sábado, 15 de octubre de 2011

DICIEMBRE 2008





1 Diciembre 2008



Esta noche, en oración y en ofrecimiento de un dolor de muelas a mi Señor, sin querer tomarme calmantes, supliqué a Jesús y Él aceptó mi súplica y Me dijo que me concedía lo pedido.



Jesús:

Esther, es Mi voz.

Es para ti.

Es la certeza de que tu petición ha sido justa y humilde ante Mí y Mi gozo es darte lo que pides.

¿Sabes cuánto amor hay en Mi corazón?

Todo es para vosotros, Mis hijos.

Pedidme que reparta este amor de mil maneras: con gracias, con cuidados, con sanaciones del cuerpo y del alma, con caricias y ternura, eliminando de vosotros el miedo, regalándoos fe, esperanza y Mi mismo amor.

La entrega de Mi amor se manifiesta en mil variantes.

Cada uno de vosotros necesitáis recibirlo de manera particular y propia y Yo me amoldo a vuestra necesidad.

Pedid, pedid abundantemente.

Pedid todo porque todo os lo quiero donar.

No seáis parcos en pedir porque Yo soy generoso como nadie en dar.

Abrid vuestra boca y vuestras manos.

Llenaos de Mí y de Mis gracias.

Salen de Mí como un caudal rebosante no solo para llenaros, sino para desbordaros de felicidad.

Os doy en la medida en que estáis dispuestos a recibir.

Así pues, vaciaos de lo que estáis llenos y no os sacia, y así, con todo el espacio de vuestro ser abierto a Mi lluvia de dones, se os llenará hasta que reboséis.

¿Hay alguien que os pueda amar más que Yo?

¡Sois tan amados por Mí!

¡Sois tan preciosos a Mis ojos!

Derretís Mi santo corazón en deseo de donarme por completo a vuestra pequeñez.

Fijaos qué amor hay en Mi corazón que Me abajo en un continuo presente a vosotros, Mis hijos, en todo momento, en cualquier circunstancia.

Y por si me necesitáis, Me hago pan y me ofrezco gratuitamente a quien desee recibirme y hacerme suyo por completo.

¿Cabe más amor?

¿Darías tu vida constantemente por otro, Esther?

¿No dudarías ni un segundo en volver a entregarte por él?

¿Perdonarías la mayor de las ofensas con sólo el arrepentimiento sincero?

¿Esperarías siempre, eternamente a otro?

¿Desearías con todas tus fuerzas dar tu herencia, tus mayores tesoros a otro?

¿Te darías a ti misma, en pleno abandono de amor, sabiendo que quizá cuando más entregada estuvieras, te abandonaría y te sería infiel?

YO SÍ.

ASÍ SOY.

ASÍ Y AUN MUCHO MAS ES MI AMOR.

Imitad Mi amor.

Mi gracia no os faltará.



2 Diciembre 2008



15,17 p.m.



Esther:

¡Oh querido Jesús!

¡Cuánto te amo!

¡Cuánto te deseo!

¡Cuán grande es mi ansia de besarte, abrazarte y llenar Tu corazón con mi amor!

Mil fallos y millones de debilidades tengo, pero mira mi corazón inflamado por Tu amor.

Mira qué grande es Mi deseo de tener un corazón infinito para darte amor infinito.

El amor me rebosa querido Jesús.

¿Qué hago?

¿Cómo contengo este torrente que amenaza romper los diques?

¿Cómo calmar mi ansia de Tu ser?

¡Oh Señor!

Todo te lo debo a Ti.

Vivo porque me amas.

Provees mi vida extraordinariamente.

Tu generosidad supera con creces mis deseos.

Todo lo que veo te da gloria: gloria la naturaleza, gloria la música, gloria los animales y las piedras.

No acabaría si enumerara todo cuanto me lleva a Ti y a Tu majestad infinita.

¡Oh, Señor!

¿Qué has hecho de mí?

