sábado, 15 de octubre de 2011

JUNIO 2008






5 Junio 2008



Esther:

¡Oh, Jesús!

Soy un desastre ante Tus ojos.

¿Cómo me puedes soportar, tan débil como soy?

Yo apenas puedo ver que un día tras otro te fallo en cosas tan simples.

Y eso me produce tristeza y animadversión contra mí misma.

Es como que me merezco un castigo.

Me encomiendo Señor, a Tu misericordia.

Auxíliame por Tu gran amor.



Jesús:

Yo estoy contigo, no temas.

Mi brazo te protege.

Calma, pequeña.



Esther:

Recógeme del fango Jesús.

Ten compasión de mi torpeza y mi terquedad, que yo te amo.



Jesús:

Me abajo hasta ti, Efraím.

Te recojo con todo Mi amor.

Te enseñaré a caminar tras Mis pasos.



Esther:

El mundo, Señor, me aplasta con su presión.

¡Soy tan débil y tan torpe!

Muchos asuntos atrasados, mi hijo adolescente….

Oh, Señor…

¡Qué hija tan desastre tienes!

¡Que no se acabe Tu paciencia para conmigo!



Jesús:

¿Crees acaso que esas cosas por las que te hundes, Me importan mucho?

No te quiero perfecta, ya te lo dije.

Te quiero santa, te quiero misericordiosa.

Esta mañana has sido Mi misericordia con la amiga que te necesitaba.

Si no la hubieses escuchado y amado, Yo sí que estaría triste.

¿Sabes?

Conozco bien tu naturaleza humana.

Sé sus reacciones ante la soledad, el miedo, la excesiva responsabilidad.

Cuando lo vea oportuno, Yo mismo quitaré de ti tales miserias que tanto te hacen sufrir.

El juez sobre ti, soy Yo, no tú.

Si el juez te absuelve de tu condena…

¿Seguirás tú condenándote?

Anda, reposa en Mi paz.

Nadie te condena.

Nadie en el cielo te menosprecia como tú lo haces de ti misma.

No sufras pues, y aplícate en buscar Mi reino dentro de los corazones de tus hermanos.

Todo lo demás, ya lo sabes, es Mi palabra, se te va a regalar.

Duerme y reposa en Mí y Yo iré construyendo tu casa con roca como cimiento.

Yo soy tu cimiento.

Yo soy tu roca firme.



Esther:

¿Por qué, Señor, me trituro día y noche por no ser perfecta ante Ti?

Todo en mí es crítica contra mí y me desprecio antes de saber si Tú también me desprecias.





Jesús:

¡Qué sería de vosotros, Mis pequeños, sin Mi gran misericordia!

Yo transformo todo.

Los pecados quedan blancos como nieve recién caída si os acogéis a Mi misericordia.

En tu sufrimiento, en tus dudas, en tu depresión, en tu llanto…

Abandónate conscientemente en Mi gran misericordia.

Báñate en Mi océano de paz.

Goza de la luz de Mi mirada.

Danza con la música de Mi corazón.

No hay ningún lugar de mayor descanso que el lugar de Mi misericordia.

Aquí todo se aplaca, el sufrimiento se difumina, la criatura es acogida en su totalidad por las entrañas de su Dios.

Mi misericordia es vuestro mayor don.

En Mi misericordia se compendia todo Mi ser.

Mi amor, Mi bondad, Mi sabiduría, Mi sencillez, Mi humanidad….

Mi misericordia es vuestra salvación.

Goza de Mi misericordia.

Aprópiate de Mi misericordia.

Comparte Mi misericordia.

Acepta a todos y a todo con misericordia.

¡Es tanto lo que tengo para vosotros, amados hijos!

¡Si supierais cuántas maravillas he preparado para Mis hijos!

Que tus sentidos no te impidan ver Mi gloria.

Yo soy tu misericordia.

Toda la creación existe en Mi misericordia.

Mis entrañas están hechas de misericordia.

¡Échate sobre Mi pecho, como Juan!

Yo sostengo con Mi brazo derecho tu espalda y acaricio tu rostro con Mi izquierda.

Así, recostada sobre Mí, estarás muy cerca de Mi misericordia.

Cuando te abandones a Mi misericordia, tómate un tiempo de silencio y recogimiento para gozarla.

