sábado, 15 de octubre de 2011

AGOSTO 2009





1 Agosto 2009



23,40 p.m.



Jesús:

Esther, escribe sobre Mi misericordia.



Esther:

Dime Jesús.



Jesús:

Mi misericordia lo perdona todo.

Di a Mis hijos:

Nada es tan grave que no pueda ser borrado por Mi amor.

Mi misericordia es infinita y se extiende a toda circunstancia.

Si has cometido la mayor atrocidad, anda, acércate y sumérgete en Mi infinita misericordia.

Yo te sanare.

Yo te salvaré.

Yo, hijo amado, todo lo perdono si te acercas a Mí.

Es Mi fuego el que quema tu pecado.

Os he dado el fuego como símbolo de Mi poder de perdonar.

Todo lo quema y desaparece si Me lo pedís con arrepentimiento y humildad.

Yo soy fuego para perdonar y salvar.

Mi fuego devora el mal.

Mi fuego purifica y construye almas nuevas.

No temáis Mi fuego de amor.

Dejaos abrasar.

Dejaos quemar vuestras iniquidades.

Yo tampoco las recordaré cuando hayan sido pulverizadas por Mi fuego de amor y perdón.

Esther, recoge tantas palabras de amor como te hago saber, para Mis amadísimos hijos que tanto sufren.

Recógeme en ti para ellos.

Yo soy vuestra felicidad plena.

Yo soy vuestra salud.

Yo soy el que soy.

Yo sólo soy.

Yo lo sostengo todo.

Yo soy la humildad.

Yo soy el amor.

Yo soy la perfección.

Yo soy vuestro alimento.

Yo soy vuestra vida.

Amadme por favor.

Sólo quiero vuestro amor sencillo.

Yo soy sencillo para que Me podáis amar.

Yo soy el que soy.

El todo.

El infinito.

El eterno.

El todo AMOR.

El todo bondad.

El todo misericordia.

El todo poder.

Pedidme.

Veréis cómo doy.

No dudéis de Mí.

Mi mayor felicidad es vuestro amor y vuestra confíanza.

Yo os amo.

Yo os protejo.

Amadme vosotros.

¡Qué necesidad tengo de vuestro amor verdadero!



3 Agosto 2009



00,06 a.m.



Esther:

¡Oh Jesús!

Me sé loca de amor por Ti aunque no te lo sé demostrar.

Mi hijo y yo hemos rezado el Rosario y nos has regalado dos estrellas recorriendo el firmamento.

Un sacerdote me ha llamado y mi corazón se ha llenado de dulzura.

He abierto al azar el libro de sor Josefa Menéndez y me repites lo del fuego de Tu amor.

¡Oh Jesús!

¡Qué tierno eres con mi pobre ser!



Jesús:

!Es que te amo tanto, Esther!

Tú eres la delicia de Mi corazón.

Sé que Me amas.

Y eso cubre todo Mi anhelo sobre ti.

Tu amor ha hecho y hará que otras almas me amen mucho.

¿Cómo no darte las gracias?

Mis gracias se convierten en dones para ti.

Dones de salud, de fortaleza, de pureza, de alegría inefable...

Soy todo don para vosotros.

Si algo deseáis, Yo lo tengo y deseo dároslo.

¡Oh Esther!

¡Cuánto amor contengo en Mi ser!

Sí, Yo soy el que soy.

Lo soy todo.

Soy la plenitud.

Por eso, tan lleno estoy de dones celestiales, espirituales y materiales que gozo en regalarlos al alma que los desee y Me los pida.

No puedo dar si no lo deseáis pero si Me lo pedís, Mi corazón se ablanda de tal manera que no puedo resistirme a dar.

No daré lo que os haga daño.

¿Cómo podría hacer Yo eso si os amo con infinito amor?

Pensad que si algo no doy, Yo sufro por vuestro sufrimiento en no recibirlo pero es tan alto Mi amor, que prefiero sufrir con vosotros la ausencia del don que Me pedís porque eso os causaría un gran daño.

Quien ama de verdad, y Yo os amo de verdad porque YO SOY LA VERDAD, no puede consentir haceros daño.

Es por eso, por lo único que, a veces, muy pocas, no recibís lo que pedís.

Todo lo que os haga bien estoy deseando dároslo.

Pero pedídmelo porque al haceros libres, habéis de solicitármelo.

Confiad en Mí.

Todo lo hago bien.

Todo es hecho para vuestra felicidad.

¡Oh, cuánto os ama Mi corazón incandescente!

¡Cuánto valéis para Mí!

Sois tan valiosos que derramé Mi sangre por vuestro amor y vuestra felicidad eterna.

¡Oh Esther!

¡Tú que escuchas los deseos más profundos de Mi corazón, compréndeme!

¡Dame ánimo para seguir en Mi amor por Mi criatura!

¡Porque hay tiempos en que tengo que volver Mi rostro para no ver lo que estáis haciendo!

¡Y Me inunda la tristeza!

Sólo almas como la tuya Me mantienen sosteniendo a las demás.

¿Y Mis sacerdotes y consagrados, Esther?

Es tal Mi amor por ellos, que si Me abandonan internamente, son los que más Me hieren.

Por ello quiero que estas palabras de amor lleguen a Mi Iglesia jerárquica.

Porque ellos son Mis elegidos.

Ellos son Mi esposa primera, la elegida por Mí.

Y ellos han dejado de amarme como esposo.

Y no hay mayor dolor que el del esposo abandonado por la esposa de su corazón.

Desde el seno de sus madres Yo los señale para Mí.

Son Mis sacerdotes.

A los que les he dado todo poder sobre Mí.

Y ellos se vuelven casquivanos y superficiales.

Diles, Esther, que los amo esponsaliciamente.

Que los amo con pasión de esposo.

Que los amo para darles por transfusión Mi propia sangre para que sean consanguíneos y concorpóreos Conmigo.

¡Es tanto Mi amor por Mis sacerdotes, Esther!

Ámalos tú en Mí.

Ama a Mis amados sacerdotes y llévales en ti, pobre vasija de barro, todo el contenido de Mi amor de oro.

Orad por los sacerdotes.

Orad todas las ovejas por los pastores.

Porque Yo los elegí.