Yo estaba en el fango del pecado, de la miseria y de la tristeza profunda.

Me enamoraste, Jesús.

Y yo no puedo vivir sin Ti.

¡Oh, Señor!

Te amo con lo poco o nada que soy.

Entra a saco en mi pequeño corazón.



Le ruego a Jesús que me conteste con su amor al amor que yo siento por Él, llorando sin parar.

Lectura al azar del libro de Margarita, pág. 316:

“El cariño inagotable de Mi corazón no podrá soportar el abandono para ti, créeme, y Yo vendré, te lo prometo.

Y Yo sabré encontrarte a pesar de todo.

Y te saciaré con todo Mi amor.

Guarda cuidadosamente el depósito que te he confiado.

Vive en ti para siempre.

Tu alma está entre Mis manos.

¡No temas!



4 Diciembre 2008



14,39 p.m.



Esther:

¡Señor, te amo!

¡Te amo!

¿Me amas Tú?



Jesús:

Yo te amo infinitamente más.

Mi amor es inconmensurable.

Es eterno, no acaba nunca, es sincero, es humilde, es limpio, es honesto, es coherente, es servicial.

¡Ven a Mi reino!

Recógete en Mi corazón y estarás en el cielo de Mi amor.

También Mi corazón se inflama de amor por ti.

Eres valiente para defenderme, limpia de corazón para escucharme, pobre para recibirme, dulce para adorarme.

Descansa todo tu ser en Mí.

Abandónate a Mi amor.

En Mí todo lo tienes.

Y Yo lo deseo para ti.

Te dije que te haría bella para el mundo y así es.

Quien Me ama te verá bella.

Realmente Mi amor por ti es muy grande, muy celeste.



8 Diciembre 2008



5,23 a.m.



Esther:

Te amo, Jesús.

Siento Tu paz dentro de Mí.

Y creo que es de nuevo Tu Santo Espíritu el que me la otorga.

Me he levantado para acompañarte y orar.

Si algo deseas de Mí, Señor, dímelo.

Porque ayer estuviste en silencio conmigo.

Aquí me tienes para lo que quieras, Jesús querido.



7,15 a.m.



María:

Fui criatura como tú.

Estoy muy cerca de ti.

Siempre junto a ti.

Si escuchas Mi voz, te hablaré al corazón.

Eres preciosa hija Mía.

Siempre te cuido.

Siempre velo por ti como una Madre por su pequeño.

Yo, Esther, llevo una lucha contra Satán para protegeros.

Nunca podréis saber Mis esfuerzos y Mi constancia por vuestro cuidado como la mejor Madre que pudierais tener.

Sigue Mis mensajes.

Ayúdame a salvar al mundo.

Aún queda un poco de tiempo para vuestra conversión.

Tú serás Mi enviada.

Mi hija enviada para que el mundo sepa del Amor.

Cierra tus ojos y confíate a Mí.

Conságrate diariamente a Mi corazón de Madre.

Ora en todo lugar y en todo momento por la obra salvadora de Mi hijo próxima a acontecer.



Esther:

Madre, y ¿en qué consistirá Su obra?



María:

En una gracia especial y nueva sobre toda criatura.

Esta gracia producirá una limpieza total en los corazones.

Se volverán de carne, puros.

Verán y vivirán en plenitud a Dios.

La criatura cambiará según el deseo del Padre.

Se volverán hijos de Dios, amarán a Dios sobre todas las cosas y acabará el reinado de Satanás.

Para esta gracia tan especial que se derramará sobre toda criatura, habéis de preparar el camino las almas fieles.

Vuestro esfuerzo y tarea consistirá en allanar vuestros corazones para que ya, antes de que todo suceda, Mi Jesús more plena y eficazmente en vosotros.

Purificad vuestras almas y vuestros corazones.

Que todo vuestro pensamiento esté en el Señor.

Que todas vuestras obras sean para gloria del Señor Jesús.

Que vuestros corazones clamen por la venida de la nueva gracia.