Sentirás que todo en ella es olvido de vuestra maldad, sanación de vuestro dolor, descanso para vuestro agotamiento, medicina eficaz para vuestro sufrimiento.

Cuando entres en Mi misericordia notarás que todo tu ser es abrazado por Mí.

Mi misericordia abraza entrañablemente a su hijo querido y crea una protección sobre él para que nada ni nadie lo arrebate de su Dios.

¡Ven a Mi misericordia!

Aquí nadie te juzga, y Yo te absuelvo de todas tus culpas.



13 Junio 2008



Esther:

¿Cómo sostengo mi fe?

Jesús:

La fe se sostiene con obras.

Una fe sin obras es una fe muerta.



Esther:

¿Qué obras en este caso?



Jesús:

Las obras del amor.

Es amor esperar.

Es amor confiar en Mí.

Es amor ser siempre dulce y tierna con los demás.

Es amor hacer bien tu trabajo.

Es amor cuidar de ti misma.

Es amor disfrutar del verano y descansar.

Es amor honrar y ayudar a tus padres.

Es amor recibirme en la comunión diariamente.

Es amor acompañarme siempre y vivir en Mi presencia.

Es amor dar de comer al hambriento y de beber al sediento.

EL AMOR SOSTIENE Y VIGORIZA LA FE.

Pon todo tu amor en cada cosa que hagas.

Yo aumentaré tu fe.

Y CONFIA SIEMPRE EN MÍ.

Ese es el mayor acto de amor y por consiguiente, lo que más fortalecerá tu fe.

Aquí me tienes siempre para ti.

Te amo, pequeña y sufriente Esther.

Yo estoy contigo todos los instantes de Tu vida.

No temas.

Apóyate en Quien todo lo puede.



14 Junio 2008



Jesús:

Tienes la fe.

Pruébame con tu fe.



Esther:

Lo que me acabas de decir, Jesús, es muy fuerte.

Me has hecho llorar.

¿Cómo voy a probarte con mi fe?



Jesús:

Cree de todo corazón lo que Yo digo en la Biblia:

“Todo lo que pidáis al Padre en Mi nombre…”

Pruébame.

Ponme a prueba con tu fe.

No puedo negarme a Mí mismo ni puedo mentir.

Yo soy la Verdad.

De ti espero la fe.

Pide.

Pide.

Pide.

No ceses de pedir lo que tu corazón anhela.

¡Soy tan bueno!

¡Os amo tanto!

¡Pedidme, hijos, lo que necesitéis!

Cuando en el Evangelio os digo: “OS LO ASEGURO”, no tendríais que cuestionaros nada más.

Os lo dice Dios.

Y Dios OS LO ASEGURA.

Sed como niños a los que su Padre perfecto y verdad absoluta PROMETE ALGO.

Vivid de la fe.

Cerrad los ojos.

CREED EN MÍ.

APARTAD LOS SENTIDOS QUE, A VECES, MUCHAS VECES, OS IMPIDEN MI CONOCIMIENTO.

Búscame dentro de ti, Esther.

Estoy íntimamente unido a ti.

Por eso puedes escucharme con el alma y el entendimiento.

Vive de la fe.

Niega los razonamientos que ahoguen la fe.

SI YO ASEGURO ALGO, TEN LA CERTEZA DE QUE SE CUMPLIRÁ.

Pues como dijiste:

“Poderoso eres como para cumplir lo que prometes”

Arrecia tu fe.

Ízala como bandera que preceda tus pasos.

Actúa en fe.

Verás Mi gloria.

Te amo, Mi pequeña criatura.



15 Junio 2008



13,55 p.m.



Esther:

¡Oh, dulce Jesús!

¡Qué bello es Tu rostro y qué bello Tu corazón!

Amado Jesús…

¿Sabes cuánto te amo?.

Me muero por abrazarme a Ti.

Eres la suma bondad, ternura y delicadeza.

Háblame de lo que quieras.



Jesús:

Ven a Mi seno de amor.

Te deseo en Mí.

¡Te amo con tal ternura!

¡Guarda Mis secretos de amor!

¡Son tan nuestros!

Sólo pueden conocerlos los que Me amen mucho.

Yo me manifiesto a quien Me ama.

¿Sabes?

El amor no puede guardar su secreto.

Todo lo cuenta al ser amado.

Así yo…

Todo te lo cuento con prudencia y con lentitud.

Mis sentimientos desbordarían tu entendimiento.