Los elegí por un acto de amor purísimo.

Los elegí por bondad.

Son Mi tesoro.

Y no quiero que se pierdan ni se malogren.

Di a todos Mis sacerdotes y consagrados:

¡Sois la perla sin mácula de Mi reino!

¡No os dejéis mancillar por el enemigo!

¡No os dejéis seducir ni por las riquezas, ni por el dinero, ni por la fama, ni por el buen nombre!

Porque, ¿qué fue de Mi nombre?

Me condenaron por "maldito y proscripto de Dios”.

Pero Mi Padre Me dio un nombre sobre todo nombre.

Y eso quiero Yo hacer con vosotros, Mis amados elegidos.

Daros un nombre sobre todo nombre.

Os amo, Mis queridos sacerdotes.

Os amo hasta el extremo.

Sois otro Cristo.

Me identifico y Me entrego en pobreza a vosotros.

¡No Me hagáis sufrir!

¡Yo os quiero!

AMEN.



9 Agosto 2009



15,50 p.m.



Jesús:

Mi Iglesia está prostituida.

Envío a Mis profetas para denunciar la podredumbre y pediros la conversión, pero nadie os escucha, querida Esther.

El profeta debe gritar lo que le dicta Mi Corazón; pero la conversión es personal de cada uno de Mis hijos.

Vendré, vendré a la tierra de nuevo.

Pero...

¡Oh, convertíos antes de Mi llegada!

¡Os amo tanto!

Es Mi mayor acto de amor el volver en gloria a liberaros de Satanás.

Es Mi venida gloriosa.

Pero como anuncio en Mis Evangelios, habéis de estar en vela.

Porque llegaré sin avisar, inesperadamente.

Bajaré entre las nubes de improviso.

En un día cualquiera para vosotros, pero predeterminado por Mi Padre desde toda la eternidad.

Estoy deseoso de llegar.

Quiero mostraros Mi corazón.

Veréis Mi verdadero corazón.

Un corazón entretejido de amor y misericordia.

Todos veréis Mi gloria.

Y será también un acto de humildad el volver a la tierra.

Pero Mi próxima e inminente venida será una venida de luz.

La luz del cielo iluminara la tierra.

Mi corazón latirá junto a vuestros corazones.

Mis manos os tocaran y os curarán.

¡Oh almas pequeñas y fieles!

¿Me deseáis como Yo os deseo?

Permaneced a la espera.

Permaneced en la virtud.

Permaneced fieles a Mi palabra.

Yo lo digo y lo hago.

AMÉN.



11 Agosto 2009



8,26 a.m.



Esta noche he sido despertada por el Señor a las 4,30 de la madrugada y con cansancio pasé al ordenador algunos de sus escritos y luego comencé a leer la autobiografía de Santa Gema Galgani.

A medida que iba leyendo deseé muchísimo mayor santidad, renunciar al pecado, cambiar hábitos que tengo y que no deben agradar al Señor.

Dejé la lectura y fui a la cama.

Fue una oración muy seria por mi parte.

Pedí a Jesús crucificado que me hiciera más santa, y me dotará de una gran humildad y que eliminara de mi todo lo que le ofende.

Debí quedarme dormida.

Y hasta las ocho de la mañana en que me he despertado, he sostenido una lucha terrible contra Satanás.

Era una especie de semisueño, pero Yo creo que Dios se ha valido de eso para fortalecerme en esa lucha.

Lo he pasado fatal, no estaba dormida, era una especie de duermevela.

Todo es una tortura.

En todo esto Yo era consciente, intentaba abrir los ojos y levantarme de la cama y no podía.

Me he sentido mareada, angustiadísima, y le he preguntado al Señor: Señor Jesús, ¿ha sido esto real?

Y Jesús me ha dicho: has luchado contra Satanás, todo ha sido real.

Me he ido a orar y le he pedido una lectura al Señor.

Y Él me ha respondido lo siguiente:

“El mundo te odia, hija Mía, porque no eres de este mundo. También me odió a Mí porque no soy de este mundo. No temas, Yo estoy contigo”.



11 Agosto 2009



23,22 p.m.



Jesús:

¿Me obedecerás en todo, Esther?

Esther:

Yo quiero obedecerte en todo, pero si no me das la gracia y la fuerza, no voy a poder.

Hoy, Señor, estoy muy afligida.

Se ha suicidado la pareja de ingleses que vivía en el ático.

Parece ser que llevan más de dos semanas muertos y el olor era espantoso en todo el edificio.

He llegado de hablar con el sacerdote que Tú me has puesto en el camino y me ha sorprendido en la siesta la policía, el médico forense...aún estoy impactada, y pienso que hace un mes solamente que estoy viviendo en esta casa y que ya ha habido un incendio en el pub de abajo y dos suicidios...y anoche, ya lo sabes, sostuve una lucha contra Satanás.

¿Qué es esto, Jesús?

¿Tengo yo la culpa de algo?

Me siento asustada, muy débil y apenas puedo orar.

Por favor, Jesús, si quieres consolarme, hazlo.



Jesús:

Esther querida, Yo habito en tu corazón.

Ya has visto la rabia de Satanás ante tu presencia.

Eres muy odiada por él porque eres extremadamente amada por Mí.

Mis cuidados sobre ti lo irritan sobremanera.

Pero no temas nada.

NADA.

Yo soy tu Señor.

Mírame sólo a Mí.

Confía plenamente en Mí.

Nada te asuste.

Yo velo sobre ti cubriéndote con Mis plumas.

Nada te va a hacer el enemigo.

Amadísima Esther, vuelve a descansar en Mi regazo.

Vuelve a recostarte en Mi pecho santo y aquí nada temerás.

Te he elegido como instrumento de salvación de miles de almas, de Mis hijos queridos, y Satanás te odia profundamente porque eres dócil y niña para Mí.

No le permitiré tentarte salvo para tu mayor santidad.

Cada vez que sientas su cercanía, piensa que, Yo no sólo estoy cerca de ti sino que, Yo vivo en ti y eso te dará toda la fuerza para resistir cualquier tentación, cualquier miedo, cualquier sufrimiento.

¿Sabes que estoy loco de amor por ti, Mi querida y pequeña Esther?