Como un manto de nieve pura, la gracia cubrirá toda la tierra.

Todo se purificará.

Todo brotará con pureza.

Todo ser alabará a Dios.

Y vosotros seréis dichosos.

Esther, cuento contigo.

Cuento también con Marta.

Preparad, preparad vuestros corazones para la vida nueva plena de gracia.

Que la venida de la gracia os coja expectantes de deseo y preparados para impregnaros de lo divino.

Y ello ocurrirá aquí, en la tierra.

Y esta tierra se acercará mucho más al cielo.

¡Cuánto amo a todos Mis hijos!

¡Cuánto clamo día y noche para que os convirtáis!

¡Cuánto espero de vosotros!

¡Una Madre jamás pierde la esperanza en sus hijos!

Yo espero de vosotros, con Mi corazón completamente abierto, a que vengáis a Mí para que Yo os lleve a Jesús.

Tened mucha paz.

Acoged Mi amor.

Os agradezco vuestra escucha.

Haced viva Mi palabra.



9 Diciembre 2008



6,18 a.m.



Esther:

Aquí me tienes para alabarte en mi dolor de muelas.

A veces me duele mucho pero pienso Jesús, que este dolor tiene que tener un sentido aunque yo no lo sepa.

A veces, Jesús, tengo miedo del mundo y del sufrimiento de la vida.



Jesús:

¿Miedo teniéndome a Mí?

Nada temas pues Yo guardo tus pasos.

¡Si supieras lo cerca que estoy de ti, te asustarías!

Vivo en ti.

Así es.

En tu ser está Mi ser.

Vivimos ambos en unión de santidad.

Todo lo tuyo lo he hecho Mío y lo Mío lo hago tuyo.

Nada temas.

Yo dispongo todo.

Ten mucha fe en Mí.

Vive de fe.

Respira fe.

Aliméntate de fe.

La fe todo lo puede ante Mí.

La fe os hace nueva criatura.

Tened certeza de Mi amor por vosotros.

Más certeza aún que si Me vierais viviendo entre vosotros, hablándoos a los ojos, comiendo junto a vosotros en la misma mesa…

Pues así y más estoy.

Creed en Mí.

Creed en Mi presencia.

Si es necesario, utilizad la imaginación, porque Yo realmente estoy presente.

Soy el Diosconvosotros.

Nada sois sin Mí y Yo…

¡Os amo tanto!



10 Diciembre 2008



14,58 p.m.



Esther:

Dime, querido Jesús.



Jesús:

Estoy triste por vosotros.

¿Sabéis cuánto os amo?

Mi dolor no tiene consuelo.

¡Tanta belleza creada para Mis hijos, y la han prostituido!

¡Estoy llorando de tristeza de amor!

¿Sabes cuánta sangre derramé por amor?

TODA.

Mi Espíritu escapó para amaros tras aceptar vuestro deicidio.

Aceptado con amor pero ¿de qué ha servido para tantas almas?

¡Qué suplicio tortura Mi corazón!

¿Qué hacer?

¿Cómo doblegar vuestra cerviz por amor a vuestro creador, a vuestro Padre?

¡Oh, Esther, ven a Mí!

¡Consuela Mi corazón herido!

No pases de largo ante Mi dolor.

Párate ante Mí y escóndeme en ti.

No quiero seguir viendo vuestras atrocidades.

Necesito almas que Me consuelen.

Que Me amen de verdad.

Ellas son y serán Mis predilectas.

¿Cómo no tener hijos predilectos?

¿Cómo no elegir a Mis más allegados?

Alegraos vosotros, Mis pequeñitos, porque vuestro Dios, se complace en vuestro ser.

Vuestro Dios es fiel a Sus promesas.

Es eterna verdad.

Es bondad absoluta e infinita.

Os quiero en Mi dulce y amantísimo corazón.

¿Cómo no veis?

¿Cómo no escucháis?

¿Cómo perdéis vuestras almas creadas para el amor eterno?