¿Sabes lo que es el AMOR?

¿Conoces la dulzura del AMOR?

¿Conoces sus secretos íntimos?

EL AMOR SOY YO.

Te quiero a Mi lado.

Ya, junto a Mí.

En Mi ser, en Mi sustancia, en Mi bendición.

Danza Conmigo, Mi enamorada.

Danza en el universo creado para ti y para todos.

¿Has visto Mi belleza en la creación?

¿Has visto Mi sed de vosotros?

¿Qué más os puedo dar para que vengáis a Mí?

Conoceréis el amor en el cielo, en toda su plenitud.

Mi nombre, Mi voz, Mi semblante, Mi cuerpo… es AMOR.

Todo en Mí es AMOR Y SABIDURIA.

Y todo está a vuestro servicio.

¡Por favor, amadme como Yo os amo a vosotros!

Acariciad Mi rostro encarnado para que podáis sentirme como uno de vosotros.

¡Si supierais de Mi dulzura!

¡Si supierais qué amante soy de todos vosotros!

¿Por qué no queréis comprobarlo?

Quien ha gustado de Mí, ha podido saborear lo excelso.

¡Oh, almas queridas!

Dejad que os recoja a todas en Mi corazón.

En Mi corazón encontraréis la paz.

La paz es Mi sello y Mi promesa eterna.

YO SOY LA PAZ.

El que me ama vive en Mí, vive en la PAZ.

LA PAZ.

LA PAZ.

Medítalo.



18 Junio 2008



00,50 a.m.



Esther:

¿Qué quieres, amadísimo Jesús?



Jesús:

Te quiero a ti en totalidad.

Eres pura, sencilla y preciosa a Mis ojos.



Esther:

¡Oh, Jesús!

Te equivocas.

Esa no soy yo, salvo que Tú me hayas desvirtuado por Tu amor.



Jesús:

Yo vivo en ti por la comunión.

Yo sé cómo eres.

Yo me muero de amor por ti.

Me hago tú.

Cuando Me recibes me haces tú.

Y Yo me enamoro.

¡Te amo tanto!

¡Es tan dulce y tan tierno Mi amor por ti!

¿Cómo dártelo a entender?

Hay muy pocos hijos a los que llamo para hacerme Uno a diario con ellos.

Tú eres una hija especial.

Yo soy el que te llamo cada Eucaristía.

No es tu fuerza, es Mi gracia la que te hace no faltar a Mi banquete.

Y vamos, poco a poco, siendo Uno.

Los esposos que se aman en demasía y que todos los días se hacen Uno, no pueden prescindir el Uno del otro.

Así Yo contigo.

Yo no puedo prescindir de tu amor y tus delicias.

¡Nunca quieras prescindir de Mí!

¿Sabes cómo es Mi corazón?

Está y es incandescente.

Arde y no se consume de amor.

Siempre ansía más: más entrega, más cercanía, más unidad.

¡Oh, estoy loco de amor por ti!

No razones esto.

Fíate de Mi amor.

¡Te he dicho tantas veces que te amo!

¿Llegas a creerlo?

A veces pienso que no, cuando te veo sufrir.

Sabe que Mi amor por ti es altísimo.

Goza conmigo de Mi amor por ti.

No te asustes, no te escondas de Mi mirada profunda de amor.

Hoy, entrégate por entero a Mi ser.

Sé Mía.

Exclusivamente Mía.

Yo seré para ti.

Por entero para ti.

Dios, Tu Dios, te ama apasionadamente.

Quiere entregarse de nuevo, por amor, por ti.

¿Me aceptas?

¿Me acoges?

¡Oh, por favor, no Me rechaces!

Abre tu alma y deja que, como paloma, llegue y haga morada en ti.

Yo te consolaré.

Yo te cuidaré.

Yo te haré bella ante el mundo y ante Mí.

Eres valiente.

No me niegas.

Eso es festejado en el cielo.

Te cubriré con Mi sombra.

Te cubriré con todo Mi amor.

Tú eres Mía.

Te amo.

Te amo.

Te amo.









19 Junio 2008



23,45 p.m.



Esther:

Jesús amado, aquí me tienes.



Jesús:

Duerme esta noche en los brazos de Tu esposo.

Goza conmigo y con los cuidados que te dispenso.

Guardaré silencio para tu descanso.

Reposo mirándote.