Elijo a los más pequeños, a los más débiles, a los más indefensos, para hacerme uno con ellos.

Y tú eres de las más pequeñas del reino, apenas has crecido en edad, y por ello eres Mi delicia, porque con Mis niños puedo jugar, puedo besarlos sin que se asusten y sin que Me pongan condiciones.

Puedo reír y sobre todo puedo morar en sus almas como en el propio cielo.

Tú, Esther, eres el cielo para Mí.

Tu alma es tan cándida que se asemeja a Mi morada celestial.

No te ruborices por lo que te digo, no sufras, sino déjame morar en ti.

Sigue llorando de amor por Mí, porque eso traspasa Mi corazón mucho más fuertemente que la lanza que partió Mi costado.

Vuestras palabras de amor atraviesan Mi cuerpo divino y se instalan y graban a fuego en Mi corazón todos los pensamientos que salen del vuestro.

Así que, querida Esther, nada temas, confíate a Mí que soy Tu salvador.

El que más te ama y el que te dará todo lo que pide tu corazón puesto que Me sé tu delicia.

Te amo.

Te bendigo.

Yo también reclino Mi cabeza en ti porque Me sé muy amado por ti.



10 Agosto 2009



12,40 p.m.



Jesús:

Estoy en ti.

Muy unido a ti, querida esposa de Mi corazón.

Al recibirme en la comunión esta mañana, he tomado posesión de ti y he entrado en tu alma a descansar.

He encontrado tu morada dulce como la miel y alfombrada con flores blancas.

He entrado en ti, como rey de tu vida.

¡Me deseabas tanto...!

¡Te deseo tanto...!

No olvides que vivo en ti.

Todo lo comparto contigo.

Yo soy Dios y puedo morar en Mi criatura si ella lo desea.

¡Admitidme en vuestras moradas!

¡Dejad que os acompañe!

¡Es tan suave un alma pura para vuestro Dios!

¡Mantened la pureza!

Sólo en la pureza puedo habitar en plenitud.

Y transformo en pureza perfecta todos vuestros actos, pensamientos y deseos.

Esther…

¿Me amas?

¿Podrías hoy colmarme de ternura?

¡No sabes, ni imaginas, como dispone un alma pura del corazón de su Dios!

Dios se derrite con vosotros.

Se derrama en dones habitando en sus hijos.

¡Oh Esther!

¡Cuánto te amo!

¡Cómo se derrite Mi corazón al saberme tan amado por ti!

Hoy soy Yo el que derrama lágrimas de amor por ti.

Yo también lloro de plenitud con Mi amada.

Celebraremos hoy nuestro amor esponsal.

Me tendrás en todo momento y para todas las cosas.

Guárdame tú que tanto Me amas.

Me dijiste que te abrazarías a Mi aunque Yo fuera un cadáver y eso, Esther, traspasó Mi corazón.

¿Cómo no derramar Mi ser en ti?

¿Quién ha pedido Mi mano a Mis Padres?

¿Quién no ha tenido asco ni repugnancia al verme muerto y desear morir, junto a Mí, abrazando Mi pobre cuerpo mortal?

Tú, Mi hija amada, lo has hecho.

!Estoy tan agradecido a vuestros impulsos de puro amor!

¿Cómo no recogerte en Mí mismo y cuidarte dulcemente?

¿Cómo podría Yo prescindir de ti?

Oh amada Esther.

Custodia nuestro amor.

Oleadas de ternura salen de Mi corazón y te envuelven por completo.

Te amo.

Pídeme cuanto quieras.

Todo es tuyo.

Tuyo soy yo.

Firma, con Mi nombre y en Mi nombre:

YO SOY Jesús de Nazaret, el pobre, el Amor.



12 Agosto 2009



22,08 p.m.



Jesús:

Sí, Esther, la oración es un diálogo Conmigo misterioso pero real.

Hoy quiero hablarte de la oración.

De la oración por los difuntos.

Ellos son Mis protegidos, Mis custodiados, porque están a las puertas del reino.

Tanto ellos como Yo estamos ansiosos por el encuentro.

Necesitan vuestras ardientes oraciones de fe e intercesión.

¡Si vierais cómo suplican vuestras ofrendas!

Ellos harán todo lo que Yo les permita para ayudaros.

Y Yo permito grandes cosas entre el cielo y la tierra.

Ellos os dan su intercesión.

Vosotros les dais vuestra intercesión.

Así Mi Cuerpo Místico se va fortaleciendo en amor porque Mis miembros, los del cielo y los de la tierra, se ayudan mutuamente.

Sé Esther, que al leer la biografía de Mi hija Gema te has asustado un poco por los dones que le di y le doy y por los sufrimientos y tentaciones que también le di.

Has de saber que es un gran misterio incomprensible para vosotros.

No te asustes nunca de los dones que regalo a las almas ni tampoco de los sufrimientos.

Confía sólo en que todo es "bien" para las almas.

Es lo apropiado.

Es lo perfecto.

Te amo, Esther.

Tú también eres dulce y delicada para Mí.

Descansa esta noche en Mí.

Arrúllate con tu esposo.

Yo te deseo en Mi corazón.

No temas, sino glorifícame con tu amor y tu confianza en Mí.



13 Agosto 2009



9,30 a.m.



Esther:

Señor, me levanto para ofrecerme a Ti.

Como novia inmaculada voy a tu encuentro para recostarme en tu pecho sosegado.

Quiero, Señor, hacer mis planes Contigo.

El orden del día quiero que lo dispongas Tú.

Sólo quiero hacer Tu voluntad pero tienes que darme luz para conocerla y gracia para cumplirla.

Quiero, Jesús querido, que yo pueda saber cualquier cosa que Te ofenda de mi.

Pero como pueden ser tantísimas, Te ruego que tengas misericordia al ir haciéndomelas conocer para que el maligno no me atiborre de culpas y angustias.

Esta mañana, Jesús, quiero darte muchas gracias por tanto don: mi hijo, mis padres, la familia que me rodea, la casa tan bonita en la que vivimos, la solución económica que me has regalado, la ternura de los amigos, el poder ir a la Eucaristía, el saberme amada por Ti.