¡Qué tristeza siento, Esther querida!

¡Qué fuego tan doloroso Mi propio amor!

Y sin embargo, no dejo de amar.

Yo soy el Amor.

Vuestro Dios es el Amor infinito y puro.

Vuestro Dios os ama.

Tú, Esther y Marta ¿Me ayudaréis a salvar a Mis hijos?

Os necesito para que Me escuchen.

Mira Mi corazón.

Mira Mis heridas.

Por favor, calma Mi dolor con un amor incandescente y total por tu parte.

No te dejes seducir por el mundo.

Tú, Mi criatura, déjate seducir por Mí, por Mi bondad, Mi humildad, Mi anonadamiento.

Sólo los pequeños y los sencillos comprenden Mi ser y Mi dolor.

No me abandonéis.

Hoy suplico vuestro amor hacia Mí.

Vuestra cercanía a Mi corazón.

Hoy sólo deseo vuestra ternura.

Hoy están ocurriendo cosas atroces en la tierra que destiné sólo al amor.



12 Diciembre 2008



Esther:

Gracias Señor por Tu amor tan incomprensible.

Pagamos malamente Tu derroche de amor, de entrega y de muerte.

¿Qué hacer, Señor, para paliar este desastre?



Jesús:

Sólo amarme.

Vuestro amor calma Mi dolor.

¡Oh criaturas pequeñas y tan amadas!

Soy todo amor, todo ternura.

¡Venid a Mí que os abrace y os quite la miseria que invade vuestro ser!

Esta vida es corta y pasajera.

Yo soy eterno.

Yo no muero y nadie muere en Mí.

¡Oh, venid a Mí que soy Quien os ama!



Esther:

Señor, ¿Qué hago mal?

¿Qué puedo enmendar?

 ¿Cómo puedo amarte como Tú te mereces?



Jesús:

Con sencillez.

Con mucha sencillez.

Yo no deseo el boato, las bellas palabras vacías de amor.

Yo quiero un amor tierno y verdadero.

Un amor de hijo y de amigo.

Yo, sin embargo, os tengo un deseo de amante porque soy tan amante vuestro que supero la amistad.

Yo soy esponsalicio.

Mi amor es nupcial porque deseo la unión íntima con cada uno de vosotros.

Mi amor es superior a lo que podáis percibir.

Con poco amor vuestro, Yo lo elevo hacia lo divino.

Lánzate en vuelo celeste hacia Mí.

Tú estás en gracia.

Tú eres Mía.

Ven a Mí.

Hazme tuyo.

Te deseo Mía.

¿Quieres?

Negarse a sí mismo es cerrar las puertas a los sentidos, a los deseos, a la razón, a los apegos.

Es volverse libre y volar hacia tu Dios.

Desenvuélvete de todo y lánzate a Mí.

Eso es negarse a sí mismo.

Olvidarte de ti y únicamente verme a Mí.



Esther:

Toma mi persona por completo.

Tómame como tuya, amado Jesús.

Con todas mis debilidades, con todas mis impurezas.

Me ofrezco en mi pobreza a Ti.

Nada tengo, nada soy, pero te digo “SÍ” con total libertad y total amor.

Soy tuya, amado Jesús.

Toma mi palabra y dame Tu gracia para responderte adecuadamente.

¡Cuánto te amo y te necesito!

¡Cuánto te admiro y te adoro!

Sé que existo porque Tú me mantienes.

Haz de mí un instrumento para Ti.

Un instrumento humilde y confiado.

Un bebé en Tus brazos amorosos.

Que mi vida toda, sea una infancia espiritual y una madurez celestial.

Acoge mi amor y mi debilidad.

Sé Tú la fortaleza de la que yo carezco para serte útil.

Te amo mucho, Jesús.

Soy Tuya y me entrego y consagro a Tu corazón y al de mamá María.

Cuenta conmigo.

Te quiero dulcemente como un bebé que todo lo cree y lo espera de Su PadreMadre.