¿Ves Mis ojos?



Esther:

Sí, querido Jesús.



Jesús:

Mis ojos se han fijado en ti.

Te atraje a Mí desde niña.

Eras, como dice Oseas, Mi Efraín.

Luego te tuve que llevar al desierto para seducirte y volver tu rostro hacia Mi mirada de eterno amor.

Ahora que hemos vuelto a las primicias del amor, mantente en Mí como esposa fiel.

Nadie hay como Yo.

Nadie que te quiera tanto.

¿Lo ves?

¿Lo sientes?

Pero Mi amor es suave, manso, humilde, servicial, puro.

Es un amor diferente al que te da el mundo.

Saborea el verdadero amor que es el que te brindo.

No te engañe nadie, amada mía.

Nadie adultere el amor.

Yo soy puro en el amor.

Manifiesto Mi amor pero no permito que lo ultrajen ni menosprecien.

Es un tesoro que puedes aceptar pero que jamás te impondré.

Quien rehúsa Mi amor, muere.

Por eso, os dije:

“YO SOY LA VIDA”.

Porque soy el Amor.

Sin amor no hay vida.

Me complazco en los sencillos.

Sólo a los sencillos Me manifiesto tal cual soy.

Y soy Amor.

Amo a todos, pero el alma sencilla se hace dueña de Mí.

Nada niego a los sencillos.

Yo soy el más sencillo del universo.

Os puedo hacer sencillos como Yo soy sencillo.

¡Aprended de Mí!









20 Junio 2008



Esther:

Estoy medio dormida Señor, pero a Tu total disposición.

¿Me has despertado para algo?



Dios Padre:

Quédate en Mi presencia.

Donde estoy Yo, quiero también que estén Mis hijos.

Estoy dentro de ti.

En lo más íntimo de ti.

Necesito y deseo tu compañía.



Esther:

Pues aquí Me tienes para abrazarte y consolarte.



Dios Padre:

Utiliza tu imaginación y ven a Mí.

Ven, te estoy llamando a Mis brazos.

No te asustes, pequeña.

Corre hacia Mí.

Quiero enseñarte Mis tesoros.

Quiero llevarte a Mi secreto:

El mayor secreto es la Sabiduría.

Quien la tiene, goza de todos los demás.

¿Quieres tú MI Sabiduría?



Esther:

¡Claro que sí, amado Dios!

¡Quiero toda la Sabiduría que quepa en mi ser!



Dios Padre:

Sabiduría es conocer los caminos, la dirección exacta del destino certero y final.

Sabiduría es vivir completamente en tu Dios.

Es sabio quien Me obedece.

Y la obediencia revierte en Sabiduría.

Es bueno para vosotros la obediencia a Mi ley.

Mi ley, toda, es Sabiduría divina.

La Sabiduría se adquiere por la obediencia y por la perseverancia.

Los tiempos de oscuridad fecundan en vosotros aún más Sabiduría.

La “oscuridad del alma”, vivida en Mí, es la gestación.

La “prueba” es el puro y justo momento doloroso de un parto.

Tras la prueba (la tribulación, el sufrimiento), se alumbra la “Sabiduría”.

La Sabiduría es criatura divina.

Es luz para el alma.

La sabiduría es Mi hija preferida.

Es la más bella de todas.

Es la mayor de las hermanas.

Hazte íntima de la Sabiduría.

Hazte inseparable de ella.

Con ella, todo lo tendrás.

Con ella, todo lo podrás.

Y con ella, alcanzarás la paz.

Tengo otra hija muy querida que se apela “Humildad”.

Siempre van juntas “Sabiduría” y “Humildad”.

Si una falta, la otra se desvanece.

Humildad es la más dulce de Mis hijas.

Es la más tierna.

Nunca hace ruido en casa ni molesta a nadie.

Es silenciosa y sumisa a la voluntad de su Padre.

A todo le dice “si”.

No cuestiona nada.

No se rebela ante nada.

Es deliciosa y tierna Mi hija Humildad.

¿Deseas tener siempre contigo a Mi pequeña hija Humildad?



Esther:

Si.

Quiero ser cada vez más como ella.



Dios Padre:

Me queda aun otro tesoro por descubrirte.



Esther:

¿Cual es Señor?



Dios Padre:

Es la “Santidad”.

Yo amo a Mi hija Santidad.

¡Es tan esforzada!

