sábado, 15 de octubre de 2011

NOVIEMBRE 2010





4 Noviembre 2010



14,22 p.m.



Jesús:

Esther querida.

Te hablo siempre que estés dispuesta a recibir Mis palabras.

A veces me oculto a ti, pero muy pocas.

Y es sencillamente para darte mayor garantía de Mi veracidad en la relación de mutuo amor que nos une.

No temas, hija, no temas.

¡Si supieras de Mis amores para contigo!

Sé de tu sufrimiento y de tu santidad.

Todo aquel que se mofe de tu ingenuidad y transparencia por creer que todo un Dios no puede comunicarse con un pequeñito, tendrá serios problemas para discernir Mi presencia en su vida.

¿Cómo, Mi hijita, puede alguien creer en Mí y no creer en Mi libertad para hablar directamente con los hijos que Yo desee?

¿Cómo intentar limitarme en Mis acciones sobre vosotros?

Es cierto que nadie está obligado a creer en revelaciones privadas o en apariciones celestes.

Pero…

¡Ay del incrédulo que piensa que cumple la ley!

¡Ay de Mis hijos fariseos!

Abomino sus ofrendas porque están manchadas de pecado.

Sus ídolos no son materiales sino espirituales.

Adoran la altanería, la soberbia, el orgullo, la vanidad, la creencia en su exclusiva verdad.

¡Son tan pobres, hijita Mía!

¡Creyéndose sabios, son más necios aún que los ateos y los agnósticos!

Porque han conocido las Escrituras pero no admiten a quienes Yo elijo en Mis designios porque ellos, en el fondo de sus corazones, se creen con más derecho en haber sido Mis predilectos.

Más me vale un pecador arrepentido que un prudente pendenciero que cree poseer la verdad.

Porque la única verdad soy Yo.

Y sólo conoce la verdad aquella persona a quien el Padre lo quiera revelar.

Y la Verdad no puede convivir con la soberbia.

La Verdad no puede cohabitar con quien se cree justo porque sólo hay, hubo y habrá un justo: Yo, vuestro hermano Jesús de Nazaret.

He ahí la exclusión que Mi corazón hace de los que a primera vista parecen justos.

Porque sus corazones no son transparentes, porque sus intenciones no son santas, porque no es el amor y la misericordia lo que gobierna sus vidas.

¡Venid a Mí los pequeños, los pecadores, los que sabéis que nada sois, las ovejas perdidas!

Porque todo lo dejaré para rescataros y hacer de vosotros criaturas nuevas.

No he venido a por los que se creen justos y cumplidores de preceptos.

A ellos los abomina Mi corazón porque no encuentro su corazón y no puedo fundirme en amor con ellos.

Busco a los de corazón extraviado, a los de corazón roto y contrito, a los arrepentidos y asqueados de la falsedad de este mundo.

Ellos, vosotros, sois Mis preferidos y por vuestro rescate eterno me he hecho Hombre.

Hombre despreciado precisamente por los justos ante el mundo, pero injustos hasta el extremo de decretar la muerte de su propio Dios.

Hoy más que en el pasado, soy atrozmente atropellado por los de duro y empedernido corazón.

Ellos son los que lapidan a sus hermanos para acallar su testimonio de santidad.

Mi hijo Esteban fue el primero de los muchos hijos asesinados por los justos de este mundo, hombres y mujeres repletos de soberbia, repletos de maldad.

¡Oh hijitos pecadores y reconocedores de vuestra verdadera condición!

¡Venid al Hijo de Dios, al sentenciado a muerte, a muerte vil por ser el único que se encaró con el maligno actuando en estos hijos!

Porque…

¿Cuál fue Mi pecado?

¿Decirles sepulcros blanqueados?

¿Raza de víboras?

¿Injustos con vuestros hermanos?

¿Idólatras?

!Solo dije la verdad porque Yo soy la Verdad!

Pero la Verdad no quiso ser escuchada.

El Amor no quiso ser amado y perecí en sus manos.

Perecí como un manso cordero que no abrió la boca.

Supe que no sabían lo que hacían y rogué al Padre por ellos.