Bendice mi vida.

AMEN.



22 Diciembre 2008



7,20 a.m.



Esther:

¿Me quieres decir algo?

Me ha parecido que me llamabas para hablarme.



Jesús:

Sí.

Estás tan atenta a Mí, que no tardas en distinguir Mi voz.



Esther:

Pues dime, mi querido Jesús.



Jesús:

Te abrazo.

Pon calma en tu corazón.

Estoy junto a ti.

Ven a Mí.

Venid todos a Mí.

Mi majestad y Mi poder se abren para vosotros.

Extiendo Mis brazos a toda la humanidad.

Os recojo a todos en Mí.

Os hago uno solo Conmigo.

Mi amor abarca el universo.

Quiero daros Mi ser.

Quiero haceros Yo.

¿Os dejareis divinizar?

Esta mañana descanso en Mis almas queridas que madrugaron para estar junto a Mí.

Reclino Mi cabeza en ellas para Mi descanso y Mi consuelo.

¡Qué dulce es para Mí teneros a vosotras, pequeñas criaturas que esperáis la llegada del esposo!

Pues mirad, el esposo se acerca ya; a punto está de tocar vuestra puerta.

¿Me abriréis?

¿Me dejaréis a la intemperie?

Si no Me abrís, como un empecinado enamorado, Me sentaré junto a vuestra puerta a esperaros.

Esperaré paciente pero deseoso de cualquier indicio de solicitud, porque saldré de un salto a abrazaros.

¿Alguien comprende Mi amor?

Quienes Me han abierto ya las puertas de su corazón y Me han invitado a entrar son ya Mis predilectos.

A vosotros os digo:

Por nada Me echéis de vuestra morada.

No Me obliguéis a salir al frío de la ausencia de vuestro amor.

Haced familia Conmigo.

Vivid unidos siempre junto a Mí.

No molestaré jamás.

Seré vuestro servidor.

Seré vuestro amante.

Seré vuestro descanso.

Mientras dormís, Yo arreglare vuestros asuntos con tal de que vuestro despertar sea gozoso por tenerme como huésped y amigo.

Si Me permitís morar en vosotros, Yo construiré una fortaleza de defensa para que ningún enemigo penetre.

Custodiaré con Mis ángeles vuestras entradas y salidas, y todo cuanto emprendáis tendrán buen fin.

Por morar en vuestra alma Me haré cargo de los vuestros, de aquellos a quienes especialmente amáis.

Custodiaré como Míos a vuestros hijos, familiares y amigos.

Y a todos aquellos por los que Me pidáis que haga algo, lo haré, sin duda.

Os he dicho que seré vuestro servidor.

Mi amor por vosotros llega al anonadamiento.

A quien se ama, se le sirve.

Yo os sirvo.

El amor es servicio.

Yo soy servicio.

Amad como Yo.

Consideraos sirvientes, esclavos en el amor, para todos vuestros hermanos.

Servid siempre con alegría y sin buscar recompensa alguna.

Vuestro Dios es generoso con quien lo ama y cumple sus mandatos.

Mis manos rebosan monedas celestiales para pagar cualquier acto de amor por pequeño que sea.

Amaos entre vosotros como Yo os amo.

Amaos sirviéndoos los unos a los otros, sin exigir nada a cambio.

El siervo no tiene salario de su señor.

El siervo vive para servir a su señor.

Yo soy vuestro siervo.

Sed vosotros siervos los unos de los otros.



24 Diciembre 2008



5,43 a.m.



Esther:

¡Buenos días Jesús!

Vengo a Ti con tristeza.

Llevo un tiempo, Jesús, ya lo sabes, sin querer salir apenas de casa.

No sé si estoy enferma o deprimida.

Quizá ambas cosas.

Me sé muy amada por Ti y yo te amo lo que soy capaz, que es poco, a Tí.



Espíritu Santo:

Di así:

“Querido Jesús, confío plenamente en Ti y en Tu sabiduría y misericordia”.

Esto basta para agradar a tu Señor.

Esther, abandónate aún más.

Despreocúpate de este asunto y despreocúpate de ti misma.

Y ocúpate de Jesús.

Mientras tú te encargas de acompañarlo, consolarlo y amarlo, nosotros, Trinidad, tomaremos tus deseos y tus asuntos en nuestras manos y todo llegará a su orden y a su meta.



Lectura al azar.

Crónicas.

Se me habla de un inminente castigo porque todos los reyes, uno detrás de otro, no se portaron bien.

Dios anuncia una devastación y la destrucción del templo.

Manda a sus profetas pero no le hacen caso.

Sólo hay una pequeña esperanza: quizá alguno, al escuchar al profeta y el anuncio de los castigos, cambie de conducta y se convierta.

Y entonces Dios se arrepentirá del castigo que quería enviarles.



Al terminar de leer le digo a Jesús que no entiendo nada de lo que me dice.



Jesús:

Estos son Mis asuntos, Esther.

Esto es lo que hoy sucede.

La copa de Mi ira rebosa y la voy a dar de beber a las naciones.

Nadie escucha a Mis profetas.

Sois la irrisión de todos.

Se os toma por locos.

Pero Yo cumpliré Mis palabras pues no hay arrepentimiento.

Hoy, más aún que en tiempos de Jeremías, se desoye Mi mensaje.

Los jefes que gobiernan las naciones no Me sirven a Mi sino a Satanás.

La gran mayoría de Mis sacerdotes se sirven a sí mismos y por lo tanto también colaboran con el reinado de Satanás.

Mis ovejas gimen de dolor y no hay quien las acoja.

Nadie se entrega por sus hermanos.

La ceguera en que vive la humanidad es atroz.

Sólo hay una salida:

CONVERSION.

El tiempo está próximo.

Mi copa ha comenzado ya a desbordarse.

Vendrán calamidades y desolaciones sobre la tierra.

Los gemidos y los ayes de Mis pequeños ensordecen Mis oídos de tanto llamarme.

Heme aquí que saldré a su rescate.

Ellos serán Mi resto.

A ellos, y sólo a ellos, recogeré.

Me apiadaré del débil y del herido, del explotado, del calumniado, del marginado, del enfermo, del hambriento…

Todos los que este mundo desprecia serán Mis protegidos.

¡Oh hijos Míos!

Sabed que voy a rescataros de las garras de los malvados.

Sabed que ha llegado a Mí vuestro dolor y que Yo impartiré la justicia.

Tenéis un defensor ante tanto crimen.

Yo soy vuestro seguro defensor.

Esperadme.

Nada temáis ya pues os hago Míos.

Bajaré a tierra y la renovaré por completo.

Destruiré todos los templos en los que se adora a Satán.

No quedará rastro de su maldad.

Pero con Satán, serán también aniquilados todos sus seguidores, todos sus secuaces.

Todos ellos serán arrojados a los infiernos y la tierra quedará liberada.

Entonces Yo moraré de nuevo en Mi edén.

Será una tierra purificada.

Serán vuestros corazones también purificados.

Seréis como niños de nuevo.

Todo volverá al estado de infancia: la naturaleza, la fauna, el pensamiento, la voluntad y las acciones.

Habrá cielos nuevos sobre una tierra nueva.

Los cielos destilarán al Justo.

Los corazones se empaparán de Su amor.

Se vivirá en la gracia de Dios, el Altísimo.

No habrá tendencia al mal aunque el hombre seguirá con su plena libertad.

Satán ya no aprisionará ni envenenará a más corazones.

Sólo estará en la voluntad de algunos (por iniciativa propia, no de Satán que será encerrado para siempre) el negarse a Mi bondad.

Pero habrá tantas almas justas que oren por ellos, que conseguirán su salvación.

Serán estos tiempos venideros Mi verdadero reinado en gracia y en gloria.

Derramaré libre y generosamente todo tipo de dones.

Extenderé Mi mano para acariciar a Mi criatura con toda la ternura de Mi corazón.

Ellos me llamarán “Padre” y Yo les llamaré “hijos”.

Ya nadie se interpondrá entre el amor de Dios y su criatura.

Seréis plenamente felices aquí en la tierra porque gustaréis de las primicias del cielo.

Todo es un acto de amor sublime por vosotros.

Sólo me mueve el amor.

Vosotros sois Mi amor.

Mis pequeños son Mi corazón.



Más tarde en oración le pregunté a Jesús que cuando iba a ocurrir todo esto y me dijo que en unos años nada más.



Luego leí en Internet unas palabras creo que de la Virgen María que son las siguientes:

“Quien crea haber oído palabras del cielo está obligado a decirlas bajo pena de condenación”.



30 Diciembre 2008



7,19 a.m.



Esther:

Jesús, ¿dónde estás?



Jesús:

Escondido en tu corazón.



Esther:

Apenas me hablas estos días de Navidad.



Jesús:

¿Estás tú viviendo la Navidad?



Esther:

Pues no, Jesús.

Estoy demasiado atareada con otros quehaceres.



Jesús:

Quiero que medites profundamente el misterio de Mi Encarnación.

Yo me hice niño para no asustaros.

Ahora, en la Navidad, os recuerdo que fui niño para que os acerquéis a Mí con mayor facilidad.

¿Quién ve a un niño y no se conmueve en su corazón…?

Ya sé que muchas almas no lo hacen.

Pero otras posan su ternura y su alegría en la sonrisa de un niño.

Así quiero atraer esta Navidad a muchas de Mis almas.

Desde Mi infancia, Mi pequeñez y Mi impotencia por ser tan pequeño.

También quiero que os asemejéis a los niños.

Sed siempre niños para Mí.

Cuanto más pequeños, mejor.

Así, Yo os asistiré de todo.

Quiero un reino de niños.

Quiero corazones puros.

Las almas grandes sólo residen en los niños.

Cuando os hacéis niños y me miráis, derretís todo Mi ser.

Me deshago en ternura con Mi pequeño.

Me acerco a él, lo cojo entre Mis brazos y lo aprieto contra Mi corazón.

Sólo puedo estrechar contra Mí de una manera tan profunda a los que son como niños.

Porque sólo el que ha vuelto a ser niño, puede dirigirse a Mi llamándome Abba.

Y Yo, al oír sus balbuceos de amor, lo reconozco como Mi hijo querido y lo cuido y alimento de Mi propio ser.

Medita Mi deseo de que seáis niños.

Eternamente niños.

En cualquier circunstancia de la vida, niños.

Mírame ahora a Mí, niño.

¿Te acercarías sin miedo a abrazarme?

¿Podrías ahora llenarme de besos y de caricias?

Soy un niño que necesita ser abrazado y besado por ti.

¿Podrías ahora sentarme en tu regazo y contarme tus asuntos?

Yo te aconsejaría bien.

Ya sabes que soy Dios.

Dios hecho niño para conseguir que os acerquéis mucho más a Mí.

¿Sabes el gozo de Mi Madre si le pides cogerme entre tus brazos?

Ella desea darme a vosotros siempre.

Porque sabe que Mi gozo y Mi dicha viene de vuestro amor.

Todo aquel que le pida a Mi Madre que Me entregue a su corazón recibirá lo que pide.

Mi Madre siempre Me entrega a las almas que Me desean.

Y os recibe como Mis hermanos cuidándoos como Madre.

¡Cuánto os quiero, Mis hermanos!

¡Cuánto os quiero, Mis niños!

Esta Navidad, recíbeme como niño en tu corazón.

Y sé muy niña para el Mío.

El lenguaje entre los niños es mucho más claro que entre los adultos.

Hablemos tú y Yo como dos niños.

Amémonos como dos niños.

Compartamos todo en la ternura de dos corazones niños.













No hay comentarios:

Publicar un comentario