¡Es tan sufriente para agradarme!

¡Lucha tanto para que Yo sea feliz y dichoso!

¿Se puede desear más de una hija?

Esta hija Mía camina siempre hacia Mí.

Su vida es un continuo caminar hasta el encuentro definitivo.

¡Cuánto deseo abrazar a Mi hija Santidad!

Pero he de dejarla ser quien es.

He de dejar que recorra su camino para llegar a Mí.

Santidad necesita de todas sus hermanas.

Es la más necesitada de todas y curiosamente ella misma, va ayudando a las demás a crecer.

Ella las alimenta.

Quiero, Esther, que seas como Santidad.

Recoge a todas tus hermanas y por el camino que recorras, ve alimentándolas de ti misma para que crezcan mucho más en ti.

Con su crecimiento, empujaran cada vez mas tu propio caminar, y se aceleraran tus pasos hacia Mí.

Yo te espero, Esther, en Santidad.

Eres la hija más deseada por Mí.

Y coge para ti estos tres tesoros que te acabo de mostrar.

Te iré mostrando, poco a poco, todos Mis tesoros.

Se inteligente y aprópiate de ellos cual si fueras una ladronzuela ansiosa de robar.

Yo gozare con tu afán de hacerte rica con Mi propia riqueza.

Ya te dije que todo lo que tiene el Padre, es también del hijo.

Y Tú, Esther, eres Mi hija y por lo tanto, dueña de todo lo Mío.

Te amo.

Me agrada explicarte los secretos de Mi ser.



23 Junio 2008



Jesús:

Recuéstate en Mí.

Da reposo a tu alma en Mi misericordia.



Esther:

Amado Jesús,  estoy como fría y malhumorada.

¿Qué puedo hacer?

También me siento muy cansada y llena de defectos.

Me cuesta orar.

Estoy arisca con mi madre.

Su forma de ser me hace daño.

Necesito, Jesús, Tus brazos abiertos para mí.



Jesús:

Los tienes abiertos.

Te dejo un momento y te me hundes.

¡Venga arriba!

¡Mírame!

Yo no cambio.

Mi amor y Mi comprensión siguen siendo infinitos para ti.

No te dejes zarandear por cosas sin importancia.

¡Venga, levántate y ven de nuevo a Mí! Estoy muy cerca.

Da el paso y agárrate fuerte.

Yo estoy contigo.

Introdúcete en ti misma y Me encontrarás.



Esther:

¿Eres Tú quien me habla?



Jesús:

¿Aún dudas de Mí?

¿Qué más quieres que haga para que Me creas?

Sé como una niña ante Mí.

Fíate de Mí en todo.

Absolutamente en todo.

Nada ocurre sin Mi beneplácito.

Entrega tu alma a Mi ser y descansa de ti misma.

No soy un Dios mudo.

Soy Diosamor y el amor no hace otra cosa que comunión con el amado.

Tú eres Mi amada, Mi joya.

Déjate consolar y acariciar por Mí.

Soy la suma dulzura para ti y para cuantos se acojan a Mi amor.



Esther:

Señor, me siento muy indigna de Ti.



Jesús:

Mírame.

Yo te hago digna de Mí.

Tu dignidad la recibes de Mí.

Siéntete preciosa y muy valiosa a Mis ojos y Mi propio corazón para verte.

Y Mi mirada te cubre de belleza.

La mirada verdadera es la Mía, no es la tuya ni la de los hombres.

Mira pues con Mi mirada a tus hermanos.

Olvídate de mirarlos con tus ojos, los deformarías.

Vuestros ojos están empañados por vuestros propios defectos y pecados.

Por eso veis al hermano con multitud de manchas.

Pero Mi mirada es limpia como el sol y yo veo con nitidez a cada uno de vosotros.

Sois tesoros.

Sois bellos para mí.

Por eso no quiero que nadie haga daño a su semejante.

Porque hiere una parte muy importante de Mí mismo.

Cuando mires a un hermano, recuerda cómo te miro Yo.

Y ten esa sabiduría.

A ti, Esther, te amo.

Ama a tus hermanos y a los que les hacen sufrir.

Ama ante el desamor.

Esfuérzate por amar.

Pon tu voluntad en el amor, no sólo el sentimiento.

Así me agradarás.

Te amo.

No te preocupe nada.



24 Junio 2008



Esther:

¡Hola, Jesús!