Pero hoy, siglo XXI, sí que sabéis lo que hacéis.

Especialmente Mi Iglesia jerárquica es perfectamente consciente de su enorme pecado.

Han conocido el Antiguo Testamento.

Han conocido Mi vida y Mi palabra.

Y hacen caso omiso a Mi voz.

Y por si fuera poco el dolor que me causan, confunden a Mis pequeñitos enseñándoles una falsa doctrina acomodada a sus propios pecados.

¿Sabes, Esther?

El verdadero dolor de Mi corazón son los consagrados.

En estos tiempos tan tenebrosos, se han trocado los papeles.

Los hijitos pequeños, Mis laicos queridos, sostenéis con vuestra vida santa, a los grandes pecadores que hay en Mi Iglesia jerárquica.

Y serían inmediatamente perdonados si se arrepintieran y desagraviaran tanta ofensa como me hacen, pero no sienten el más mínimo arrepentímiento.

¿Cómo guardar en un cajón todas estas palabras que te digo?

¿Cómo ordenarte Mi hijo sacerdote “X” que escondas y ahogues Mi voz?

Dile de Mi parte el gran enojo que invade Mi corazón por su actitud cobarde enmascarada de falsa teología.

Dile que no se engañe ni te ponga a prueba en tu obediencia a la Iglesia, porque tu actitud ha sido desde el primer momento, ponerte en manos de Mi Iglesia.

Pero puesta en ella…

¿También Me quieren callar?

¿También quieren ahogar Mi dulce voz de amor?

Creen que Me han conocido, pero no es así.

Si fueran ovejas de Mi rebaño, habrían sabido que es Mi voz y no habrían dudado en obedecerme.

Y Mi hijo “X” ha leído, por lo que te he ido diciendo a ti estos últimos años, la urgencia de comunicar Mis palabras a todos Mis hijos, en especial a Mi Iglesia jerárquica que es quien de mayor manera tiene una actitud farisaica.

Amén.



19 Noviembre 2010



8,56 a.m.



Jesús:

Esther, soy tu Jesús de Nazaret.

Di a todos que Yo soy vuestro Jesús.

Entero para cada uno de vosotros.

Soy de quien Me ama.

Y  lo soy en Mi totalidad.

Como voy en la comunión en Mi totalidad para cada uno de vosotros para haceros Míos.

No dudéis nunca de Mi amor.

Cuando veáis Mi gloria y Mis ejércitos celestiales, llorareis de amor al reconocer Mi sacrificio de la cruz, porque tendréis certeza, todos, de cuánto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo unigénito para la salvación de sus hermanos.

Mi único mensaje, os lo repito, es éste:

Dejaos amar por Mí.

Y de esta manera os amaréis entre vosotros con caridad perfecta.

Y al amar a cada uno de vuestros hermanos, estaréis amando a Dios en espíritu y en verdad.

Porque si no amáis a quienes tanto amo Yo y por quienes he dado Mi vida, todos vuestros hermanos, no podéis decir que amáis a Dios.

Porque vuestro Dios se manifiesta en el hermano, especialmente en el hermano sufriente, pobre, enfermo, pecador.

Si creyerais en Mi amor, comprenderíais los mandamientos que os he dado porque todos ellos, si los cumplís, os permiten ser amados por Mí.

No son restricciones lo que os pongo.

Son caminos de amor todos y cada uno de Mis mandamientos.

Porque todos ellos os llevan al amor a los hermanos, al amor a vosotros mismos y al amor a Dios.

Cuando un alma ama a Dios es porque su corazón ya se ha derretido de amor por sus hermanos y en ellos ha visto Mi faz.

Porque no podéis amar a quien no veis si no amáis a quienes veis.

El amor fraterno verdadero os lleva a la cima de la perfección.

Porque cuando Yo os pido que seáis perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto, lo que os estoy pidiendo es que os améis de verdad los unos a los otros.

Porque en ello consiste la perfección.

La perfección es el Amor.

El Amor soy Yo, vuestro Dios.

 Así pues, hijitos Míos tan amados, tan tiernamente cuidados, no dudéis nunca de Mi amor.

Dudad si acaso de lo que vuestros sentidos físicos os permiten percibir porque la materia está sujeta a todo tipo de fraude.

Porque la materia se deteriora y envilece.

Pero Mi amor no acaba nunca.

Mi amor se percibe en el fondo del alma.

Y se percibe con los sentidos espirituales que no engañan, que no defraudan, que nunca se envilecen.

Quedaos con Mi paz.

Os dono Mi paz.

Os dono la estabilidad de Mi ser.

Vuestra lucha contra el demonio tiene un objeto de deseo: Mi paz.

Él os quiere robar la paz.

Y sabed, hijitos, que utilizará todo tipo de artimañas para engañaros y así llevarse la paz que os doy: os hará dudar, os asustará, os insinuará todo tipo de malicias contra vuestros hermanos y contra vuestro Dios.

Os sugerirá el placer que provoca el pecado y os dirá que ese placer es mayor que la paz que os dono.

No le escuchéis, hijitos Míos.

Ignoradlo porque él os odia.

Venid a Mi lado, ovejitas Mías.

Quedaos conmigo en el prado donde no os faltará alimento, comida, ternura y cuidados por Mi parte.

No hagáis caso a los silbidos porque cuando el enemigo observe que ignoráis una y otra vez sus llamadas, se cansará.

Amén.


 

22 Noviembre 2010



10,08 a.m.



Jesús:

Déjate llevar por mi Santo Espíritu.

¿De qué temes si Yo te estoy poniendo los acontecimientos?

¿No me pediste el abandono?

Ahora tienes la posibilidad de dormirte en el centro de Mi corazón y dejar hacer a tu Dios sobre tu vida.

Trae a A. a Mi corazón.

Yo no lo defraudaré.

Yo lo he esperado pacientemente y Heme aquí como Padre amoroso, que abro Mis brazos y preparo una fiesta.

Esther, tú ocúpate de Mis hijos, que Yo me ocupo de ti.

Nada temas, te lo repito.

Envío a Mis ángeles para que no tropiece tu pie.



Esther:

Lo estoy pasando mal, mi Jesús.

Está todo tan liado que no llego a distinguir si esto que me está pasando es tentación del maligno o voluntad Tuya para mi vida.



Y yo te pregunto, amado Cristo:

¿Qué hago?

¿Dónde me quieres tú? 

¿Sabes, Jesús?

Si voy a la batalla que Tú deseas para mí, la victoria es segura.

Por ello no quiero equivocarme de camino y en estos momentos estoy muy confusa.

Soy una pura duda.

¡Oh, mi Jesús!

¡No quiero mi libertad si no estás Tú orientándome! La libertad del hombre es bellísima por ser un don Tuyo, pero al mismo tiempo es terrible elegir por la responsabilidad que conlleva.

Espero un signo Tuyo.

Te pido la luz.

Tú eres mi luz.

Mi corazón tiene sed de ti, Dios mío.

Tú lo eres todo para mí.

Espero tus indicaciones para obedecerte dándome en todo momento Tu gracia.

Tengo mucha pena e inquietud interior.





24 Noviembre 2010



Esther:

Te voy a contar mis temores, querido Jesús:

Temo tomar una opción y no ser esa tu voluntad.

Temo pecar.

Temo que retires de mí Tu amor si me equivoco al tomar la decisión.

Temo ocuparme en cosas del mundo y abandonarte a Ti.

Temo ser engañada.

¡Oh, por favor, Jesús, calma mis temores y dame la luz que necesito, que es mucha!



Jesús:

¿Cómo que sientes temor?

¿Has olvidado Mi presencia en ti?

¿Crees que te puedo abandonar, incluso si te equivocas o pecas?

Has de tomar una decisión y quiero que la tomes.

Como tu corazón es limpio, lo que decidas será acertado.

Vive en Mi paz.

Cada día estoy más cerca de tu corazón porqué tú Me amas y en nada quieres hacer tu voluntad ni ofenderme.

Esa actitud y pureza de intención llenan Mi ser y Me complaces.

Aleja de ti todo aquello que te robe Mi paz, pero si Yo te la dono, sabe que estás en el camino acertado y correcto.

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