Te pido Señor que el Espíritu Santo more en mí y vaya iluminando todo el camino que Tú quieras que yo transite para llegar a Tus brazos.

Te pido Jesús que le des mucha luz al director espiritual que me has regalado para que discierna Tu voz y pueda quitar toda la paja que sea mía.



Jesús:

Estherita Mía.

Eres tan pequeña en Mis brazos, que puedo envolverte por completo.

No tengas miedo de nada.

A los bebés se les protege de todo.

Sus padres están pendientes de todo movimiento de su bebe, de cualquier necesidad que tenga, y lo saben tan pequeño, que no se separan ningún momento de él.

A medida que os vais haciendo más pequeños, vuestro PadreMadre va uniéndose a vosotros con lazos más estrechos.

Si el alma ha conseguido renunciar a todo, se convierte no ya en un bebé, sino en el hijo metido aún en las entrañas de la Madre.

Y en ese caso, el cordón umbilical vuelve a unirse, y se produce la unión Mística.

El camino que quiero que recorras es el inverso al que te ofrece el mundo:

Cada vez menos que más.

Cada vez más pobre que rica.

Cada vez más confiada que juiciosa.

Cada vez más desvalida que prepotente.

Cada vez menos hablar y más amar.

Cada vez más abandonada a los brazos de PapáMamá.

Mi Espíritu Santo, si lo dejáis, lejos de haceros adultos, os va tallando con rostro de niño, con mirada de niño, con manecitas regordetas de niño, con impulsos de niño, con juegos de niño, con voz de niño, con sonrisa de niño.

No quieras nunca crecer, salvo en el amor.

Yo, Jesús de Nazaret, soy un niño.

Y sólo Me hago entender por los niños.

Os quiero niños.

Ya sabes Esther, que el cielo es un reino de niños donde el mayor es el más pequeño.



14 Agosto 2009



10,34 a.m.



Jesús:

No, no te inventas nada, Esther.

Soy Yo quien te llama.

¿Sabes de Mi soledad?

Mi soledad es real, tan real como Yo mismo.

Cada alma que Me tiene abandonado, produce en Mí un vacío tan inmenso que Mi ser sufre de soledad.

Tu constante compañía, Esther, ayuda a paliar Mi sed de amor de almas.

¡Os necesito a todos!

¡Es tan enorme Mi sed de amor, que no se sacia sino por la totalidad de vuestro amor!

Esther…

¡Mírame!

¡Mira qué pobre soy en el amor que Me dais!

Los pecadores Me hieren, los indiferentes que ya Me conocen, Me hacen aún sufrir más.

¡Venid vosotros, Mis pequeñitos, a consolar a vuestro Jesús!

Decidme con todo vuestro corazón que Me amáis más que a nada ni a nadie!

¡Decidme palabras de tanta ternura, que Yo pueda calmar Mi dolor!

¡Oh Mis niños, venid a Mí!

¡Abrazadme!

¡Besadme!

¡Secad Mis lágrimas!

¡Dejadme que duerma y descanse en vuestros corazones, con derecho a instalarme y a ser bien recibido!

¿Quién, Esther, puede ofreceros tantos tesoros como Yo?

¿Cómo Mis hijos pueden estar tan ciegos?

¿Cómo no despiertan a la vida verdadera?

Se conforman con cosas efímeras, que además de caducas, no sacian.

Yo tengo en Mí mismo todo lo que criatura alguna pueda desear.

Y quiero darlo.

Estoy deseando poder entregar Mis regalos de amor.

Mi enamorada no acepta Mis regalos, porque el envoltorio es demasiado sencillo, demasiado rústico y pobre.

Y Yo al entregarle el regalo, soy también muy pobre, no llevo ricas galas, ni anillos de oro.

Yo soy el pobre de Nazaret.

Por eso os digo:

"Cerrad vuestros sentidos y profundizad en lo verdadero."

Porque si abrís Mis regalos, encontraréis tanta riqueza y felicidad que saldréis a las calles a proclamar Mi generosidad.

Pero…

¡Ay, amada Esther!

Las almas que escuchen las voces de quienes proclaman Mi misericordia y bondad, serán desoídas por muchos.

Y seguirán sufriendo, buscando en los estercoleros del mundo cualquier objeto que brille, aunque sea basura.

Es necesario algo más que vuestras palabras que proclamen Mi bondad y misericordia.

Hace falta un testimonio de vida.

Si esos tesoros han llenado tu corazón de gozo, sólo tienes que gozar, reír, festejar, danzar y dar gracias a tu Dios que te sacó del abismo y te llevó al paraíso.

Con el testimonio de vuestra vida alegre y sencilla, confiada hasta el extremo en la bondad de vuestro Dios, las almas que os vean por el camino, se sorprenderán de vuestro rostro bendito.

Y es entonces, ante el asombro de tanta alegría, cuando os pararán y os preguntarán dónde está la fuente de agua de la que bebéis.

Y vosotros, los llevaréis a Mí, los pondréis frente a Mi rostro iluminado por el amor que contengo, y ellos también se saciarán.

Quiero pues, queridos niños Míos, que viváis en todo momento alegres y confiados porque tenéis un Padre que os ama con la locura de la cruz.

Y tener un Padre tan amante, hace olvidar cualquier contratiempo, cualquier sufrimiento, cualquier desprecio que os hagan.

Porque vuestro Padre, que todo lo ve, os tiene bien cogidos de las manos y no permitirá ningún daño sobre vosotros.

AMEN.



15 Agosto 2009



Ayer en la oración, Jesús me dijo que Mi nombre era Estrella y cogió con sus manos una estrella muy brillante, pequeñita y la colocó en la parte derecha de su pecho y me dijo:

“Tú eres Mi estrella, la que brilla en Mí, la que da luz, Mi luz".



Y tuve una imagen mental en la que Él, mi Jesús, estaba vestido de blanco, y una estrellita brillante aparecía en su solapa derecha cerca del hombro.

Yo no me sentí en absoluto digna de ocupar un lugar tan importante para Jesús, y se lo dije.



Pero Él me respondió que ese era su deseo, que Yo no me negara a que Él fuera enseñando a su "estrella" puesto que la colocaba al exterior de su vestimenta.