Creo que me has llamado para gozar de Ti.

Y yo, vengo presta para estar Contigo y orar y bendecir Tu altísimo nombre.

¿Quieres decirme algo y lo anoto?



Jesús:

Soy todo luz para ti y para todos.

Déjate iluminar.

Mi luz disipa las tinieblas de vuestra pobre condición.

Podéis vivir en la luz.

La fe es oscura pero a la vez, la fe es la suma luz.

Vivir en la fe es vivir en Mi luz, aunque vuestros sentidos corporales no la sientan.

Cerrad los sentidos corporales, tacto, olfato, gusto, vista y oído.

Y lejos de sentir oscuridad, quedaréis perplejos de Mi luz.

Para sentir Mi luz en vuestros cuerpos y almas durante el tiempo de peregrinación en la tierra, tenéis que desapegaros de todo lo que ofrecen los sentídos.

Los sentidos sirven para desenvolverse en el mundo, y son buenos.

Pero hay algo mayor.

Sin dejar de oír, cerrad los oídos al mundo para oír Mi voz.

Sin dejar de ver, volveos ciegos al mundo para verme a Mí.

Sin dejar de tocar, prescindid de todo gusto sensible al tacto, para tocarme directamente a Mí: tocad Mis manos, abrazad Mi cuerpo, recostaos en Mi corazón.

Sin dejar de oler, percibid tan solo Mi perfume dulcísimo que os habla de Mi presencia.

Sin dejar de gustar, saboread el Pan (Mi cuerpo) y el Vino (Mi sangre) que es el mayor alimento que Yo dono a quienes Me aceptáis y Me amáis.

Intenta ir perdiendo tu inclinación a los sentidos para estar más cerca de Mí.

Yo te ayudaré.



28 Junio 2008



Jesús:

¿Viste anoche a Mis hijos en el pub?

Son tus hermanos.

Están como ovejas sin pastor.



Esther:

Sí, Señor.

Fue muy triste lo que vi anoche.

Creo que todos buscan amor y se prostituyen.

Tu pueblo, amado Jesús, está sufriendo mucho y está solo y perdido.



Jesús:

Quiero que tú lleves a esos ambientes Mi luz.

Sé una antorcha en su oscuridad.

A ti te encargo el dolor de Mis hijosas divorciados.

Tú conoces ya ese dolor.

No puedes estar ajena.

Yo te salvé de esa forma de vivir que toman las mamáspapás cuando han sido abandonados.

Quedan obligados a prostituirse y sus hijos sufren en carne y alma toda la desdicha de los padres.



Esther:

Y ¿qué quieres de mí?

¿Qué puedo yo hacer?



Jesús:

Mucho.

Sé Mi testigo ante ellos.

Que vean que hay esperanza.

Diles que YO SOY EL AMOR.

Que no busquen migajas que nada llenan a las tres de la mañana en un pub con alcohol como único consuelo.

A veces no tienes ni que hablar.

Solamente, escucha su dolor.

Y que vean tu mirada limpia y serena.

Tú ámalos a ellos como Yo te amo a ti.

Yo estoy en cada uno de los corazones.

Al amarlos tú, me estás amando a Mí.

Mírame sólo a Mí cuando los veas.

Que sólo te importe saber que soy Yo el amado porque estoy en ellos.

Comienza únicamente amando.

Día y noche amando.

Yo estaré contigo amando a través de ti.

Te iluminará Mi Santo Espíritu.

Pondrá en ti las palabras justas, o el silencio justo, o la actitud justa…

Aún, Esther, no te he dicho que te amo.

Y Mi amor por ti es infinito y eterno.

Ya lo sabes.

Vive en Mí en todo momento.

No te separes jamás de Mí.

Yo soy la vid.

Para dar frutos has de estar unida a Mí.

Los frutos de Mi sangre en ti, son manjar divino.

Yo soy tu vida, tu alimento.

Atraerás a Mis hijos hacia Mí.

Yo haré la obra; tú serás Mi instrumento.

Mi fuerza es invencible.

Yo soy tu fortaleza.

No temas.

Tú eres la vasija de Mi fuerza.

Confía en Mí y en Mi poder.

Todo lo hago Yo.

Tú me sirves mucho porque les hablaré por medio de uno de Mis hijos.

Yo te salvé para que tú ayudes a tus hermanos a salir de tanto sufrimiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario