sábado, 15 de octubre de 2011

FEBRERO 2010

7 febrero 2010



10,00 a.m.



Jesús:

Te amo.

Te amo con todo Mi corazón.

Tengo hijos sumamente amables a Mí.

En ellos Me complazco.

En ellos Me deposito por entero y a ellos entrego y encargo Mis tesoros.

Mi corazón se ensancha de ternura al contemplaros.

¡Oh mis chiquitines!

¡Mi complacencia total!

Lloro de amor por vuestra ternura.

Os recojo en Mí y para Mí.

Os canto Mi amor y os cubro de bendición.

Estoy con vosotros.

No temáis.

No os asuste el enemigo porque Yo os cubro con Mi poder.

Acercaos aún más a Mí.

No temáis por venir a Mí.

Soy Yo el que lo desea.

Os atraigo hacia Mí con la fuerza del sol.

Yo soy vuestro sol, vuestra luz, vuestra alegría completa.

Moveos en Mí.

Gozad en Mí.

Esperad en Mi mano providente.

¡Esther, chiquitita Mía!

¡Dulce beso de Mi amor!

Si, deseo tu amor más que Mi gloria.

¿Comprendes así cuanto te puedo querer?

Permanece escondida en Mí y entre los Míos.

Yo te custodio personalmente.

Yo te deseo para Mí.

Y si eres Mía, completamente Mía, entonces amarás profundamente a la humanidad, a tu hijo, a tus padres, a tus amigos y a tus enemigos.

Amarás especialmente al pobre, al que sufre, al necesitado.

Porque el amor no se agota en el alma de quien es otro Cristo.

Ocurre lo contrario.

El amor se multiplica y produce frutos infinitos.

Vuestro amor ha de ser misericordioso y gratuito.

Permitidme que viva en vosotros.

Dadme vuestro "sí".

Yo haré el resto.

Descanso en vosotros, los que tanto Me amáis y queréis amarme.

Descanso como el pastor cuando encuentra una verde pradera iluminada por el sol de vuestras almas y se tumba plácidamente a la sombra de vuestras caricias.

Me adormezco de gozo en vuestro ser.

Descanso de Mi ajetreada jornada.

Esparzo Mi alma sobre la vuestra porque Me sé amado.

Y os colmo de gozo y de alegría.

Sed Mis prados de sol y de amor.

Sed Mis íntimos, Mis confidentes, Mis amigos verdaderos.

Yo os elijo como íntimos e insustituibles.



15 febrero 2010



14,06 p.m.



Jesús:

Sí, quiero hablarte sobre lo que tanto te preocupa y te hace sufrir.

Está bien que consultes a las personas que he puesto en tu camino pero…

¿Por qué no Me preguntas directamente a Mí?

Tú tienes la gracia de escuchar Mi voz.

Ten mucha más confianza Conmigo.

Ten mucha más fe.

Estoy sufriendo contigo la angustia, la depresión, la ansiedad y el miedo.

Quiero quitarlo de ti.

Quiero que Me dejes ser tu médico celestial.

Escúchame con corazón humilde y no temas creyendo que son tus pensamientos.

¡Oh Mi pequeña niña!

Nada temas pues Yo te cuido.

Nada te asuste, ten confianza en Mí y en Mi poder.



Al azar he orado con la lectura de Isaías 54 e Isaías 52 y me dice a continuación Jesús:

Todas estas palabras son para ti.

¿Cómo has creído que te he podido olvidar?

Tú, Mi más tierna y amada criatura, que siempre te acoges a Mí.

Tú, que Me pides consejo en todo momento…

¿Puedo acaso abandonarte?

¿Podría abandonar a la hija de Mis entrañas que nada malo urde contra Mí?

No.

Jamás lo haré.

Te amo con pasión eterna.

Me desbordo de ternura contigo.

Te entrego Mi corazón y está a buen recaudo en tus manos.

Nada te echo en cara.

Mi luz te ilumina para que vean a Mi joya.

Yo te sanaré de tus dolencias, te consolaré como una madre a su hijito, te haré madre fecunda, te colmaré de gracia.

Tú serás, a los ojos de tus allegados la que confió en el Señor frente a toda esperanza.

La que cayó enferma en su lucha contra el enemigo quien, utilizando a diversas personas y circunstancias, quiso robarle la fe en Mi promesa.

La que oró perseverante y comunicó a sus amigos Mi gran promesa.

Tu fidelidad a Mí y tu lealtad Me han conmovido el corazón.

Eres mártir de la fe.

Mártir de la esperanza.

Quiero que sepas que la lucha que sostienes estremece al universo porque en ti están luchando ángeles y demonios para arrebatarte.

Descansa en Mi paz y en Mi providencia.

Adora sin cesar a nuestra Trinidad Santa.

Que nadie te haga dudar de Dios que tanto te ama.

