás de una niña que Yo tengo soñada para vosotros dos, esposos Míos queridos.

No te extrañes de esto que te digo.

Es Mi deseo y Mi voluntad reunir en ti dones muy diversos para la gloria de Mi Padre y tu felicidad.

Te quiero.

Me haces feliz.

Consuelas Mi corazón.

Estoy en ti y todo te lo dono.

Pídeme cuanto tu corazón desee, porque al ser santa tu alma por habitar Yo de manera tan perfecta, solo pedirás lo que Mi Santo Espíritu desea pedir y Mi Padre conceder.

¡Oh preciosa chiquitita Mía!

¡Oh Mi dulce Estherita!

¡Oh Mi querubín!

¡Mi ovejita amada!

A ti Me dono por completo.

Y a todo el que Me ame como tú y todo lo espere de Mi.

Amén.


No hay comentarios:

Publicar un comentario