Como yo dudaba de si eran imaginaciones mías, tanto la conversación como la imagen, le pedí que me corroborara la conversación.

Pero no lo hizo.

Sin embargo hoy, a medio día, he recibido una llamada de un sacerdote al que no conozco personalmente y me ha dicho:

"Te he apuntado en mi agenda con el nombre "estrella de Dios".

Porque tú eres la estrella de Dios, la estrellita de Dios.

Y así te mantendré anotada en mi agenda como "la estrella de Dios".

Yo me he sorprendido, pero el corazón me dice que ha sido lo que Yo le pedí a Jesús, una corroboración de que era Él quien me hacía ese enorme regalo, y no mi propio deseo de ser parte íntima de Él.



19,48 p.m.



Jesús:

¿Ves, Esther, que cuando te pones en disposición de escucharme, acudo de inmediato a ti?

¡Siempre estoy en espera impaciente de vuestra llamada!

Recogeos interiormente, buscadme dentro de vosotros, y Me hallaréis.

¡Bendita el alma que Me llama!

¡Bendita el alma que acude a Mí!

¡Nadie más veloz que Yo en socorrer!

¡Nadie más deseoso que Yo en amar y ser amado!

¡La relación de Dios con el alma, es tan real...!

¡Si vivierais de la fe!

¡Podríais vivir y gustar del cielo, aquí en la tierra, si vivierais de la fe en Mi presencia, en Mi palabra, en la comunión de Mi cuerpo y Mi sangre...!

Y si alguno no tiene fe, que Me la pida.

Estoy deseando aumentar vuestra fe.

Pedirme fe significa querer ser Míos.

Y Yo no rechazo a nadie.

Quiero que todos seáis Míos porque Me he entregado por todos.

Estherita Mía, anuncia Mi gran amor.

Enseña Mi delicado corazón a las almas.

Llévame en ti a todas las criaturas.

Me sirvo de vosotros para darme.

Nunca Me iré del alma que Me ama.

¡Vuestro amor Me complace tanto!

Descansad en Mí.

Que nada os agobie ni os perturbe.

Únicamente vivid en Mí y dejad que Yo viva en vosotros.

El alma unida a Dios, no ha de temer absolutamente nada porque Yo, su Dios, la hago Mía, y la custodio como parte esencial de Mí.

Pedid a los ángeles que os eleven a Mi corazón.

Pedid su ayuda, porque su misión, es ayudaros a ascender.

Y vuestro caminar será fácil porque estaréis sostenidos por el amor y el deseo de Mis ángeles, que cumplen Mi santa voluntad abriéndoos el camino que conduce a la Vida.



19 Agosto 2009



17,31 p.m.



Hace dos días me dijo Jesús a mitad de la noche que a algunas almas Él las hacía, igual que a su Madre María, dispensadoras de gracias.

Y eso se debía a que el corazón del alma y el de Jesús estaban tan unidos, que Él mismo le confiaba como si fuese el gobierno de algunos territorios de su propio reino.

Y que cuando Él confiaba ciertas gracias como por ej. sanación de los hermanos etc., el alma podía en su libertad repartirlas a quien considerase mejor.



Esther:

Jesús querido.

Deseo y necesito silencio y recogimiento para descansar en Tu corazón.

Ya sabes que llevo días de mucho ajetreo en los que mi pobre madre está todo el día o en casa o llamándome para hacer cosas.

Me imagino Jesús que me estás santificando por medio de sus exigencias, porque me cuesta mucho esfuerzo complacerla con buena cara.

Creo que ahora me vas a regalar unos días de descanso en Ti, porque mi hijo está de viaje, mis padres también y la casa ya está terminada.

Te ruego Señor que sean días de íntima unión Contigo porque eso es lo que más desea mi alma.



Jesús:

¡Estrellita de Dios...!

Yo soy el que más desea nuestra intimidad.

He acelerado el arreglo de la casa y soy Yo el que te ha retirado a las personas para que, a partir de ahora, estemos más unidos.

Quiero que estos días ores mucho por tus hermanos.

Por los que te han pedido oración especialmente.

Y lleva Mi alma a todos los pecadores con la oración que enseñé a Mi hija Faustina.

Aprende estos días a escuchar Mi voz suplicante de amor.

Acurrúcate constantemente en Mí.

Yo habitaré plenamente en esta casa para que te sientas tan acompañada por Mí, que no quede un hueco en tu alma en vacío.

Eres muy pequeña en Mis brazos.

Tan pequeña que te sostengo aupada en Mí.



20 Agosto 2009



00,49 a.m.



Esther:

Queridísimo y dulcísimo Jesús: estaba escuchando un programa de Radio María sobre la inhabilitación de la Santísima Trinidad en el alma.

Pero he creído sentir que Tú me quieres hablar.

Y he mirado Tu santa faz y tienes una expresión de tristeza distinta a las que he visto hasta ahora.

He dejado todo por si eres Tú quien me necesita.

Dime Jesús, soy toda tuya, sólo soy para Ti.



Jesús:

¿Sabes a qué se debe Mi mirada profunda de tristeza?

La inhabilitación de Dios en el alma requiere un estado de gracia.

Y…

¡Hay tantos hijos que no están en gracia!

Os pido a vosotros, Mis pequeños, Mis más chiquitos, que habléis de la necesidad de la confesión.

La confesión hace entrar al alma en estado de gracia.

El acto de humildad y arrepentimiento de un hijo, convierte su alma en una nueva creación.

Se destierra al hombre viejo, y nace, pequeñito aún, el hombre nuevo y eterno.

¡Oh Esther de Mi corazón!

¡Cuánto confío en Mis pequeños para salvar a los mayores!

Mi reino es contrario al reinado del mundo.

Los pequeños llevan el mando de Mis gracias y dones.

Los pequeños reciben lo más grande que hay en Mí: Mi voz, Mis signos, Mi presencia, Mi tierno amor.

Tú, Esther, la más pequeña y difuminada, recibe Mi voz de amor y regálala a tus hermanos.

Has de ser cada vez más pequeña para recibir más.

Todo el que se hace voluntariamente insignificante en el mundo, empieza a brillar ante Mí.

Y Yo lo abrazo, lo cuido, lo proveo de todo.

¡Oh Estrellita de Dios!

¿Alumbrarás con estas palabras a Mis hijos queridos?

Te hago luz para los demás.

Pero tu luz no es propia, es la luz del Espíritu de Dios y mientras te mantengas chiquita, alumbraras con Nuestra luz.

Sé en esta vida una luz para los demás.

Sé también sal que da sabor a cualquier circunstancia por la que pasen tus hermanos.

Sé Mi enviada a los corazones que tanto sufren.

Diles que Mi amor no defrauda.

Diles que Mi amor es real aunque estén en pleno sufrimiento.

Diles que acepten sufrir para aprender a amar.

Diles que Yo los precedo en el camino del sufrimiento y que tomo sobre Mis espaldas vuestros dolores.

¿Quién como Yo os ama de esta manera?

¡Ni el mayor amante toma diariamente la cruz de la amada sobre sus hombros para descargarla de ella!

Pero Yo, vuestro amante Dios, os recojo por completo: vuestra cruz, vuestro gozo, vuestros deseos, vuestras familias, vuestros esfuerzos, vuestras caídas y debilidades, vuestros atroces pecados...

Y en Mi, todo lo transformo.

Todo en Mí, ofrecido a Mi corazón, se convierte en perla perfecta en el reino de Dios.

Os vuelvo a decir:

¡Qué grande es Mi amor por vosotros, Mis criaturas imperfectas!

¡Qué alto Mi designio para vuestras almas!

¡Os hice los más débiles del reino, para encumbraros a las más altas cimas de la gloria!

Por eso, amados Míos, nada temáis, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros en herencia todo su reino.

¡Confiad en vuestro Padre que tanto os ama!

¡Confiad en Mí, Jesús de Nazaret, porque Mi vida ha sido entregada por amor y sólo por amor!

Pedid auxilio a Mi Madre y Madre vuestra.

Ella ha sido constituida Madre de la creación y por lo tanto Su amor es inconmensurable para cada uno de vosotros, Sus hijos pequeños.

¡Confiad en Dios!

¡Os amo!



16,07 p.m.



Esther:

Jesús querido, me he venido al dormitorio, llena de regalos tuyos como esta mesa de ordenador portátil que puedo transportar a cualquier habitación, y cuando me disponía a descansar un poco en la siesta, me ha parecido que me llamas para hablarme.

Si es así, Jesús amado, estoy aquí para servirte.

Y si es cosa mía todo esto, ayúdame por favor.



Jesús:

La santísima Trinidad inhabita en ti, Esther querida.

Su luz se ha visto a través tuyo.

Sus perfumes se han olido por medio de ti.

¿Por qué dudas de nuestra inhabitación en ti?

La Trinidad mora en el justo.

Y justo no es el que nunca peca sino el que vive, arrepentido de su pecado, en la gracia de Dios.

Nuestros dones han sido depositados en tu alma como en un cielo de tu Dios.

Las dos hijas que he puesto junto a ti son templo de nuestra Trinidad.

¡Ellas nos acogen con tanto amor y deseo!

¡Diles que moramos las Tres Personas en sus almas benditas!

Diles que su cuerpo, elegido como templo de su Dios, ha de ser cuidado y preservado de todo mal.

De toda mirada sucia, de toda palabra injuriosa, de todo pensamiento malvado, de toda omisión perezosa y miedosa.

¡Oh Esther de Mi propio corazón!

¡Cuánto Me ha agradado el encuentro de esta mañana entre vosotras tres!

¡Mis brazos os tenían recogidas en unión con Mi alma!

Os envío a sanar corazones, a olvidaros de vosotras mismas y a transmitir un mensaje que está escrito en palabras, pero que son vida auténtica para quien las cree.

No es cuestión de leer los escritos.

Pedid siempre que se oren los escritos las almas a quienes les son entregados.

Todas las almas a las que les llegarán, son las que Yo deseo que les lleguen.

Por eso es tan importante ser dócil a Mis inspiraciones, porque en ellas está la salvación para las almas que os pongo en la mente o en el corazón.

Esta palabra Mía que te he ido dando estos años, Esther, es espada de doble filo que atraviesa el corazón, lo hace humilde y lo llena de Espíritu Santo.

Sed fuertes y valientes en esta misión del cielo.

Que nadie ni nada os hagan dudar de la urgencia de la sanación de vuestros hermanitos pequeños y heridos.

¡Oh Estherita Mía!

¿Serás tú la luz que Mi rostro desprende?

¿Serás tan pequeña como para conocer los designios de tu Dios?

¿Te mantendrás humilde cuando las almas vayan a ti como si fueras una diosa?

¡Oh Estherita Mía!

Te elegí por tu pequeñez, pecado y miseria.

Te estoy colmando de bendiciones.

No permitas que el maligno te ensoberbezca, antes bien, escóndete de los aplausos, escóndete de las palmadas, y recógete en Mí, pequeña, humilde y limpia de corazón.



Esther:

Señor Jesús, amantísimo de todo mi ser.

Deseo con todo mi corazón ser pequeña, humilde, ínfima, insignificante, despreciable, ingenua, dulce, y amorosa para Ti y para todos mis hermanos.

Te pido la enorme gracia de la humildad, de la fe, de la caridad y de la esperanza.

Sé que todo me viene de Ti.

Que todo es gracia.

Y que sin Ti, mi vida no tiene sentido ni la quiero para nada.

¡Oh Jesús querido, no me abandone Tu gracia jamás!

Yo confío en Ti y en que me mantendrás sujeta de pies y manos para no errar en el camino que me está llevando directamente a Tu corazón.

¿Sabes Jesús, cuánto te amo?

¿Sabes Jesús, qué pobre soy?

¿Sabes Jesús, que mi vida está entregada a Ti?

Encárgate Tú de mí, de que yo no me malogre, de que las tentaciones que permitas en mi vida, sean siempre para mi santidad y la salvación de mis hermanos.

¡Oh Jesús, te amo con todo mi ser!

¡Si yo pudiera amarte más, mucho más te amaría!

Pero mi pobre naturaleza no da más de sí.

Dame Tú más amor porque todo lo quiero entregar a Ti y destinarlo a Tu gloria.

Así Te lo pido amado Jesús con toda humildad.



21 Agosto 2009



Un sacerdote me ha enviado un mensaje al móvil pidiéndome que le pregunte al Señor una cierta cuestión personal.

Eran las 7,30 a.m.

Yo le he dicho al Señor:

¿Debo hacer estas cosas, querido Jesús?



Y Él me ha respondido:

Esther…

¿No Me preguntas tú a Mí todo lo que necesitas saber?

Pues de igual modo pregúntame lo que necesiten los demás.

¡Ojalá, se consultase a los profetas!



Entonces le he pedido al Señor que me lo conteste y el rápidamente me ha contestado algo muy concreto y exacto.

Le he pedido al Señor que me corrobore lo que me acaba de decir, pero no me lo ha corroborado o al menos yo no he entendido lo que he leído como corroboración.



Entonces me ha dicho Jesús:

“Quiero que actúes en fe ante Mi palabra.

Quiero que creas que soy Yo quien te hablo y no Me pidas tantas corroboraciones.”



Yo, asombrada por sus palabras, le he dicho que tiene toda la razón.

Que actuaré en fe.

Y he llamado por teléfono a este sacerdote y le he dicho que tome nota de lo que me ha contestado el Señor.

Entonces, quizá como corroboración, el sacerdote me dice:

Esther, esta mañana orando el Oficio Divino, nos dice un padre de la Iglesia que Dios quiere que consultemos a los profetas todos los pasos que tengamos que dar en la vida.

Y por eso yo te he llamado, para que preguntes al Señor qué debo hacer.



¡Ay Jesús Mío!

Qué fineza tienes con todos nosotros.

La corroboración que te pedía me ha venido por añadidura cuando he actuado en fe buscando Tu reino y fiándome de Tu palabra.



26 Agosto 2009



5,04 a.m.



Esther:

Jesús querido, aquí estoy de nuevo para servirte.



Jesús:

¿Me esperarás?

Mi venida será gloriosa.

Habitará entre vosotros el Espíritu Santo de Dios.

Será un reinado de paz y de amor.

Moraré en todos los corazones de Mis criaturas aquí en la tierra.

No quiero que os asustéis, Mis pequeños.

Deseo que Me esperéis con ardor porque Yo vengo a salvar, Yo vengo a recoger a Mi rebaño y a guardarlo de todo mal.

¡Es tal Mi compasión por vosotros!

¡Es tal Mi amor y Mi ternura!

Estoy anunciando Mi llegada por muchos lugares pero no creen en Mis palabras.

Vendré inesperadamente como un hálito.

Iluminaré todas las conciencias y podréis conocerme al instante.

Habréis de elegir.

Tras esa elección, Yo separaré a unos de otros, como digo en Mis Evangelios:

Estarán dos en la cama...

Estarán dos en el campo...

¡Oh Esther!

!Haz oír Mi mensaje!

Di a Mis queridos sacerdotes que no oculten por más tiempo esta verdad.

Que la anuncien, como anuncian Mi amor, porque es una misma cosa Mi amor por vosotros y Mi venida a vosotros en rescate y salvación.

Que crean en los signos que hago diario a través de ti, de tu persona.

Son signos visibles que permito en ti para que no duden de Mi palabra dada a tu entendimiento para salvación de muchos hijos.

¿Por qué Mi Iglesia oculta algo tan evidente?

Mis profetas fueron anunciando Mi venida en humildad y todo se cumplió.

Y los maestros de la ley no ocultaron esta promesa sino que la creyeron y rogaron por su cumplimiento deseosos de que ocurriera.

Sin embargo, en estos tiempos tan atroces, querida Esther, y anunciando como anuncio y anuncia Mi santa madre María, que vuelvo a vosotros.

¿Qué miedo tienen Mis sacerdotes para anunciar lo que Yo mismo anuncio con signos, visiones, milagros, danzas del sol, revelaciones, milagros eucarísticos recientes, imágenes de Mi Madre y Mías que lloran sangre y derraman lágrimas en torrentes?

¿Por qué Mis sacerdotes son los que menos creen?

¿Es prudencia lo que quieren aparentar?

¿O es más bien miedo de que se burlen de ellos?

¿Cuántos hijos sacerdotes encontraré en estos tiempos, que tengan la valentía de anunciar Mi inminente venida, a fin de que Mis hijos, Mis pobres y pequeños hijos, puedan convertirse antes de Mi llegada?

¿Encontraré fe en la tierra cuando vuelva?

¡Oh Esther!

¡No ceses de entregar Mi palabra, porque éste será uno de los medios para la conversión de tantos hijos que tengo y que ansío en Mi seno!

¡Pequeñuelos Míos!

¡Almas de niños!

¡Sed vosotros Mis mensajeros!

¡Corred, anunciad, proclamad la buena nueva!

¡Id cómo fueron Mis apóstoles anunciando por todos sitios el reino de Dios!

!Sed vosotros los apóstoles de los últimos tiempos yendo con Mi mensaje a todos los rincones de la tierra!

En vosotros confío, a vosotros os revelo Mis designios.

¡Id a Mi Iglesia y pedid la conversión a la fe de Mis sacerdotes para que ellos, en fe y en verdad, cumplan con su misión de anunciar lo que Yo os digo!

¡Profetas, anunciad Mis profecías antes que a nadie, a Mis sacerdotes!

Habrá una división y un gran enfrentamiento entre ellos.

Y habrá un signo para que vosotras, Mis ovejitas, detectéis al buen pastor:

La humildad de su conducta.

Recogeos todos en oración en espera de Mi llegada que os aviso, está muy cercana.



27 Agosto 2009



22, 56 p.m.



Esther:

Jesús querido hoy me has dado la fuerza y la gracia para vencer una tentación.

¡Bendito seas porque me ayudas!

Y creo que quieres que hablemos.



Jesús:

Reposa en Mí.

Descansa hoy sobre Mí.

Las oraciones de liberación que has rezado, han servido para sanar los corazones de muchas almas.

Óralas ante Mí cuantas veces puedas, y pide liberación por tus hermanos.

¿Recuerdas lo que te dije de Mi Cuerpo Místico?

Pedid los unos por los otros, Yo siempre asistiré a Mis hijos.



30 Agosto 2009



3,56 a.m.



Esther:

Aquí estoy para Ti, Señor para servirte.



Jesús:

¡Tengo tantas cosas que comunicaros!

Es verdad que aún no podéis con ellas, por eso iré poco a poco.

A todos los que convoqué ayer a orar, los he convocado también para ayudarme en esta obra salvífica.

Me sé muy amado de vosotros cinco.

Es por ello que Mi Espíritu se derramará sobre vosotros para que sigáis Mis caminos de santidad.

Me complazco en Mis elegidos.

Glorificaremos al Padre.

La pobreza de medios para difundir Mi mensaje, la supliré con abundancia de gracia.

Los escritos se multiplicarán como los panes y los peces.

Has de hacer, Esther querida, un esfuerzo y sacar a la luz lo que te he ido diciendo para tus hermanos queridos por Mi corazón.

Yo estaré contigo haciendo ese esfuerzo de amor.

Seré Yo quien te preceda en todos los pasos que se darán.

Confiad mucho en Mí.

¿No veis que soy Yo quien hace la obra?

Vosotros sois Mis pequeñines que Me acompañan mientras realizo la labor.

Pero no habéis de preocuparnos porque sólo con vuestro “sí” y vuestra cercanía a Mi corazón, Yo iré haciendo todo.

Recibiréis Mi Espíritu de bendición y sabiduría.

Cuento con vosotros.

Os deseo junto a Mí en esta obra.

Esperadlo todo de Mí.

Estoy con vosotros íntimamente unido.



En otro momento le dije a Jesús que no hay signos de la promesa que me ha hecho y eso me hace tambalear.



Señor Jesús, por favor ayúdame.

Estoy a oscuras Jesús.



Jesús:

Tienes que abandonarte por completo a Mis proyectos.

Debes anular tu voluntad y hacer Mi voluntad.

Sólo así obtendrás luz.

Ningún día se pierde si haces Mi voluntad.

Y Mi voluntad por ahora es tu silencio.

No quieras dar ningún paso en falso, pues Yo no te protegeré sino que tendrás que desandar lo andado para volver al camino recto.



Esther:

Estoy siendo muy tentada por las circunstancias tan diferentes a lo que Tú me dices que ocurrirá.



Jesús:

Es muy seria tu elección, Esther.

Has de elegir entre vivir de la fe o vivir del sentido común.

Esperar en Mí, es también esperar Mis tiempos.

Y si Yo estoy permitiendo tu prueba de fe…

¿No crees que estoy fortaleciéndote en ella?

Tú sabes que podría cambiar en un instante todas las cosas, pero no lo hago.

¿Por qué has de querer cambiar tú las circunstancias?

Confía plenamente en Mí.

Es eso lo único que quiero de ti.

Un total abandono a Mis palabras, a Mis designios, a Mis silencios, a Mi sabiduría.

No es un juego lo que Me traigo contigo.

Sé el enorme dolor que has padecido por esperar en Mí.

¿Crees que todo ha sido en balde?

¿Crees que Yo no cumplo Mis promesas?

Por favor, Esther, salta al vacío de la fe porque ese vacío, ya lo sabes, está invadido por Mí y Yo no te dejaré caer ni sucumbir.

Todo el que confía de veras en Mí, no es abandonado jamás.

Verdaderamente, amada hija, estoy aumentando tu fe con esta prueba tan dura de esperar lo que no ves.

Escucha siempre a tu corazón, tu corazón que tanto ha amado y ama.

No te dejes seducir por lo fácil, el amor verdadero está asentado en lágrimas y en sangre.



31 Agosto 2009



8,07 a.m.



María:

Soy tu Madre, querida hija.

Necesitas mucho Mi protección, y por eso acudo a ti de inmediato.

¡No sabes cuánto te ama Mi hijo Jesús!

¡No sabes hasta qué punto Él vive tu vida santa!

Le has dado las llaves de tu alma y ha entrado y ha hecho morada permanente en ella.

Escúchalo siempre, Él te necesita porque te ama mucho.

Vendrán lobos a tu lado pero la sabiduría de tu Dios te librará de sus engaños.

Hija Mía…

¡Cuántos peligros te rodean!

¡Qué maldad se mueve a tu alrededor!

Quiero que seas cauta y santa en tu actitud, pensamiento, acción y omisión.

Rodéate de gente santa, para que tu alma sea cada vez más pura y más agradable a Jesús, que la ha elegido para morar permanentemente.

Su presencia en ti, querida hija, será algo excepcional.

El ha probado tu amor y está tan complacido con tu entrega, a pesar de tus debilidades y faltas, que desea permanecer vivo en ti constantemente.

Hija Mía, ¿lo aceptas en ti?

Si vive en ti, nada te alejará de Él.

Eres pequeña, si, muy pequeña.

De las hijas más chiquitas que tengo en la tierra.

Y es tal Mi ternura por ti, hija Mía, que Yo misma te cuidaré preferentemente, porque en ti estoy cuidando a Mi propio hijo Jesús.

Ahora, Esther, dile a Jesús, mirando sus ojos benditos, que lo quieres siempre en ti.

Y Yo, como Madre de los dos, os bendeciré y os acogeré en Mi corazón de Madre, Esposa y Reina.

¡No sabes, hija Mía, cuanto has consolado a tu Dios!

¡No puedes ni imaginarte cuanto amor te tiene Mi hijo Jesús!

Está tan pendiente de ti, que te asombrarías.

Cada respiración tuya, cada movimiento, cada pensamiento... lo hace suyo, lo vive en ti, acrecienta su amor por ti.

Sí, Jesús también elige por amor.

El ama a todas sus criaturas con un amor eterno e infinito.

Pero a algunas, las hace completamente suyas para colmarlas de dicha ya en la tierra.

Así que, Esther querida, goza por el gran regalo que recibes del cielo.

Y sé muy dócil a todo lo que te diga Jesús o Su Santo Espíritu, porque será muy nítido para ti ya que habitan plenamente en ti.

Alégrate, hija de Jerusalén, porque a tu Dios le ha parecido bien morar en ti.

Te amamos mucho, Dios en su Trinidad, todos los santos y los ángeles del cielo, y Yo, tu mamá María que siempre está a tu lado.


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