Tras esta batalla, en la que saldrás victoriosa, tendrás un tiempo de descanso en el seno de tu Madre María que te conducirá por un camino santo y perfecto.

Ven a Mi pecho incendiado de amor por ti.

Ven y descansa en el centro de Mi corazón.

Amén.



16 febrero 2010



9,10 a.m.



Los ángeles:

¡Esther!

El cielo amanece contigo.

Las lágrimas de Jesús están siendo secadas por tus pequeñas manos con el ofrecimiento de vida que le acabas de hacer.

SÍ, Él se encarga personalmente de custodiarte porque has tenido la confianza absoluta de entregarte a Él.

Jesús no defrauda.

Jesús ama apasionadamente.



Esther:

Amado Jesús y todo el cielo, sobre todo María:

¿Qué hago en mi situación de vida?

Aconsejadme con sabiduría celeste pues mis pocas luces me hacen errar constantemente.



María:

Estoy aquí, junto a tu corazón.

Siempre que Me invocáis Me hago presente.

¿Qué madre que oye a su hijo llamarla no acude de inmediato?

Hija Mía, sé buena.

Que todos tus actos estén rebosantes de bondad y de amor.

Vive con lo que Dios te da a cada momento y no te preocupes del mañana.

Hoy te da un desayuno, pues tú, hija, bendice a Dios por su generosidad y disfruta de los alimentos que Él te provee.

Luego, mira cuáles son tus obligaciones de estado y pide ayuda a Dios para llevarlas a cabo con generosidad y amor, entregándolas para gloria de Dios que es Señor de cielos y tierra.

Trata a tu prójimo mejor que a ti misma porque tu prójimo siempre es Jesús.

Y cuando llegue la noche, bendice el día santo que has vivido y duerme en paz porque Todos estaremos junto a ti velándote.

Viviendo así, sencillamente y realizando todo acto, pensamiento y deseo desde el corazón de Cristo, serás santa.

Y además todo se te dará por añadidura.



11 febrero 2010



17,08 p.m.



Estaba orando a Jesús y me ha dicho:

Esther, la contemplación hace mucho más que la acción.

Yo quiero que Me contemples, que Me beses, que acaricies Mi ser, que Me cuentes tus cosas…

Quiero tu contemplación porque eso evangeliza mucho más que la acción y no hay apenas hijos contemplativos del Amor.



Y yo le he dicho:

Señor, yo deseo contemplarte mucho más que actuar.

Yo deseo estar junto a Ti en adoración.



Y luego le he dicho:

Señor…

¿Es que vas a venir a la tierra?



Y Él me ha dicho:

SÍ, y os enseñaré a todos la contemplación.

Y contemplaréis permanentemente.

Y gozareis de Mi presencia en vosotros.



Y luego le he preguntado:

Señor ¿vas a venir en el año 2012?



Y Él me ha dicho que no, que vendrá algo mas tarde de esa fecha.

Que tenemos tiempo para la conversión, para la doblegación de nuestra voluntad y la dirección de nuestras vidas hacia Él.



Jesús:

Os amo mucho, Esther.

Os amo en plenitud como no os podéis ni siquiera imaginar.

Soy Dios.

Soy la suma potencia, la suma sabiduría.

Tengo todo presente: vuestro pasado, vuestro presente, vuestro futuro.

Todo lo que existe está en el punto exacto.

Todo lo conozco.

Todo lo controlo.

Todo me sirve.

A vosotros os he dado la libertad, pero incluso en la libertad Me servís.

Servís a Mi plan para la redención del mundo.

Algunos sabréis Mi plan de restauración y renovación creado por tanto amor por Mi corazón.

Vosotros, Mis testigos directos, los que escucháis Mi verdadero sentir, vosotros sois los encargados de transmitir Mis palabras, Mis deseos, Mis amores, Mi dolor.

A vosotros os he elegido para ser luz, luz absolutamente radiante de vuestros hermanos para que ellos no se pierdan, no se malogren, no se dejen esclavizar.

Confiad en Mí.

Todo lo que digo lo cumplo.

Todo cuanto deseo se realiza.

No hay predestinación, hay libre albedrío, pero Mi poder hace que el libre albedrío de Mi criatura desemboque en Mi pura voluntad.

Es imposible que comprendáis este misterio tan sublime, pero es así.

Todos lleváis a cabo Mi perfecta voluntad.

Todo lo manejo Yo.

Todo lo muevo Yo.

Toda vida viene de Mí.

Y todo ser concluye Mi obra de amor y de salvación.

No hay nadie predestinado para el mal.

Todos habéis sido creados para el bien, para ser felices aquí en la tierra y también en el cielo.

Glorificad Mi nombre.

Saboread Mi ser.

Deleitaos con Mi amor.

Soy “El que ama”.

El que ama desea ser amado por vosotros.

¿Cuántas almas encuentro en la tierra que den profundamente todo a su Padre Dios?

Dios Padre, y Yo el Hijo, junto con el Espíritu Santo os bendigo, os colmo de gracia y de ternura en la comunión, en la oración, en el ayuno…

En cualquier cosa que Me ofrezcáis con amor.

Yo sostengo al universo.

Soy el rey del universo.

Nada temáis.

El demonio es un pobre instrumento en Mis manos para molestaros, pero un alma en gracia Me tiene a Mí en su ser como guerrero incansable.

Yo lucharé por cada uno de vosotros si os dejáis mover por Mí.

Amén.



20 febrero 2010



1,00 a.m.



He pasado un día de gran desolación y de gran metedura de pata.

Señor Jesús, estoy completamente inestable, porque quiero huir de mi cruz.

Quiero que se acabe la cruz y que llegue la resurrección de la cruz y no tengo paciencia, Señor, y me falla todo.

¡Ay, Señor, qué miseria tan grande la mía!

¡Qué despreciable soy, Señor!

¡Qué mal hago todas las cosas!

¡Paso de estar estupendamente y feliz, a estar llena de tinieblas, de oscuridad, de sufrimiento…!

En fin, Señor, que me siento fatal.

Y también estoy viendo que cuando Tú me has dado un gozo (como cuando me hiciste conocer la revelación privada de Sor Eugenia Elisabeta Ravasio), me viene un golpetazo de angustia en la parte más débil de mi personalidad.

Y me estoy planteando si no será un ataque del maligno a mi fe, a mi paz, a mi tranquilidad, a mi alegría.

¡Ay, Señor, ayúdame!

Ten paciencia conmigo, Señor.

No dudo de tu misericordia, no dudo.

Menos mal que tienes misericordia, menos mal.



Jesús:

Esther, Estherita Mía, no sufras.

No has hecho nada malo.

No has ofendido a nadie.

Es amor lo que se desborda en ti.

Es cierto que el maligno aprovecha para hacerte daño por tus puntos débiles.

Él te odia, no soporta verte feliz y confiada a Mí.

Por eso has de hacer un mayor esfuerzo cuando te ataque en los afectos.

Grita, que te oiga, que tú confías en Mi palabra.

Y que acoges Mi voluntad para ti porque eres obediente.

Que tu actitud sea siempre la obediencia.

Eso alejará por completo a tu enemigo.

Y nada temas.

¿Sabes?

Cuando llega el dolor al alma o al cuerpo, la criatura reacciona de muy diversas maneras, pero la más común es el miedo.

Y el miedo incapacita, el miedo te incita a huir.

Por eso Yo, sabiendo de vuestro miedo, acudo siempre con Mi paz a aquel que la quiera acoger, porque la paz ahuyenta al miedo.

La paz es incompatible con el temor, y Yo soy la paz.

Cuando tengas miedo invoca al Espíritu Santo y suplícale que te regale la paz.

Cuando el alma está en paz, su razonamiento es equilibrado, el miedo ha huido y ya no tiene reacciones extrañas.

¡Estherita mía!

¡Mi consuelo querido!

Yo no quiero que sufras, Yo no quiero que ninguno de vosotros sufra.

Si permito el sufrimiento es para vuestra elevación en la santidad.

Este sufrimiento que estás pasando, querida hijita, te purifica y te hace más fuerte.

Todo está en Mi voluntad, nada ocurre sin Mi beneplácito.

Yo permito tus tinieblas porque la luz real que hay para ti, aún te puede cegar.

Yo vivo en ti.

Yo vivo por ti.

Yo vivo de ti.

Tú vives en Mí.

Tú vives por Mí.

Tú vives de Mí.

Ya no somos dos, somos tú y Yo unidos en Nosotros.

Yo dirijo tan rectamente tu vida que aunque no comprendas las permisiones que hago con tus debilidades, todas se encaminan hacia la santidad.

Tu debilidad permitida por Mí es transformada, por la gracia, en virtud.

Porque tu debilidad, la que no puedes superar, la que constantemente Me pides que te quite, la necesitas para los propósitos que tengo contigo.

Es esa la razón por la que aún no te concedo lo que Me pides, por lo que aun permito que no seas constante, ni ordenada en tus trabajos, que no seas más que una niña torpe.

Esa torpeza que permito en ti es la que necesito para hacer Mi obra en tu pequeño ser.

Porque si fueras un dechado de virtudes, no te habría elegido para manifestar Mi gloria en ti.

Y tú sabes cómo eres, muy poca cosa.

Eso Me permite poseer plenamente tu alma y al ser nada, Yo hago todo contigo.

No temas, querida hijita.

Yo llevo toda tu vida sin que el más mínimo pormenor se escape a Mi voluntad.

Por eso te digo:

No temas.

Yo te guio.

Olvídate de las culpas, de las angustias.

Deposítalas en Mí porque Yo las deseo para transformarlas.

Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario